—Mansión Zor-El – Horas después —
Son las cinco de la tarde, así que tengo una hora más para continuar mis labores, sin embargo hay algo que me inquieta, pues mi celular no ha dejado de sonar, sin embargo no puedo distraerme, tengo que terminar las traducciones antes de la próxima entrega, nunca me he atrasado y esta no será la primera vez. Así continúo hasta que el reloj marca las seis de la tarde, y veo el cielo oscuro, la nieve no ha dejado de caer durante horas, de no ser por la calefacción estaría congelándome, pero debo agradecer que la mujer quien ahora es mi esposa siempre esté cuidando todo salga en orden. Ordeno los pergaminos y estiro mis brazos, cogiendo el celular y al desbloquear la pantalla tengo alertas de mi cuenta personal, accediendo a la app y lo dejo caer sobre el escritorio sin poder creer lo que he visto.
-¿Qué demonios...?-
Mi cuenta personal está congelada, y no comprendo nada. Me levanto rápidamente cogiendo mi abrigo bajando rápidamente las escaleras, pero me detengo abruptamente al mirar a Kara entrar a la mansión, quitándose la bufanda y abrigo, no sabía que tenía más ropa en otro lugar, o puede que no la haya escuchado llegar horas atrás.
-¿Saldrás?-
-Tengo que ir al banco — Menciono con apuro.
-Es tarde — Observa su reloj — Cierran a las cinco, pescarás un resfriado si sales ahora-
-¡Mi cuenta fue congelada! — Digo alterada — ¡Tengo que hacer algo!-
-No es necesario — Menciona al quitarse la boina, sacudiéndole la nieve.
-¿De qué hablas?-
-Yo di la orden para congelar tus cuentas personales-
-¿Qué? — Cuestiono sorprendida y rápidamente paso al enojo — ¡¿Por qué lo has hecho?!-
-Ahora todo lo mío es tuyo — Saca un sobre de su blazer — Esta es tu nueva tarjeta de crédito-
-No quiero esa estúpida tarjeta — Digo entre dientes.
-El orgullo es irrelevante ahora Lena, sin ella no podrás hacer tus compras-
-Tengo mi dinero, además yo firmé el prenupcial-
-Deshice ese documento en el momento que mis padres lo mostraron, tú y yo nos hemos unido hasta la muerte, así que deja el enfado, porque mi esposa no tiene por qué gastar una sola libra suya sí yo puedo darle todo lo que necesite-
-¡Eres...!-
-Cuida tu lenguaje — Me rodea la cintura con su brazo izquierdo y me cubre la boca con la mano derecha, aprisionándome a su cuerpo — Y este no es lugar para hablar — Observa a los empleados — Vamos-
Forcejeo con ella pero es inútil, una mujer que se ejercita como ella claramente será más fuerte, así que me arrastra escaleras arriba hasta que llegamos a la alcoba, donde me suelta de manera brusca cerrando con llave la puerta.
-Tenemos que hablar sobre las reglas de esta casa-
-¿Ahora eres una especie de dictadora? — Me burlo cruzando los brazos — Te falta la boina militar y la fusta para serlo-
-Es una idea interesante — Se quita el blazer — Y no soy una dictadora, eres mi esposa y debo cuidar de ti, eso incluye proveerte en los que necesites, incluso en tu trabajo-
-Estás tan llena de ti misma que no concibes la idea de que sea independiente-
-Es mi manera de ser, Lena, y debieron decirte que tengo ciertas características de orden, tú también eres una mujer de reglas, ¿Por qué te opones?-
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Game Won
RomanceTodo empezó mal, no había amor, sólo posesión y rencor, pero entonces el tiempo te demuestra una vez más, que todo puede cambiar, y a veces tienes que sufrir en el proceso para lograr ser feliz. Es justamente lo que viví, pero honestamente, volvería...