|27| Silencio

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Ella era mi mundo,y se había transformado en mi único silencio

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Ella era mi mundo,
y se había transformado en mi único silencio...

IAN
Silencio...

Eso era lo único que reinaba en mi entorno. Todos me observaron incrédulos tras la noticia, sin embargo, yo no hice ningún gesto. Estaba concentrado en Adara, en cómo ella estaba afrontando todo y como todo lo que habíamos empezado a formar se había ido por la borda.

Todo se había acabado...

La verdad había salido a la luz.

Le doy una última mirada a la familia antes de reaccionar.

Lagrimas se deslizaban por su rostro mientras anunciaba que no podía respirar, estaba sufriendo un ataque, e irónicamente yo era quien sabía cómo salvarla para que no se desmayara.

—Es la última vez que te volverás a acercar a ella ¿entendiste?— me aclaró Camille antes de darme un espacio para colocarme a la altura de Adara.

—Adara... necesito que me mires, pequeña...— acaricio sus mejillas con dulzura mientras mi corazón se comienza a agrietar. Sus lagrimas son pequeñas puñaladas que dañan aquel órgano que siempre ha latido por ella.

—Vete...— niega intentando respirar impulsándose hacia atrás para alejarse —Por favor...— un sollozo escapa de sus labios, pero aún así me sigo acercando a ella.

¿algún día me dañarías?— Adara sonríe observándose en el espejo mientras acomoda el vestido que llevaba puesto.

La ojeo sonriente mientras la abrazo desde atrás, mis brazos se enrollan en su cintura capturándola por completo y acuno mi rostro en su cuello. Nos observo en el espejo y sonrío al verla sonreír.

Ella siempre tendría la capacidad de hacerme feliz.

—Aún no respondes mi pregunta— alza una ceja mirándome tras el espejo. Nunca podía quedarse con una pregunta sin responder.

—Nunca te dañaría, mi amor. Nunca... — dejo un beso en su hombro volteándola para besarla. Sus labios se mueven junto a los míos en una perfecta sincronía, podía escuchar nuestros corazones latir uniformemente, en un palpitar único y coordinado.

—Te amo, mi Lobito...

—Te amo, mi Caperucita.

Los recuerdos de nuestros momentos juntos torturan mi mente, y de pronto soy yo quien también está llorando. Siento las lágrimas deslizarse por mis mejillas con lentitud, no me importa que toda la familia me vea llorar, sin embargo, las seco con rapidez. Debía centrarme en calmar a Adara.

—Solo necesito que me mires, por favor... Una última vez, y te juro que nunca más en la vida volverás a ver mi rostro— sus ojos curiosean mi rostro, buscando algún rastro de mentira en el, y entonces, sus ojos azules me iluminan de golpe. Como dos diamantes brillan tras las lagrimas, y no puedo evitar sonreír, era inexplicable su hermosura, hasta cuando lloraba con su rostro completamente rojo.

¡Hey, Chica invisible! [ #1 ] (REESCRIBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora