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Capítulo 19 | Rebecca

‹‹Rebecca››

Andrew detiene el auto en frente del hotel.

—¿Paso por ti? —pregunta, mientas yo me quito el cinturón de seguridad.

Ayer también me quedé a dormir en su departamento, así que, hoy se ofreció a traerme.

—No es necesario pero… si quieres. Claro —le sonrió tímidamente. Aun no me acostumbro a esto. A veces me pregunto si esto es real o es un sueño. Aun se me es imposible creer que Andrew sea mi novio.

Se quita el cinturón, acerca su rostro al mío y comienza a besarme.

El toque de sus manos y sus labios me provocan un sensación de calidez en todo el cuerpo. 

—Te voy a extrañar —dice, cuando nuestros labios se separan, recarga su frente con la mía y sus manos siguen a cada lado de mis mejillas y las mías en sus muñecas.

—También te voy a extrañar —le digo. Presiona una vez más sus labios contra los míos y se aleja un poco con una sonrisa en el rostro.

—Estás hermosa.

Me sonrojo al escuchar eso. Que esas palabras vengan de Andrew después de saber que tengo una cicatriz y no me rechazó si no todo lo contrario, eso me llena el alma de alegría.

—Te amo —le digo.

Ahora soy yo, la que se acerca a él a darle un beso corto y después de eso, finalmente me apeo.

Camino hacia la entrada del hotel, cuando llego, me volteo, y observo hacia la calle y veo el coche de Andrew alejarse.

"Andrew has arruinado mis planes de no enamorarme, y aquí estoy, suspirando por ti. ENAMORADA DE TI COMO UNA IDIOTA" pienso, mientras una sonrisa idiota me asalta.

—Buenos días, Rebecca —La voz me hace sobresaltar un poco—. Disculpa no quise asustarte —agrega rápidamente.

Giro un poco la cabeza y veo a Peter, quien está a un lado de mí. Ni siquiera lo escuché llegar. Su vista se dirige al coche negro que se aleja por la avenida.

—Buenos días, Peter.

—¿Ya te sientes mejor? —pregunta.

Frunzo el ceño.

—E-eh, s-sí, sí. Claro ya me siento mejor —farfullo. Y desvío rápidamente la vista a la calle.

¡Dios! Se me había olvidado por completo que ayer le llamé y le dije que estaba enferma como excusa por no venir y, quedarme con Andrew.

—Me alegro entonces que estés bien —por el rabillo del ojo derecho, noto que me observa.

—Gracias.

—¿Andrew te trajo? —inquiere.

—Sí.

—Cuídate de él —dice.

—¿Qué? —lo observo.

Perter tarda unos segundos en hablar.

—Que te cuides de Andrew.

—¿Porqué me dices eso?  —inquiero.

—Porque… eres una mujer hermosa… y no quiero que te haga daño —suelta.

—¿Qué? —frunzo en ceño.

—No quiero que Andrew te haga daño —se acerca un poco más, mirándome a los ojos.

—¿Por qué Andrew me haría daño? ¿Por qué me dices todo esto? ¿Qué pasa?

—Te lo digo porque me gustas. Porque Andrew lo único que busca en las mujeres es... —Se detiene.