(2)

33 5 0
                                    

Leonar suspiro agotado, cerró los ojos buscando en respuesta dentro de la oscuridad que le brindaba cerrarlos y al final obtuvo exitoso su respuesta. Sin decir palabra alguna asintió. Querk zarandeo las cuerdas con fuerza y el carromato siguió hacia delante.

Wisper le chistó. Leonar lo miró. Sus gestos eran parecidos a los de un pequeño bebé enfadado. Parecía que Wespir no estaba de acuerdo con lo que había dicho anteriormente.

—"Estoy agotado. Y además tu ya sabes que no me puedo forzar demasiado." —se apartó la bufanda de su cuello, mostrando en el una mancha roja que cubría gran parte de este.— "Esta cosa cada vez se agranda más a medida que pasa el tiempo, y contra más coma mi carne, más débil me vuelvo." — susurró, quería asegurarse que el pescador no escuchara la conversación. Aunque no hablará el idioma erizo tenía que tener precaucion.

—Al menos podrías haberme preguntado. — le reprimió su amigo Wespir.

—"Vaya, ¿Su majestad se siente ofendido?"— dijo con Sorna.

—Pues sí. Para tu información soy el rey perdido de Ezior deberías pensarte tus sucias e irónicas palabras imbecil. — explicó algo superior.

A pesar de ser un erizo era una criatura muy molesta. Cuando se encontró a ese débil animal agonizante y mal herido en los caminos de una calle llena de gente se sorprendió al saber que nadie se indignada a salvarlo, así que pues salió de sus reconfortante sombras y acogió como su masctota durante gran tiempo. En el transcurro de sus duradera amistad, aprendió el idioma de él para entender, por que parecía que estaba muy empeñado en decirle algo. Cuando supo hablar su idioma entonces se entero de que este era el rey perdido de Ezior y que lo habían maldecido. Leonar se lo tomó como una simple fantasía del erizo y no le presto mucha atención.

El carruaje se detuvo.

—Ya hemos llegado amigos. Dulce y asqueroso hogar.— cansado respiro hondo.— Hijo ayudame a llevar el pescado dentro.

—Parece que después de todo vas a esforzarte mucho. — dijo alargando la "mu" el erizo.

Leon le sonrió de la manera más forzosa posible y luego cerró su bolsillo con Wespir dentro. Se levantó y se sacudió las manos mientras se dirigía a la parte donde estaban todas las bolsa de los pescados, agarró una metiendo los dedos entre los agujeros de la red y tiro echando fuerzas de ellas. Con dos en mano se dirigió acelerado a su casa.

—Me lo tomaré como un sí.— dijo Querk observándolo tirar, coger y llevar.

Cuando terminaron de descargar pudieron entrar en casa. La morada por fuera era como una mini colina que sobresalía de la plana arena del desierto. Muchos mirando de reojo pensarían que podría ser un Trollesker dormido, esos monstruos eran listos y se ocultaban bajo arena para atrapar a sus presas. Sin embargo si más de uno prestará atención verían una dulce casa con ventanas redondas y bien limpias.

Se adentraron dentro de la colina y lo primero que pudo ver nada más entrar fue lo amplio que era por dentro. El techo no estaba muy bajo, ni tampoco muy alto, y por fuera parecía más pequeña que cuando estabas por dentro. Giro una esquina y halló un montón de alfombras rojas que perfectamente podía detectar que eran de los mercadillos del pueblo próximo. En un montón de almohadas se encontraba la que sería su hija. Ella coloreaba sobre un papel sin decir nada y lo que más le sorprendió fue que no se indigno a levantar la mirada, ni siquiera a levantarse y saludar a su padre. Se mantenía con su serio rostro. Miró hacia su derecha y vio como Querk encendía un fuego, lo cual no lo entendía por que los pescados de arena se comían fríos y crudos.

Ժ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴

(Elija jugador, como reaccionar, comenta cual eliges y no leas la que no has optado. Ten cuidado con lo que eliges, las decisiones que tomas deben ser tu camino sea mas fácil o no.)

El creador de mundos / Libro interactivo/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora