No hay vuelta atrás

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Naruto condujo hacia su casa muy serio, con felicidad contenida. En realidad, si se paraba a pensar, desde que Hinata descubrió toda la verdad, siempre se había mostrado bastante cautelosa con el rubio, pero siempre le había apoyado con una sonrisa, totalmente comprometida con ayudarlo e incluso había permitido que pudiera volver a ver a sus hijos y retomar una relación con ellos. Ella se había comportado como una verdadera señora, siendo siempre buena con él y fuerte con toda la situación desde el divorcio; mientras que él había actuado como un verdadero canalla, ocultando todo y queriendo pasar por todo él solo. No le cabía duda que ella merecía algo mejor que él, y, sabía que, por ella, se convertiría en alguien mejor.

Cuando llegaron, el rubio preparó un té para ella, mientras que él se sirvió un sencillo vaso de agua. El tiempo pasaba mientras los dos estaban sentados en la pequeña sala de estar de aquella casa, esperando a que uno de los dos fuese el primero en iniciar todo.

- Bueno... - Naruto fue quien habló primero. - A estas alturas, ya sabes el porqué de todo. Sé que fui egoísta y... Realmente no entiendo qué se me pasó por la cabeza.

- No lo entendí, y realmente sigo sin entenderlo. - dijo Hinata, sin levantar la mirada de aquella taza que sostenía en sus manos. - Podías haberlo hablado todo conmigo, te hubiera apoyado, tus hijos hubieran estado contigo, ¿sabes lo que sufrieron cuando les dije que su padre no quería saber nada de ellos? Las lágrimas que derramaron mis hijos no las olvidaré nunca.

Aquello no estaba teniendo buena pinta. Naruto sentía que cada palabra que lanzaba Hinata contra él dolía como si le estuvieran clavando una tacha en el corazón. Incluso comenzaba a dolerle la cabeza. Se llevó la mano a su sien para reflexionar, aunque tampoco había mucho que pensar: sabía que Hinata tenía toda la razón.

- Luego me enteré de la enfermedad porque Sakura vino a decírmelo. ¡Confiaste más en tus amigos que en mí! ¿Crees que no me dolió saber que mi esposo no creía lo suficiente en nuestro amor como para luchar por él? ¿O saber que no confiabas en mí? ¿Alguna vez me amaste de verdad o solo eran palabras vacías?

Definitivamente todo era un desastre, pero todos los actos que había hecho Hinata por él le demostraban que no todo estaba perdido. Si había acudido rápidamente a su llamado era porque algo tenía que quedar de ese amor. No podía pedirle que volviera con él, pero al menos podría llegar a acuerdos.

- Hinata, ahora sé que mis actos dicen lo contrario, fui un estúpido. Pero te amé, confiaba en ti, pero esa noticia nos destruiría a todos, y quería...

- ¡No me vengas con lo de "quería protegeros"! - Hinata ya estaba llorando, no sabía si de rabia, de tristeza o era una expresión de la liberación que estaba sintiendo al decirle todo aquello que pensaba. - Éramos tu familia, estábamos ahí para apoyarte cuando tú lo necesitabas, no tenías que protegernos a nosotros, ¡eras tú quien necesitaba que te ayudaran!

- Ahora lo sé...

- ¿Después de verte solo y desamparado? - replicó Hinata. - ¿Te habías planteado decírmelo en algún momento?

No podía mentirle, por mucho que la verdad doliera. Naruto negó con la cabeza. Nunca se le pasó por la cabeza eso porque creía que la noticia la devastaría, pero ahora entendía que había sido peor mentir y enmarañarlo todo con un traumático divorcio. Parecía que no habían puentes que tender para una fututa reconciliación.

- Ahí está. A eso me refiero. ¿Qué esperas de mí, Naruto? ¿Voy a tener miedo de que te alejes de mí cada vez que te pase algo malo? ¿Voy a tener que vivir con esa incertidumbre cada día de mi vida? ¿Tendré que soportar ver cómo te hundes en tus propias miserias sin yo saber por qué? ¿Voy a vivir en la ignorancia y a verme sin ti cuando no vayan las cosas bien?