¡Hey, Chica invisible! [ #1 ] (REESCRIBIENDO)

|18| De ángel a demonio

"El demonio más cruel, nace del ángel más bondadoso"

IAN

Aún seguía en shock.

La escultura perfecta de Kyra Williams sonreía inocente ante los ojos de todos y la mirada curiosa de Allen y Adara me observaban equívocos.

—Ustedes... ¿Se conocen?— si Adara celosa era gruñona, ahora molesta parecía sacada de una película de terror. Sus ojos llameantes observaban a Kyra con un recelo inexplicable, y yo solo estaba rezando por permanecer vivo las siguientes horas.

—Creo que Ian puede responder esa pregunta...— La sonrisa desafiante que me dedicaba Kyra solo me aclaraba más las razones por las que nunca continuamos juntos.

—Bueno... Kyra es... mi ex novia— susurré las ultimas palabras antes de observar a mi chica, me estaba quemando con la mirada, furiosa apretaba los puños a sus costados con disimulo.

—Un placer conocerte, soy Ky...— las palabras de mi ex quedaron en el aire porque solo se sintió el bufido de Adara antes de que entrara a la casa, no tenía dudas que se había encerrado en su habitación. —Vaya, que genio— Kyra abrió los ojos levemente con un desdén de burla en su tono de voz, restándole importancia.

—No me esperaba esto pero Kyra, eres bienvenida en la casa— la sonrisa encantadora volvió a decorar su rostro mientras se adentraba con Allen a la casa y yo les pasaba por el lado.

Podía sentir su mirada venenosa quemando mi espalda mientras mi sobrino la guiaba por la sala, mostrándole cada detalle para impresionarla.

+++

—Adara, ábreme la puerta, por favor— era la quinta vez que forcejeaba la puerta con seguro de su habitación.

—¿Porqué no mejor le vas a abrir las piernas a Kyra?— Auch. Sonrío negando tras la puerta mientras la forcejeó una vez más.

—¡oh vamos! Déjame explicarte todo y verás que se te pasarán esos celos, ¿podemos conversar esto de forma madura como adultos?

—El único adulto eres tú, ¿No ves que estoy chiquita, pendejo?— suelto una pequeña carcajada escuchando el cerrojo de la puerta anunciando que esta podía ser abierta. Al fin podría arreglar todo. —Que quede claro que esto es solo porque te quie...— callo sus palabras con un beso mientras cierro la puerta con el pie y le clavo el seguro.

Me inclino alzándola desde los muslos, obligándola a enganchar estos en mi cintura, sin perder de vista sus sabrosos labios.

—No creí que esta era precisamente tu forma de arreglar las cosas— susurró en mis labios jugando con mi cabello mientras sonreía.

Me dejo caer en la cama de espaldas con ella sentada en mi regazo mirándome pícara.

—En serio tengo ganas de arrancarte la ropa pero debemos hablar, cariño— bufó cruzándose de brazos, dejando a medias la tarea que conllevaba quitarse la blusa, y desde aquí tenía una hermosa vista de sus pechos rellenando el brazier. —Dios porqué haces que un humilde servidor tuyo caiga en tremendas tentaciones— miro el techo quejándome, hasta que una almohada impacta en mi rostro.