Epílogo

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Un año más tarde...

Hinata miraba a Naruto con los mismos ojos de enamorada que había tenido siempre, era inevitable que aquella mirada volviera a brillar con el simple hecho de pensar en su hombre de nuevo. Ambos estaban cenando juntos en casa, a la luz de unas velas, aprovechando que los niños estaban con Hanabi y Neji para darse un tiempo que sería exclusivamente para ellos.

— Es increíble por todo lo que hemos pasado, Hinata. — dijo Naruto, reflexionando sobre el pasado. — Y míranos, nunca me dejaste solo.

— Naruto, te amo y siempre estaré ahí para ti. — dijo Hinata, agarrando la mano de Naruto y acariciándola.

El rubio respondió jugando con los dedos de ella, cualquiera que los viera pensaría que eran una pareja de jóvenes perdidamente enamorados en lugar de unos adultos maduros que ya habían pasado por muchísimas dificultades y que estaban celebrando que volvían a estar juntos de nuevo, como siempre debió ser.

— Y yo te amo, Hinata, y nunca volveré a dejarte. — dijo Naruto con total seguridad. — ¿Sabes una cosa? Lo peor de todo no fue el pasar por la enfermedad. Lo peor de todo fue que no estabas conmigo. Tienes ese poder sobre mí, el hacer que todo pase a un segundo plano en mi vida cuando tú estás cerca. Tú pasas a ser lo más importante para mí, amor mío.

Hinata estaba absolutamente emocionada. El recuperar a su Naruto, a aquel del que ella se había enamorado no había sido nada fácil, pero había vuelto a sonreír, a mirar al futuro con optimismo y, sobre todo, a llenar toda su vida de felicidad a pesar de la complicadísima lucha que estaba librando.

— Tú me rescataste de nuevo, Hinata, todo lo que soy es gracias a ti. Eres lo más maravilloso que he tenido en mi vida y hemos tenido que separarnos para darme cuenta de que sin ti no soy nada.

— Naruto, haría cualquier cosa por ti, y estar a tu lado es lo más maravilloso del mundo para mí... — dijo Hinata tras exhalar un suspiro plagado de sentimientos y de amor.

Naruto se levantó del asiento al haber terminado y le ofreció su mano a Hinata. La agarró y se abrazaron, y se encaminaron al sofá, donde comenzaron una sesión de besos y caricias que llevaban con una pasión arrebatada, cuales dos adolescentes recién emparejados. Pero había algo más que incitaba al rubio a estar tan contento con su mujer, y es que deseaba ofrecerle todo lo que él tenía y era.

— Cariño, te tengo que dar una noticia.

Hinata, inmediatamente, se tensó, cosa que el rubio notó a la perfección, sabía que su ruptura había causado mella en la Hyuga, pero con esfuerzo le había hecho entender que todo eso quedaba en el pasado, que la amaba con todo su corazón y que nunca jamás querría separarse de ella de nuevo.

— Tranquila, es algo bueno. — dijo Naruto, haciendo que Hinata sonriera de nuevo. — Las últimas analíticas que me hice han dado resultados muy positivos, y el recuento de células sanguíneas es normal.

— Estás...

Naruto asintió, lo que puso loca de alegría a su pareja, que se aferraba a él con fuerza, no queriendo separarse de él de nuevo, ni siquiera temporalmente. Se sentó a horcajadas sobre él y comenzó a besarlo de una forma bastante incitante para el rubio, que se estaba dejando hacer. Cuando consideró que ya había sido suficiente, la tomó por los hombros para separarla un poco de sí, el cuerpo le pedía hacer algo muy concreto.

— Hinata, estoy totalmente limpio, la terapia ha funcionado. — dijo Naruto, muy orgulloso de haber vencido a la leucemia. — Lo hemos superado juntos, mi amor, y ahora puedo compartir el resto de mi vida contigo.

Naruto sacó de su bolsillo la antigua alianza de matrimonio de Hinata, que se encontró sorprendida de volver a ver aquella joya que tanto esfuerzo le había costado a Naruto conseguir, y se la puso en su dedo. Todos los recuerdos felices de lo que fueron volvieron a ella al mirar su anillo, y eso la hacía ponerse extremadamente contenta.

— Hinata, cásate conmigo de nuevo, por favor, te necesito junto a mí. — rogó Naruto, esperando una respuesta afirmativa. — Tú me complementas y me completas, me haces ser mejor persona y me haces sentir. Eres perfecta para mí y no habrá nada que lo cambie.

Hinata no dijo nada y pasó a la acción. Fue besando poco a poco todo el rostro de su ex esposo y fue bajando lentamente, con ella aún posada encima de él, dejando un reguero de besos sobre el cuerpo y la ropa de Naruto. En ese instante, reparó en el hecho de que él le había dado la antigua alianza, pero de la suya no sabía nada. No tenía ni idea de qué había pasado con ese anillo que simbolizaba su unión.

— ¿Y tu alianza, Naruto?

— Aquí, preciosa. — dijo él, sacándola del otro bolsillo de sus vaqueros. — Siempre la llevé junto a mí.

A Hinata le pareció tan encantador que derramó lágrimas. Estaba extremadamente encantada con su hombre, y tenía que compensar aquel detalle tan bonito.

Y mientras aquella pareja seguía dándose muestras de amor físico, sus corazones vibraban henchidos de amor y de felicidad por todo. No cambiarían nada de lo que habían sufrido si su recompensa era volver a vivir como un único ser.

Habían demostrado que sí, que había vuelta atrás.

Más de veintiocho mil palabras después, termina aquí el one-shot que no lo es, no al menos aquí. Tenía ganas de escribir algo y, bueno, la cosa fue fluyendo y este es el resultado final.

Estoy contento por todo, el ir desarrollando las emociones, el investigar sobre el tema, el ir conociendo las dificultades que entraña este tipo de enfermedades y, sobre todo, la firme creencia de que si te rodeas de las personas correctas, puedes vencer cualquier dificultad que se te ponga por delante. Y eso es lo que he querido reflejar.

Espero que os haya gustado esta breve historia, ¡y nos vemos en los comentarios!

No hay vuelta atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora