Capitulo 22

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Fábrica M

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Fábrica M.Y.T.(Actualidad)

Todo estaba tan plácido a esas  horas del amanecer que parecía que el plan iba sobre ruedas.
El profesor era nuestro gran hermano. Controlaba las cámaras y escuchaba la radio de la policía, así que si alguien quisiera jodernos, lo sabríamos con suficiente antelación para hacer algo al respecto

Después de las palabras de Berlín intenté dormir, pero me fue imposible. Pasan unos 40 minutos aproximadamente estaba entre dormida y despierta cuando que veo al mismo que ocupaba mis pensamientos  aproximarse cerca mío, pero en vez de ir a mi lugar va donde estaba Mónica y antes de despertarla me echó una mirada de pregunta al ver que estaba despierta y yo solo le levanté mis hombros en respuesta.

A esas horas pensábamos que todo era posible, pero toda esa paz era la calma antes de la tormenta. Las cosas se iban a joder tanto, que nos quedaríamos muy cerca de perder la partida ¿Por que? Por una simple historia de amor, al fin y al cabo el amor puede joderlo todo y para algunos es una buena razón para hacerlo, pero cuando habían tantas personas involucras a las que puedes joderles la vida haciendo que mueran o yendo a la cárcel, solo si eres un puto egoísta arriesgándolo todo.

Escuché cómo El Jefe le decía a Mónica que necesitaba su ayuda y supe al momento que parte del plan era ese, también sabía que en el plan original iría con ellos, pero para mi sorpresa Berlín me despierta también, para tener a otro "rehen" y es así cuando salimos todos, al fin pude tomar una hermosa M16, amaba las armas, siempre lo he hecho, desde pequeña.

La policía empezó a movilizarse al momento en el que vieron movimiento dentro sin esperar ningún segundo, tan pronto las puertas se abrieron tan pronto los policías estaban ahí apuntando.
-Quítate la careta.-Berlín le ordenó a Mónica, ella obedeció de inmediato un pocos relajada ya que verían que no es un atracador.
Le acercó el megáfono y ella empezó a leer lo que había en el papel.

-Les pido por favor que no disparen me llamo Mónica  Gaztambide, solo vengo a leer un comunicado.-Por medio de la careta miré a la chica, se veía y se escuchaba asustada y realmente me invadió un sentimiento de culpabilidad. Mónica era buena persona, su mayor error fue acostarse con el desgraciado de Arturo Román. Ella no merecía esto y estaba segura que muchas personas de ahí adentro tampoco. -Les hablo en nombre de los arrancadores somos 67 rehenes todos en perfecto estado de salud. No hay víctimas ni heridos. Vamos todos vestidos igual y es imposible distinguirnos de los atracadores así que, cualquier intento de asalto pude costar la vida de alguna vida inocente.

Cuando empezamos a entrar podría jurar escuchar cómo querían pegarnos un tiro en la espalda, pero gracias a los cielos no fue así.

Ya estábamos en el momento donde nos tenían a todos en pie esperando las nuevas órdenes del jefe.

-Estamos encerrados y realmente no sabemos cuánto va a durar esto, pero mientras no me vuelen la cabeza voy a cuidar de ustedes. Mientras no intenten engañarme o comunicarse con alguien de afuera todo irá bien. -Cada vez que se presentaba como jefe me daban unas ganas de saltarle encima. Pero qué cosas digo, joder no vamos ni dos días y ya estoy pensando estas cosas.-Les vamos a asignar algunas tareas, para que no se me depriman.-Berlín se detuvo frente a un muchacho del colegio de Alison.

-Pablo.-Apenas contestó, de seguro este era de los típicos chulos de cartón. El típico niñato rico. Vamos que tengo experiencia con estos.

-¿haces deporte?-Berlín estaba riéndose internamente por el miedo que tenía el chico.

-Si, soy el capitán de atletismo en el colegio. -Joder niño es que hasta con miedo eres así de mamón, no me imagino cómo serás normal.
Berlín no aguantó la sonrisa y miró a Río quien tenía al lado y ambos se burlaron del chico sin decir nada.

-Da un paso al frente capitán.-Bueno, tal vez si utilizó palabras para burlarse pero de una forma "sutil".
Berlín iba pasando frente a unas personas indicándole que habían sido seleccionados para trabajar en esa tarea.
-Hombre, Arturito.-La pequeña risa llena de ironía que salió de la boca de Berlín hizo que se me erizara el vello, joder mis hormonas están como locas el día de hoy. -¿Como has dormido, bien? -Arturo apenas asintió, solo con la presencias del castaño se aterraba- dime ¿se te da bien el bricolaje?

-No, no señor. Soy un auténtico desastre, de hecho cuando pinchó una rueda la cambia mi mujer.-Serás inútil Arturo.

-Me estás diciendo que no tienes un taladro. -Arturo empezó a susurrar "no" cosa que evidentemente molestó al contrario. -Piensa bien lo que dices por que tengo un puñetero polígrafo aquí.-Apunto su ojo. Si él realmente notara cuando las personas mentían entonces él sabría todas las veces en la que se lo he echo en la cara y por un momento pensé si él en verdad se daba cuenta, lo cuál es preocupante. Me perdí en mis puñeteros pensamientos una vez más. Volví a prestar atención cuando Berlín le hizo la pregunta nuevamente y él respondió un "Me puedo defender" el cobarde del año.  Una señora empezó a llorar y temblar, seguramente por el estrés y miedo que todo esto generaba. Ya me veía yo también explotando de esa forma.

Berlín caminado hacia ella le pregunto si se sentiría mejor con un ansiolitico y ella obviamente respondió que si.  También preguntó si alguien más necesitaba medicación y algunas personas dijeron lo que necesitaban, pero en ese momento Mónica empezó a hablarme y me pidió un favor muy grande.
-Quiero una pastilla para abortar, pero ese tío me da muy mala espina.
-Pídela, por algo está preguntando si alguien necesita algo.
-No puedo joder.
-Que si.
-Que no.
-Que si.
-Que no.
Toda nuestra conversación fue en susurros, así que nadie más ella escuchó de lo que hablábamos.

-¿Alguien más?-Preguntó Berlín dando la última oportunidad.
Me acerqué a Mónica y se susurré un "Joder Mónica está me las pagas." Y di un paso al frente.
-Yo. Me gustaría pedir... una píldora abortiva. Ha dicho que no sabe cuántos días estaremos aquí y aún no me decidí, pero quiero tener la opción de resolverlo cuando antes.-En cuánto hablé todos los ojos de los atracadores fueron a mi. No miré por ningún segundo a Berlín, pero por el rabillo de mi ojo pude ver cómo fruncía el ceño al igual que Denver que estaba frente mío.

Después de esos microsegundos de comunicación no verbal Alison hablo para ver si podía borrar una foto que habían subido de ella. Su petición fuera denegada, pero se les concedió un mensaje a su familia, algo que podríamos hacer todos los rehenes.

Cuando Berlín pasó frente mío (para ir a quien sabe qué lugar) me miró de una manera que no supe interpretar, pero lo que si sabía es que estaba en problemas, en muchos problemas. Estaba jodida con todas sus letras y en mayúscula.

𝒯𝒾  ℴ𝒹𝒾ℴ  ℯ  𝓉𝒾  𝒶𝓂ℴ   ~𝕭𝖊𝖗𝖑í𝖓~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora