A veces ocurren cosas que no podemos explicar, o quizás no queremos indagar. He de suponer que eso me ocurrió a mí, en el momento que acepté tan absurdo convenio. Un acuerdo matrimonial, ¿Qué tan anticuados pueden ser mi familia? Bien, son extremadamente anticuados. Así es como inició todo, con un patético de mi familia por escalar en el peldaño de linajes importantes, usando a su única hija, aunque siempre me vieron como una moneda de cambio, por lo que no sorprendí al oírlos hablar sobre ese convenio con... esos individuos, repletos de prepotentes de mierda. No entiendo cómo pasé de graduarme con honores a los 17 años de la Universidad a una mujer comprometida. Sé que la boda se llevará a cabo en una semana, pero no conozco a Kara Zor-El, la importante abogada y dueña de uno de los mejores bufetes de toda Inglaterra, sólo he escuchado rumores sobre que es una persona fría, inexpresiva, pero no quise seguir indagando, temeré más y no puedo mostrarme así, tendré que mantenerme firme, no quiero mostrar vulnerabilidad frente a mis abominables padres y futura familia política, sobre todo de esa mujer.
Ahora me encuentro caminando en las calles de la ciudad, tengo trabajo que hacer gracias a mi alma mater, Cambridge me encomendó la labor de traducir pergaminos egipcios, ya que fui la mejor en mi clase y ellos lo saben, así que necesito comprar algunas hojas para la escritura, serán apropiadas y de buena imagen. Veo la tienda de antigüedades principal de la ciudad, y ajusto mis gafas así como la bufanda colocándola adentro de mi abrigo, el invierno es crudo en Inglaterra, en toda Europa en realidad. Al ingresar suena la campanita de bienvenida, y una mujer mayor sonríe al verme, pero no puede atenderme aun ya que está conversando con una mujer, puedo notar que es acaudalada por su fino vestir, desde la boina sobre su cabeza hasta los zapatos, parece una empresaria, aunque resulta inquietante ver a una en este lugar, normalmente envían a sus empleados, pero he de suponer que lo cree necesario.
-¿Qué busca señorita? — Pregunta la mujer, ya que la rubia se ha hecho a un lado.
-Hojas de lino, ¿tiene algunas?-
-Lo siento, pero he venido las últimas-
Menciona apenada mirando hacia la mujer y en cuanto dirijo mi vista a ella, me encuentro con un rostro inexpresivo y unos ojos azules gélidos, mirándome con fijeza para después fruncir el ceño. Tiene las hojas mano, noto la marca en su dedo anular izquierdo, ahí hubo un anillo de matrimonio aunque probablemente fue hace tiempo y con ese gesto he de suponer porque terminó.
-Entonces tendré que venir después — Suspiro, apartando la mirada de ella — Gracias-
-¿Para qué las necesitas? — La mujer pregunta en un tono seco.
-Trabajo para Cambridge traduciendo pergaminos egipcios, y son estrictos en la presentación-
-Conozco los protocolos — Ella extiende las hojas hacia mí — Aquí tienes-
-Pero son tuyas — Dudo en aceptarlas.
-Tu trabajo es más importante, yo las compro por placer-
-De acuerdo — Las recibo y en cuanto estaba por sacar el efectivo ella levanta la mano.
-No, te aseguro que no es necesario — Retrocede hacia la puerta — Haz un buen trabajo, y ese será mi pago-
-Gracias-
Ella asiente y sale de la tienda, dejándome una sensación extraña en el pecho, pero quizás sea por recibir un gesto amable, desde Mike no he tenido que aceptar este tipo de actos, y eso me recuerda que hace meses no he visto a mi mejor amigo, pero él debe atender asuntos familiares, tiene que manejar la empresa de su familia, así que no puedo exigir visitas. De regreso a casa, puedo ver a la mujer rubia y elegante cerca de un auto del mismo aspecto, hablando con algunas personas, pero sé que ya no me compete por lo que decido ignorar su presencia, siguiendo mi camino.
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Game Won
RomansaTodo empezó mal, no había amor, sólo posesión y rencor, pero entonces el tiempo te demuestra una vez más, que todo puede cambiar, y a veces tienes que sufrir en el proceso para lograr ser feliz. Es justamente lo que viví, pero honestamente, volvería...