Capítulo 31 | Rebecca

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‹‹Rebecca››

Una semana.

Una semana han pasado ya, desde la última vez que vi a Andrew. Opté por hacerle caso a Jhulie. Decidí no buscarlo más y dejar pasar unos días...

Justo hace unos momentos fue que llegué del trabajo. En el camino, lo estuve pensado, y me dije una y otra vez que aun no era el momento.

Pero ahora estoy recargada contra la puerta.

¿Ir o no ir?

Ya no soporto estar un día más sin él. Ya no soporto que él piense que lo engañé.

¡Ya no!

Me muerdo ligeramente el labio inferior por unos segundos. Pero, me giro, tomo el pomo y abro nuevamente la puerta.

Mientras abandono el edificio dentro de un taxi, ruego internamente, encontrarlo en su departamento y que me escuche.

Por favor, que me escuche.

Me motivo a mi misma diciendo que Andrew me va a escuchar, que vamos a aclarar las cosas y que todo volverá a ser como antes.

Porque ya no soporto más esta situación. Este mal entendido.

Lo extraño tanto.

Extraño tanto besarlo. Abrazarlo. Lo necesito, lo necesito más que a nada en el mundo. Y no sé si pueda ser capaz de estar varios días más sin él.

Pero gracias al tráfico de la ciudad. El taxi se detiene. Bufo. Estoy a dos cuadras del edificio en donde vive Andrew. Pero ya no puedo esperar más.

Así que, le pago al chofer y me bajo rápidamente. No sin antes agradecerle.

Me detengo en la acera, a la espera de que el semáforo dé luz verde, para que yo pueda pasar al otro lado. Pero mientras espero, doy unos pasos a mi izquierda.

Y es cuando lo veo, los veo, más bien dicho. Están en el vestíbulo del edificio.

Es Andrew y, una mujer.

Ambos están de perfil. Ella esta vestida con un vestido de tirantes color amarillo, y corto que le llega a mitad del muslo.

Esa mujer eleva sus manos a ambas mejillas de Andrew, él toma sus muñecas. Y desde aquí puedo notar que Andrew le habla, pero por la distancia no puedo siquiera escuchar, solo puedo ver como ella acerca sus labios sobre los de Andrew y comienza a besarlo.

Él no hace nada para alejarla, todo lo contrario; la acerca más él, para corresponderle el beso.

No, no, no.

Las lágrimas nublan mi visión. Y tengo que parpadear un par de veces, pero lágrimas saladas se deslizan por mi mejilla.

¿Quién es ella? ¿De dónde la conoció? ¿La trajo a su departamento? ¿Ya me olvidó?

Mi corazón se hace añicos, en diminutos.

La escena que estoy presenciando me hiere en lo más profundo. Me destroza el alma.

No tengo nada más qué hacer aquí.

Con todo el dolor de mi corazón y sin poder soportar ver más la escena, me doy la vuelta y abandono el lugar.

Andrew me olvidó...

**

—Cada día te ves peor —dice Jhulie—, en serio, estoy preocupada por ti.

NO ME DEJES IR © COMPLETA✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora