5.

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En algunas casas había fuego, los humanos huían mientras que todo era destruido al paso de los orcos. Quitó el arco de su espalda comenzando a disparar hacia los orcos que se atravesaban en su camino, tuvo que bajar del caballo dejando el arco nuevamente sobre su cuerpo para poder atacar con sus espadas. Poco a poco fue abriéndose paso hasta la casa de aquel chico, necesitaba saber si estaba vivo o muerto.

— ¿Hyun Jin? ¿Sigues aquí? — Abrió la puerta luego de varias patadas a esta, al momento de ingresar comenzó a buscar en todos los lugares que fueran posibles, no estaba y eso comenzaba a desesperarlo.— ¡Hyun Jin!

Tuvo que salir nuevamente de la casa ajena matando a los últimos orcos que se aparecían frente a él, con un fuerte silbido pudo llamar a su caballo al cual se montó inmediatamente, tenía que seguir con su trabajo.

Reunió a las personas a las afueras del pueblo en llamas asegurándose antes de que no faltara nadie, una vez cumplió con ello volvió con los humanos.

— ¿El rey sigue con vida? — Preguntó Jeong In, la multitud hacía demasiado ruido, así que no escuchaba con claridad las respuestas.

— El rey murió, hijo.— Dijo Lino montado en su caballo.— Asegúrate de llevar a los que sobrevivieron a Sandir, podremos tenerlos a salvo un par de días antes de que decidan qué hacer.

— Claro, padre.— El rubio aclaró su garganta antes de hablar nuevamente.— ¡Los llevaremos a Sandir, reino de elfos, deben proclamar a un nuevo rey antes de emprender un nuevo viaje en busca de un sitio seguro para ustedes!

Los humanos tenían menos resistencia, llevó un tiempo poder llegar hasta Sandir con ellos, algunos se quedaban demasiado atrás que tenían que ser llevados en caballo por algunos elfos, pero finalmente habían podido llegar hasta el reino.

Jeong In mantenía su mente ocupada ayudando a los mortales a acomodarse en las plazas, sin embargo, solo podía pensar en aquel pelinegro, y eso le hacía sentir mal, no lo encontraba por ningún lado, eso podía significar que había muerto.

Su cuerpo estaba adolorido, había dormido casi nada, deseaba quedarse un rato más metido entre sus cálidas sábanas, pero era imposible. Con más pereza que nunca salió de su habitación cargando sus armas hasta llegar al comedor con su padre.

— Hay suficiente comida para todos por un par de días, me gustaría que pudieras ayudarlos a buscar un buen sitio para que puedan asentarse.— Comentaba el mayor.

— Lo haré padre.- Jeong In llevó la pera a su boca dándole una mordida quedándose en silencio un tiempo.— Papá, Christopher ya no me corteja.

El rey detuvo sus acciones observando al rubio con un gran asombro ante esa revelación.

— Hijo, ¿por qué? ¿Eligió a alguien más?

— Yo lo dejé a él, padre, no me sentía feliz.

— ¿Te sientes mejor sin él? — In asintió.— Eso importa.

La sonrisa se formó sobre sus labios antes de colocarse de pie sujetando la pera en su mano.

— ¿Cuando vuelve Seung Min?

— Más tarde.

Jeong In salió velozmente corriendo hacia el establo, donde subió a su caballo teniendo la pera atrapada entre sus dientes, antes de que Seung Min volviese esperaba encontrar un sitio para los mortales.

Estaba lejos de Sandir, específicamente en Pimery, una planicie rodeada de vegetación, además tenían un río que pasaba cerca de la zona, era un buen sitio. Luego de verificar el perímetro y declarar que era seguro, volvió al reino, además comenzaba a oscurecer e ir solo era peligroso, no solamente orcos los perseguían, habían más criaturas.

Estaba dejando de vuelta a su caballo en el establo cuando fue jalado hacia los sitios más lejanos dentro de la ciudadela, la punta de su daga picó la piel de la garganta contraria obligándolo a detenerse, no entendía el misterio de aquella situación.

Yagsog [ HyunIn ] Finalizada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora