XII

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A pesar de la dificultad de la empresa, Naruto no iba a rendirse ni con el tratamiento ni, por supuesto, con recuperar a Hinata y a sus hijos. Era el motor que empujaba su cuerpo en ese momento, la razón por la que vivir y su meta final. Todo lo que hacía, era por ellos, y trabajó como una hormiga, en silencio, pero muy duro, para poder cimentar bien el futuro.

Naruto seguía acudiendo a las consultas con Hinata, que estaba contenta de poder compartir la evolución de la enfermedad de su ex esposo, ahora sin secretos de ninguna clase. Esto también alegraba a todo el grupo de amigos, que veía con buenos ojos que se apoyaran mutuamente como siempre le dijeron a Naruto que debía hacer, y ahora entendía por qué se lo decían.

Así, llegó el primer día del nuevo tratamiento. Naruto llevó una pequeña maleta con un par de cosas por si la cosa se complicaba y debían vigilar su evolución en el hospital. Idea de Hinata, que estaba algo preocupada por si aquello no salía bien y quería que estuviera preparado para todo. A Naruto le pareció bien la propuesta de Hinata, después de todo, él también había entendido los riesgos de esa terapia, pero si le curaba, aquello merecería la pena. Como ya le habían extraído sangre, tenían todo preparado para empezar desde ese instante, así que acudió a la consulta de Kabuto para dar inicio a todo.

— ¡Buenos días, doctor! — dijo Naruto, bastante animado.

— Buenos días, señor Uzumaki. — dijo Kabuto, con bastante seriedad. — ¿Está preparado?

— Estoy deseando empezar con esto.

— Me alegra. Como usted es la primera persona adulta en recibir el tratamiento, sus avances serán monitorizados en todo momento para saber si es efectivo y serán divulgados entre los profesionales. Todo esto es por el bien de la ciencia, señor. — dijo Kabuto mientras acompañaba a Naruto a la sala donde se administraría el tratamiento a Naruto.

— Lo entiendo, ojalá todo salga bien, doctor.

El resto del camino lo emprendieron en silencio, uno debido a la emoción que sentía por comenzar con el tratamiento y tener la esperanza de vencer para siempre al cáncer, y el otro con mucha tensión y ganas de que los resultados fuesen positivos y ayudar al desarrollo de un tratamiento revolucionario en adultos para esa enfermedad.

Cuando Naruto se tumbó en aquella cama y vio a la enfermera llegar con la solución que se le iba a inyectar, su emoción se convirtió en nerviosismo, cosa que la chica detectó automáticamente.

— No tiene que estar asustado, señor, esto es parecido a la quimioterapia que usted lleva recibiendo. — dijo la enfermera intentando calmar a Naruto.

— Enfermera, no tengo miedo, estoy nervioso porque tengo muchas ganas de que esto salga bien. — dijo Naruto intentando relajarse con esa pequeña charla. — Discúlpeme, ¿podría decirme su nombre?

— Por supuesto, me llamo Shizune Kato. ¿Y usted?

— Naruto Uzumaki.

Shizune siguió con su trabajo, preparando todo para que el tratamiento comenzara cuanto antes, con una diligencia y una seriedad absolutas. No en vano, su labor resultaba indispensable para todos, incluido para un Naruto al que aquella mujer le inspiraba confianza plena.

— ¿Le puedo confesar algo?

Shizune asintió, haciendo que el Uzumaki sintiera que esa mujer entraba en su círculo de confianza.

— Sí que estoy algo asustado, señorita Kato. Es como si estuvieran experimentando conmigo... Y tengo miedo de que las cosas no vayan bien, ¿sabe? — dijo Naruto mientras miraba hacia el costado opuesto al que estaba Shizune. — Tengo una... Bueno, mi ex y mis hijos, que son personas maravillosas y... No quiero que lo pasen mal.

