quinque

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    Rin no recuerda mucho de lo sucedido anoche, su abuela dijo que se había dormido temprano debido al cansancio de preparar las galletas e intentar aprender a nadar durante la tarde. Sin embargo, aún no entiende la mordida que tiene en su antebrazo.

—¿Por qué me mordiste, Len?—Se queja cuando lo nota, la herida es pequeña y tiene marca de dientes. Es como un círculo rojizo que palpita un poco con dolor, aunque empeora si ella lo toca, ya que duele más.

    Rin se encuentra sentada al borde de la piscina, moviendo sus pies dentro del agua e intentando disfrutar del cálido día. Aunque cuando nota la pequeña mordida medio morada en su pálida piel se siente enojada.

    "Para marcarte."

—¿Por qué?

    "Porque eres mía."

—No, no lo soy—gruñe mientras se cruza de brazos, molesta por alguna razón que no comprende. 

    "Lo eres."

—No...

    "Lo eres."

—Dije que no—repite mientras se levanta.

    "¡Acéptalo, Rin!"

—¡Abuela, Len me está molestando!—Exclama mientras se da vuelta, pero algo la empuja y ella cierra sus ojos, asustada de caer al agua.

    Aunque el impacto nunca llega, Rin abre sus ojos, agitada mientras nota que está a la mitad de la caída, sostenida por Len.

    "Si no lo dices, te soltaré en el agua."

—Ugh, bien, soy tuya—cede molesta y Len la vuelve a parar al lado del borde.


    El día pasa bastante rápido, ella arma un rompecabezas con su abuela después de almorzar, sintiéndose feliz y tranquila, hasta que escucha el ruido de la bocina del auto. Ambas lucen desconcertadas por la llegada tan rápida de sus padres y de su hermana.

—Pensé que tardarían otro días más—su abuela parece lamentar mientras la toma de la mano con un suspiro, ambas yendo hacia la puerta para recibirles.

—Yo también...

    Rin no luce muy emocionada cuando observa a sus padres bajar del auto, mientras que Luka se acerca de forma eufórica y la abraza, estrechándola entre sus brazos.

—¡Te extrañé un montón, Rin! Vamos adentro, ¡te mostraré la ropa nueva que me compró mamá!

—¿Qué? ¡Mamá, ¿le compraste ropa nueva a Luka?!—Chilla mientras Miriam se acerca con una mochila y un bolso en manos, luciendo cansada.

—Sí, cariño, fuimos al centro comercial ayer—cuenta con una sonrisa leve.

—¿Por qué no me lo dijiste? Me lo perdí todo—se queja la niña, haciendo un puchero cuando su madre se acerca y le besa en la frente.

—Tranquila, te compré ropa a ti también.

—¡Sí!


    La pequeña se encuentra desempacando las prendas nuevas que su madre ha comprado, varían desde vestidos hasta remeras y un pijama nuevo. Aunque pierde el interés rápidamente así que toma la pelota que León ha traído del baúl de juguetes que tenían en su casa.

—Oye, Rin, ¿quieres jugar conmigo?—Su hermana inquiere mientras entra en su habitación.

—Bueno...—cede mientras Luka frunce el ceño al verla con la pelota entre manos.

when the demon calls | rilenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora