En poco tiempo se plantaron en la casa de Naruto, y todo parecía bastante más tranquilo que cuando Sakura se marchó. La sorpresa se marcó en el rostro de Temari, que estaba fuera, mientras dentro estaban intentando animar a Naruto sus respectivos esposos, al ver a Hinata allí.
— Sakura, ¿se lo has...? — dijo Temari.
— ¿Se te ocurre una idea mejor? — dijo Sakura, de forma lacónica. No quería discutir más. — Voy a entrar. Ah, Hinata... — la Hyuga levantó la mirada. — Prepárate, porque este Naruto no se parece en nada al que conociste, ni físicamente ni emocionalmente.
Cuando entró, Naruto estaba totalmente quieto, mientras Shikamaru y Sasuke hablaban con él, intentando animarlo sin éxito alguno. Sakura rió de forma silenciosa, para no ganarse más miradas desaprobadoras de nadie más. Lo consiguió, ya que parecía que ninguno de los tres se dio cuenta de nada.
— Traigo a alguien que puede animarte, Naruto. — dijo Sakura, de forma cantarina. — Puedes pasar, por favor.
Cuando Hinata entró por aquella puerta, Sasuke y Shikamaru se quedaron boquiabiertos, mientras que Naruto, que miraba al suelo, ni siquiera reparó en la presencia de Hinata. Nadie esperaba esa sorpresa, pero rápidamente los tres sonrieron: si había alguien que podía reparar aquello, era Hinata.
Hinata casi se echa a llorar cuando vio a Naruto tan desmejorado. Su rostro se encontraba totalmente pálido, con ojeras fruto del cansancio de los tratamientos médicos. Sus huesos comenzaban a sobresalir por su piel, sobre todo las clavículas, que estaban totalmente marcadas. De ese hombre que estaba bien formado y tonificado solo quedaba el recuerdo. Le dolía muchísimo saber que estaba pasando por aquello solo, pero si de ella dependía, no lo haría más.
— ¿Naruto? — dijo ella, haciendo que reaccionara instintivamente, levantando la mirada del suelo. — Soy Hinata...
Naruto al ver a su querida Hinata de nuevo, se quedó totalmente en blanco, sin saber qué decir o qué hacer. Aquella mujer a la que había amado y amaba, a la que había querido hacer tantísimo daño, estaba allí para él, como ya estuvo una vez en el pasado.
— Hinata... — musitó Naruto, incrédulo. — ¿Qué haces aquí?
Hinata levantó su mano y acarició suavemente la mejilla de Naruto, que estaba fría. Al contactar con su piel, sintió como su mano comenzaba a temblar, mientras que él sintió como su rostro se calentaba un poco al notar el contacto de Hinata. Aquel ser era alguien totalmente blanco, puro, que después de todo lo que había pasado por su culpa, estaba allí, con él. No se la merecía. Y como eso era lo que pensaba, se asustó.
Con fuerza, apartó la mano de Hinata de sí y la miró con miedo. Aquello causó en Hinata un profundo pesar. No la despreciaba, sino que le tenía algo parecido al miedo. El ver a Naruto así era más de lo que podía soportar, pero tenía que tratar de ser fuerte por él, por los dos, por sus hijos, por todos.
— He venido a ti, Naruto, como siempre debió ser... — la voz angelical de Hinata era un bálsamo para el Uzumaki, que sentía cómo su dolor emocional se aliviaba un poco.
¿Cómo pudo siquiera llegar a pensar por un instante que podría seguir adelante sin ella? Si en cada palabra demostraba que sus sentimientos por él eran puros y auténticos. Si sólo le hacía falta que ella hubiera ido a él para empezar a sentirse mejor.
— Si has venido aquí, es que ya lo sabes... — no preguntaba, lo afirmaba.
Hinata asintió.
— Llamaron a nuestra casa del hospital y me confirmaron tu cita en oncología para observar tu evolución. — mintió Hinata, ya que tampoco quería que pensara que sus amigos le habían traicionado. — Poco después llamé a Sakura para preguntar qué te había pasado y... Bueno, fue a casa a decirme toda la verdad.
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No hay vuelta atrás
FanfictionCuando Naruto le pide el divorcio a Hinata, ella no entiende el por qué de la petición. De un día para otro, aquella pareja que parecía tan feliz se convirtió en dos perfectos desconocidos, a pesar de que a ambos les duele separarse. ¿Qué ha hecho q...