MATILDA
Jadeo.
Lo hago y totalmente sin mi permiso, sobre mis brazos elevados a mis lados y por sentir como asegura más el cinto que retiene mis muñecas atadas a algo suspendido del techo, ya que y sin ver por su gorra de lana gris tapando mi visión y por más que meneo mi rostro para poder hacerlo, siento que me retiene inmovilizándome desde mi lugar, mientras percibo como Santo se aleja.
Reitero, no lo veo.
Pero totalmente, siento su mirada escanéandome desde el punto de la habitación donde se encuentra y hasta la fuerza de la misma, resbalándose en cada parte de mi cuerpo hasta mi cintura y caderas.
-¿Tienes miedo? - Me dice suave y en mi oscuridad.
Niego confundida y bajando mi vista, porque siento que así, estoy más alerta con mis demás sentidos.
Ya que, absolutamente todo es sentir.
Estoy vestida, pero paradógicamente, me siento desnuda.
Y aunque no estoy suspendida en el aire, siento que mis pies apenas me sostienen del piso.
El escozor del cuero de su cinturón atando mis manos, comienza a picarme esa porción de mi piel.
Y pese a que duele, no lo sufro.
Más bien, su sensación libera algo de mi cuerpo alarmando de forma indefinida como placentera, ante lo expectante a ocurrir en cualquier momento y eso reseca mis labios, obligando a humedecerlos con mi lengua.
- No lo tengas, Matilda. - Me pide, percibiendo que con pasos lentos regresa hasta donde estoy y creo que se detiene frente a mí. - No voy hacer nada que no me permitas... - El contacto de su mano acariciando el largo de uno de mis brazos extendidos, sigue hasta abajo para llegar a mi rostro y con gentileza, tocar mi mejilla. - ...quiero entregarte mi 100x100, pero te vuelvo a preguntar... - Me dice. - ...me darás el tuyo?
- ..sí... - Titubeo, pero lejos de mentir por más temblor en mis labios.
Más bien y como momentos antes se lo había confirmado, cierto nerviosismo a su entrega y este mundo.
- Bien... - Es solo su respuesta, percibiendo que me rodea y trato de seguirlo, mirando por mis lados ciegos con mis otros sentidos.
- ¿Sabes lo que es el BDSM? - Me pregunta desde mi espalda.
- Sí, vi películas y leí algo de los libros que me diste en la biblioteca. - Le recuerdo.
Siento que se sonríe.
- Bien... - Vuelve a repetir.
Camina otra vez y lo sigo con mi rostro ciego hacia un lado.
- Esa disciplina proviene de la reina madre de todas y época Victoriana. - Su voz, ahora suena a mi costado. - El Spanking. Método de origen inglés y sexual, relacionada con la flagelación como actividad sexual, donde y mediante castigos físicos se obtiene placer, bajo el dominio y control, englobando comportamientos sexuales no convencionales, cual una de las partes toma el papel de dueño... - Susurra cerca de mi oído. - ...mientras la otra, asume el de fémina y cual, siempre es importante que recuerdes Matilda, que todo lo que se practica, es porque ambas partes han accedido a ello. ¿Comprendes que es solo una elección sexual y no un mal?