Encensiendo la llama
Toledo
-Nique ta mere! ¡salau! ¡enculé! ¡merde! ¡Connard! et plus de merde, ¡merde!-Maldecía mientras paseaba de un lado a otro en mi habitación, no habia podido dormir gracias a la escena que montamos anoche en la cocina con Berlín. ¿Cómo podía ser tan tonta? ¿Y por qué cojones no sale de mí cabeza?
-Merde.-Me cansé de estar paseando así que me tiré a la cama cerrando los ojos cansada y frustrada de mis pensamientos.
No me molesté en abrir los ojos cuando se abrió la puerta.-Esos son muchos insultos.-Sin abrir los ojos aún le contesté.-Buenos días Queen, aunque parece que para ti no son tan buenos.
-Bonjour professeur.-Cuando sentí su peso en la cama fue cuando recién abrí los ojos.-¿Que?
-Estás molesta ¿Por qué?-Lo miré con una ceja levantada.
-¿Desde cuando la preocupación Profesor? Ya apenas me prestas atención con tus nuevos alumnos.
-Desde siempre... Digo eres como un un una hermana para mí. -¿Cuando dejará de pondrá nervioso hablando conmigo? Joder llevamos años conociendonos.
Le lancé una almohada a causa de tu tartamudeo. Se la lancé en la cara haciendo que se le cayeran los lentes y botando algunas cosas de mi mesa de noche.-Venía a ver el alboroto que se escuchaba y me encuentro con la escena que menos me imaginaba.-Berlín parecía divertido al ver cómo golpeé al Profesor.
Me dio enojo ver al dueño de mí mal humor y como a su hermano también le llegó una almohada en la cara haciendo que ahora Sergio se ría, pero su risa no duro ni tres segundos ya que Berlín le tiró el cojín de vuelta. Con malicia tomé otra almohada y me pare para golpear a Berlín pero el fue más rápido y me quitó de las manos mí arma para usarla contra mí. Y ahí nos tenían a tres mayores de edad hace bastantes años jugando a las peleas de almohadas.
Después de unos 5 minutos paró la pelea siendo lo más divertido que habían hecho los tres hace mucho tiempo. El problema es que dejamos mí habitación echa un asco. Habíamos empezado a ordenar cuando llegó Nairobi llevándose al profesor y dejándome sola con el, gracias Nairobi me acabas de condenar.
-Ahora que estamos solos, podríamos terminar lo que empezamos ayer.-Rodé los ojos cuando sentí sus manos en mí cintura.
-La oportunidad que tuviste la perdiste anciano. -Me si vuelta para sacar sus manos y darle un golpecito en el pecho.-Aparte no tengo viagra.-Berlín se rió y se acercó nuevamente, tan cerca de mí que sentía su respiración en mí cara, su aliento tenía un leve olor a café que me incitaba a querer probar su sabor.
-Sabes que no la necesito, pero si quieres puedo volverte a demostrar de lo que eres capaz de provocar.-Estaba por responderle cuando entra Oslo. Los tres nos quedamos quietos hasta que el tercero hablo.
-Bajar todos, el profesor dijo.-Le sonreí y asentí, cuando se fue le pegué una palmada a Berlín en el brazo.
-Que es lo que te pasa, entra el profesor y de seguro nos me castigan, no quiero que me castiguen.-Dije saliendo de la habitación con el detrás mío.
-Sabes que el único que puede castigarte soy, así que no te preocupes.
-Si papi.-En el momento que dije esas palabras me agarró fuertemente del brazo, pero yo fui quien lo empujó contra la pared dejándolo sin aliento cuando por el gesto agregándole que me acerqué demasiado.-No me jodas que te quedó gustando lo de papi, darme azotes y todo el rollo.
-No estaría nada de mal darte unos azotes en el culo.-Me sonríe con malicia.-Por que aveces eres una niña muy, muy mala.
Reí fuertemente alejándome de el y caminando a paso rápido al "salón" así fue como nuevamente lo dejé plantado. Pero esta vez no fue como la vez anterior, está vez la temperatura no había subido solo para el, joder el fuego en mí está prendiendo, cuidado Berlín, no será que el mar no llegue a tener suficiente agua para apagarme.
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𝒯𝒾 ℴ𝒹𝒾ℴ ℯ 𝓉𝒾 𝒶𝓂ℴ ~𝕭𝖊𝖗𝖑í𝖓~
Teen FictionLos ojos de él como el mar en una noche que te quitaba el aliento. Son oscurros, brillantes y atractivos, diría hasta misteriosos. Pero ten cuidado, que si te acercas mucho el te tomará y antes de que te des cuenta te habrá arrastrado al fondo llevá...