Amistad

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—Mansión Zor-El —

He optado por descansar, y ahora me encuentro sentada sobre la cama en posición de loto, esculcando en la paquetería que me han enviado de la Universidad, aunque no tiene el tamaño usual a cuando envían los pergaminos, quito el plástico y demás objetos de protección, asombrada de ver el valioso interior, parte de un muro probablemente de alguna tumba real, está incompleta pero podría ser importante, y entiendo el total resguardo. Acaricio los grabados con las yemas de mis dedos, sonriendo ante la magnífica pieza entre mis manos.

-Lena — Escucho la voz de Kara, seguida de dos toques a la puerta — ¿Puedo pasar? — Frunzo el ceño, pues me resulta extraño.

-Adelante — Cedo y ella abre la puerta, asomándose un poco — ¿Qué ocurre? — Frunzo el ceño, mirándola con extrañeza.

-Quisiera saber el día que usas para descansar — Cierra la puerta tras de sí.

-En realidad no tengo un día para descansar — Me encojo de hombros, y ella me mira ahora con el entrecejo fruncido — Ya que trabajo en casa, no lo creo necesario-

-Eso explica tu cuerpo delgado-

-¿Mi cuerpo te resulta delgado? — Cuestiono esbozando una sonrisa nerviosa.

-Sí — Menciona con naturalidad — Y es evidente que no es tu peso normal-

-Interesante — Ladea la cabeza confusa — Usualmente a la mayoría de las personas, les resulta atractiva una mujer delgada-

-Yo no entro en esa categoría, sé que mencionaste sobre tu cuidado de salud, pero no me parece correcto, y un nutriólogo estaría de acuerdo conmigo-

-Antes de que esta conversación se convierta en discusión — Me levanto de la cama — ¿Por qué la pregunta sobre mi descanso?-

-Quiero llevarte a un lugar especial para mí — Arqueo las cejas al escucharla — Por esa razón mi cuestionamiento, no deseo interferir una vez más en tu trabajo-

-Dame unos segundos — Ella asiente y yo miro al techo analizando mi itinerario, hasta que encuentro un día adecuado — ¿Te parece correcto en dos semanas?-

-Dime el día-

-Viernes, tengo el presentimiento de que será una visita larga-

-Correcto — Sonríe, metiendo las manos en sus bolsillos — Y el viernes será-

-Perfecto — Suspiro y vuelvo a la cama — Aunque debo decir algo — Arqueo una ceja, y Kara se acerca curiosa — Tú dices que no cuido mi salud, y sin embargo haces exactamente lo mismo, como a noche al caminar descalza-

-Fue una situación distinta — Hace una mueca — No estaba en mis cinco sentidos — Suspira.

-Lo noté, estabas pidiendo disculpas a la puerta — Desvía la mirada — ¿Tiene qué ver con Lyudmila? — Kara me mira con sorpresa.

-¿Quién te habló sobre ella? — Ahora luce molesta.

-Zara — Respondo neutra, mirándola con firmeza.

-Esa niña no puede mantener la boca cerrada — Dice entre dientes, cerrando con fuerza los puños.

-No te enfades — Exhalo sosteniéndome de mis brazos, al arquearme un poco hacia atrás — No te cansas de mencionar que soy tu esposa — Carraspeo — Tu nueva esposa — Frunce el ceño — Así que tenía derecho de conocer esa parte de tu pasado, ¿o está prohibido?-

-No, no está prohibido, pero prefiero que su nombre no siga emitiéndose — Afirmo con la cabeza, comprensiva — Y no deseo hablar de ella — Retrocede nerviosa.

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