— Señor Uzumaki, tiene usted que estar tranquilo, el doctor Yakushi es toda una eminencia en tratamiento de cánceres y leucemias de distinto tipo. Si ha propuesto esta terapia en este momento es porque realmente considera que es lo adecuado. — dijo Shizune con calma. — Usted ya ha pasado por mucha quimioterapia, lo cual lo hace un paciente ideal porque ya ha tenido un tratamiento previo y ha experimentado una mejoría. Además, si tiene una familia, aférrese a ella, soy una mujer de ciencias, pero es evidente que si hay un motivo para luchar, las recuperaciones pueden ser más rápidas porque los pacientes ponen todo de su parte para cumplir ese objetivo. Le sorprendería saber cuánta gente tenía pronósticos adversos y con fuerza de voluntad y apoyo familiar han salido adelante.

Shizune hablaba con una seguridad y un aplomo que resultaban totalmente convincentes, haciendo que Naruto se sintiera más seguro de que todo aquello era lo correcto. Ciertamente, le gustaba esa enfermera y el cómo hablaba de su compañero y de su situación a raíz de lo que había confesado. Inspiraba unas sensaciones muy positivas en Naruto de cara al tratamiento.

En menos de lo que pensaba, ya todo estaba preparado para la primera sesión. Con la vía colocada, la enfermera fue administrando aquella solución que contenía las células que se encargarían de eliminar cualquier vestigio de células cancerosas. Naruto sintió como, poco a poco, el líquido iba entrando a su cuerpo, sabiendo que aquello podía ser positivo, no puso ningún reparo. Se dejó hacer porque confiaba por completo en los datos que le habían mostrado y en la seriedad, profesionalidad y amabilidad con la que todos le habían tratado en el hospital.

El gotero fue vaciándose poco a poco, cosa que a Naruto le hacía ponerse tenso porque hacía que su estancia allí pareciera más larga de lo que en realidad era, y el hecho de estar allí sin prácticamente nada para entretenerse que no fuese su móvil le estaba haciendo aburrirse demasiado, pero algo tenía que hacer. Sacó su teléfono y comenzó a revisar la galería para recordar los buenos tiempos.

La primera foto que revisó con atención fue la de aquella playa de Bali en la que pasó su luna de miel junto a Hinata. Fue la primera vez que le hizo el amor como su esposo, y esa magia que impregnaba aquel momento seguía viva en la memoria de Naruto.

La segunda foto que revisó fue la de un picnic con su mujer e hijos. Naruto había tenido un mal día en el trabajo de nuevo, estaba sufriendo una mala racha y a Hinata se le ocurrió que ese fin de semana se iban a ir al campo a vivir un almuerzo en familia, y realmente le sirvió para olvidarse de todo lo malo, para reír y para encarar el futuro con optimismo.

La tercera foto era Hinata en el hospital sosteniendo a Himawari. Una gran alegría para aquel matrimonio tan joven, y para Naruto, que volvía a construir una familia junto a la mujer que amaba.

La cuarta era una foto de ellos de jóvenes, no podía asegurar de qué época, pero parecía bastante antigua. Ella y él, juntos sonriendo felices, seguramente porque ella había conseguido animarlo de cualquier forma. Parecía la época en la que estaba hundido por la muerte de sus padres, e Hinata le ayudaba en todo lo que podía para que él estuviera lo mejor posible. Y al final, él cayó perdidamente enamorado de ella.

Era curioso que, prácticamente en todos los recuerdos buenos de Naruto, siempre estaba ella presente, y en cada momento adverso que había vivido, Hinata había estado ahí para darle todo su apoyo y su amor. En cada momento de su vida, desde que la conocía, ella había sido su pilar y su motivo para seguir adelante, y agradecía que hubiera tomado la decisión de estar con él también ahora que estaba separados. Su bondad y su corazón no tenían límites, y estaba ayudándole en todo momento. Por momentos, le daba la impresión de que quería retomar la relación, pero algo la frenaba.

Cuando el primer día de terapia hubo concluido, Naruto sufrió unos leves dolores de cabeza, pero prolongados en el tiempo. La enfermera le dijo que era algo normal y que era algo que se podía aliviar con un simple paracetamol, que le administró para también paliar una posible febrícula. Le citó para dentro de 14 días para la segunda sesión y se despidió con amabilidad de Shizune, que estaba llevando el cuidado de Naruto.

El rubio salió del hospital con la sensación de que a partir de ahí todo iría a mejor y con la determinación necesaria para encarar a Hinata de una vez por todas y pedirle una oportunidad de forma definitiva.

No hay vuelta atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora