Yagsog [ HyunIn ] Finalizada.

2.

He andado re ausente, trataré de no demorar tanto en actualizar. Sin duda, esta historia me gusto mucho;( espero que a ustedes también, y que no se les haga complicada, como a mí.

Jeong In vigilaba al joven humano en la habitación, tanto su amigo como el visitante Felix se habían ido a realizar otras tareas, él prefería estar vigilando a aquel joven que seguramente fue uno de los saqueadores.

Pasaron horas, Jeong In caminaba de un lado a otro, se sentaba, jugueteaba con las espadas, hasta que finalmente el chico despertó.

— ¿Cuál es tu nombre, humano? — Preguntó casi de inmediato.

— ¿Qué es esto? ¿Qué hago aquí? — La mano de Hyun Jin se paseó por todo su cuerpo tratando de percatarse si había algo extraño en él. Su pierna izquierda, estaba vendada y dolía.

— Ayer robaste a los elfos y huiste, pero al parecer fallaste.

— ¿Robar? — El pelinegro negó repetidas veces.— Podré ser un mercader que vive de lo poco que vende, pero tengo mis propios cultivos y no robaría a los elfos.

— ¿Y cómo piensas que te voy a creer?

— No eres tan listo para ser un elfo.

— Pude haberte dejado allá afuera, sin embargo, estás dentro del reino.

— Hubo una razón para que decidieras traerme.

— Los elfos no dejamos a personas heridas morir.— Jeong In quitó su arco dejándolo a los pies de la cama.— Dime, ¿qué hacías ahí rodeado de vegetales y fruta élfica con tremenda herida en la pierna?

...

— ¡Hyun Jin, corre! — Gritó Ji Sung, quien corría en su dirección con una canasta llena de fruta.— ¡Corre!

Hyun Jin se quedó estático viendo como otros miembros del pueblo venían detrás de él, al estorbar en el camino, uno de ellos lo empujó, cosa que provocó que cayera al suelo dándose un golpe sobre la cabeza.

...

— No sé cómo mi pierna se lastimó, pero estoy seguro que no robé nada.

Jeong In caminó alrededor de la cama pensando en qué opción tomar, y en cuanto la decidió, se la hizo saber.

— Ya que conoces al joven que robó, necesito conocerlo, esperarás dentro del reino hasta que tu pierna sane lo necesario, yo mismo te regresaré al pueblo. — Sujetó su arco antes de salir de la habitación colocando el seguro.

Apoyó su espalda sobre la madera de aquella puerta dejando salir un suspiro, de todos los humanos que había conocido, ninguno era ni una cuarta parte de bello de lo que lo era este chico. Incluso era más bonito que otros elfos del reino de Sandir, incluso de aquel que le pretendía.

Una vez controló sus pensamientos pudo retirarse de aquel sitio avisando a los guardias que necesitaba seguridad en esa puerta.

Cuando no tenía algo en concreto, solía visitar el campo, donde entrenaba constantemente. Su arco había sido tallado por los elfos antiguos, totalmente a mano, era algo precioso. Con este comenzó a disparar a los blancos que estaban posicionados estratégicamente, y sin dificultad, los derribó.

— Al fin te encuentro.— Christopher había llegado.— Tanto tiempo sin verte.

— Señor Bang, ha vuelto de su viaje.— El menor se acercó a este inclinándose ante él.

— Estuve buscándote apenas regresé, el oeste estaba lleno de criaturas espantosas.— El elfo de cabellos rizados sujetó al más bajo de los hombros manteniéndolo cerca de él.

— Me imagino, no hay buena vida en el oeste, me alegra verlo con vida, mi señor.— El más joven recibió un beso sobre su frente luego de aquello.

— Tengo algo para ti.— El mayor lo soltó antes de rebuscar entre uno de los bolsos de cuero que estaba en su cintura.— Tallado por enanos.— El aro estaba decorado con pequeñas joyas totalmente brillantes, Christopher sujetó la mano del menor colocándole aquel anillo en el dedo medio.

— Gracias, mi señor, yo no he preparado nada, no esperaba su presencia aquí.

— Está bien, poder verte es suficiente.