Yagsog [ HyunIn ] Finalizada.

13.

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Ambos jóvenes habían tenido la oportunidad de descansar luego de aquel viaje, y lo habían aprovechado para pasarla en la habitación de Seung Min, ya que tenía una mejor vista que la de Jeong In. Con ellos llevaron variedad de frutas y yogurt de De Jun les había dado, era un festín solo para ellos dos, además que tenían el permiso del rey para no tener actividades ese día.

— Seung Min, tenías razón.— Comentó el menor antes de llevar una uva a su boca.— El rey de Pimery comienza a gustarme...

— Me alegra escucharlo al fin de tu boca, quería que me lo confirmaras, tenía ya bastante rato sospechando de eso.

Jeong In guardó silencio demostrando lo avergonzado que se encontraba.

— Deberías aprovechar el viaje a la costa con él para decirle lo que sientes, no pierdes nada.

— Talvez no, pero la vergüenza y miedo del momento nadie me lo va a quitar, Min.— El rubio apoyó su espalda sobre el mueblecito, ya que se encontraban sentados en el suelo.

— Ya, pero se pasará rápido, ¿qué tal y él es el indicado? Estarían rindiéndote y perdiéndolo solo por vergüenza y miedo, y si no lo es, solo dejas de visitar Pimery y listo.

— Pero... Es un humano.

— ¿Te interesa tanto la inmortalidad? Mis días corren desde que me enamoré de Tzuyu.— Jeong In alzó una ceja sin saber de quién hablaba.— ¿Recuerdas mis viajes a Birmun? Hay un poblado de humanos al que pasábamos para descansar antes de llegar finalmente al sur, ahí conocí a Tzuyu, atendía la taberna, en el último viaje finalmente pude formalizar con ella, así que ahora tengo una fecha de muerte.

— ¿No te arrepientes?

— Ojalá pudieras conocerla, es la humana más hermosa que podríamos conocer, así que no lo dudes más, ve con Hyun Jin.

El corazón del rubio se aceleró al imaginarse a él en aquel viaje confesando su amor, sentía que la sangre subía hasta sus mejillas y eso le avergonzaba. Aquel momento tranquilo no duró tanto ante los firmes golpes que se daban en la oscura madera de la puerta, Seung Min se colocó de pie molesto por lo toscos que eran, al momento de abrir no pudieron encontrarse con alguien peor.

— Jeong In, he venido para reclamar tu mano nuevamente, hablemos lejos de aquí, por favor.— El mencionado se colocó rápidamente de pie observando asombrado a su amigo quien rápidamente negó.— Dame otra oportunidad para ganarme tu corazón.

— Mi señor, no es sitio para hablar de esto, y no tengo más que decir.— Christopher se acercó furioso al menor sujetándolo de la muñeca, Jeong In no ejerció fuerza y aceptó ir con él, así que con el firme agarre del mayor fueron hasta la frontera del reino.

— No puedo permitir que te alejes de mí, viajé desde el bosque hasta aquí para reclamarte mío otra vez.

— Ya le he dicho, mi señor, no quiero hacerlo, yo no siento nada por usted, y creí que todo estaba solucionado desde la vez pasada.— Su muñeca sintió más presión, por lo que su otra mano alcanzó a rozar el mango de su cuchilla, en cualquier momento lo atacaría si no lo soltaba.

— Escúchame, no dejaré que te apartes de mi lado, porque no hay nadie en los tres reinos que me guste más que tú, y te quiero a ti.— El rizado apegó a Jeong In a su cuerpo buscando besarlo, así que sin dudar, el rubio colocó el filo sobre la garganta de aquel sujeto.

— Mi señor, no me obligue a usar esto, le he dicho que no, debe respetar me decisión.

— Jeong In, tú no me obligues a mí a hacer algo peor.— Ante un nuevo forcejeo, Christopher desenvainó su cuchilla con la cuál mandó a volar la del más bajo, ahora el rizado apuntaba al más joven con el filo.— Así que aceptarás lo que yo te diga o morirás justo acá.— Y entonces la flecha de un arco humano chocó contra la longitud de aquella arma que amenazaba al príncipe de Sandir.

— Creo que alguien más morirá si no se aleja de acá.