Se escondió jadeante y sin poder respirar detrás del tronco de uno de esos viejos árboles.
—Que alguien me ayude... —susurró. — Cinco Raíces ayudarme, Cinco estrella ayudarme, Cinco Blancos ayudarme.
De pronto los cuervos empezaron a graznar. De pronto el recuerdo de su sueño hace días atrás le golpeó la mente, esos graznidos eran tan molestos de oír. De repente una tormenta se escucho rugir entre las nuberrones.
—¿Donde estás? — dijo arrastrando la "a" — No nos hagas difícil tu captura Aela la loca.
Deslizó su espalda por el tronco y rezo por los Cinco. Cuando terminó sus oraciones, al momento que está bajo la mano el sonido de una rama al crujir con fuerza se escucho justo al lado suya. Se asomo y la agarró de la muñeca. Ella asustada lo miró.
—Eh tranquila no voy hacerte daño. —la tranquilizó.
Ella dejó de respirar aceleradamente.
—Eso es... —la agarró del cuello. — Eso es. Muere maldita bruja, ¿Sabes lo que hago con las mujeres desobedientes? Las mató. ¿Sabes que hago antes de matarlas? Las deshonro.
—No por favor. — chillo.
La tiro al suelo. Entre la nieve notó algo rugoso, lo saco y observo la piedra que sujetaba. Era una gran piedra, puntiaguda además. Se puso de pie exhalando aire, desprendio de su boca un sonido parecido a quejido y a un grito. Por ese sonido Lord Worken asomo su cara para verla. La princesa sin pensárselo dos veces golpeó con la piedra al príncipe, él perdió el equilibrio y cayó al suelo.
—Te mataré zorra. — grito dolorido Worken.
Aela se acerco, se sentó encima de él y lo golpeo varias veces en la cabeza, todo con los ojos cerrados, no le agradaba la idea de asesinar a alguien.
La princesa empapa de sangre se detuvo y tiro la pierna a un lado. Impactada observo como lentamente su prometido se ahogaba en su propia sangre. Tanta violencia la hizo vomitar por el suelo. El color destacaba con el blanco de la nieve.
Había acabado con una vida humana, había acabado con una vida humana en milésima de segundos, milésimas ¿Como podíamos morir tan rápido? No tenía tiempo para pensar tenía que huir.
Se secó los restos del vómito con la manga del vestido nuevo. Estaba la parte superior manchada, e incluso la camisa interior estaba manchada. La sangre había traspasado la ropa con la misma facilidad que un puñal traspasaba la carne humana. Debía quitárselo. Los soldados gritaron su nombre en la lejanía.
Aela sin saber que hacer decidió por irse de allí lo más rápido como le permitieran sus piernas. Traspaso la arboleda y metió en una cueva que había debajo de una pequeña colina. Allí se quito el vestido, se quedó solo con la corta camisa interior y con unos pantalones hasta la rodilla. Respiro hondo mordiendose las uñas y se miró las manos temblorosas llenas de las evidencias de un criminal.
Se acurruco en una esquina de la pequeña cueva y abrazo sus rodillas. Helada observó como los copos de nieve caían más lento de lo que caía la lluvia, estas no tenían prisa por mezclarse con el suelo. Aquello que atendía le recordó a la historia de "El copo que no quería morir" una historia de una lucha sin victoria.
Lloró sin dejar de repetir:
—Dios perdoname, dios perdoname.
Los aullidos hicieron crispar su piel.
(FIN)
[MUY BIEN JUGADOR HAS SOBREVIVIDO AL PRIMER CAPITULO. NOS VEREMOS DE NUEVO CON ESTA CHICA ALBOROTADORA EN OTRO CAPITULO MÁS ADELANTE, UN SALUDO]
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El creador de mundos / Libro interactivo/
Teen FictionEl creador de mundos es un libro interactivo, donde según las decisiones que tomes la historia de tu personaje e incluso su personalidad ira variando en cada capitulo. Contamos con 4 protagonistas que conviven en un mundo de fantasía medieval, en a...