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Su maestro había muerto de una forma monstruosa, no pasaría su asesinato por alto. Primero tenía que descubrir al homicida, por si tal vez seguía allí, esperando impaciente y con ansias de sangre a su siguiente victima. Luego iría a ver al pescadero.

Se levanto desenterrando su mano de la tierra y dejo que los granos sobrantes se deslizaran por sus dedos, se los sacudió molesto mientras se acercaba sin quitarle la mirada al cadáver sujeto por ramas. Iba pisando huevos, no quería hacer ruido, pisar solo una vieja rama podía costarle la vida. Tenia que ser silencioso como una serpiente y ágil como un depredador de llanura.

—"Oh no, no, no. No estarás pensando lo que siempre piensas en este tipo de situaciones ¿Verdad?"— le dijo algo asustado Wespir.

—"¿Tu que crees?"— no quería responder a algo que era evidente.

—"Es mejor que nos valláramos... Ese asesino podía seguir suelto y...

—"Tranquilo, todo esta controlado."—intentó calmar a su puntiagudo amigo.

—"Oh claro, si, todo controlado. Mi padre el rey, dijo eso mismo y... ¡Oh que sorpresa! Murió envenenado por su mujer."— gritó paranoico. Harto de escucharlo cerro su bolsillo.

Se ubicaba frente a frente de Agkanhel. El color de la piel era casi nulo a causa de la seca sangre que la coloreaba. 

"Sangre seca." pensó puntualizando el detalle. Deslizo su mirada hacia el estomago perforado, a los filos del agujero se hacia notar una línea rojiza, como si algo lo hubiera echo presión durante bastante tiempo. Remango las mangas de su chaqueta y lo palpo por dentro y por fuera. "No hay sangre." Giro su cabeza y observó un casi quemado bastón de madera. Se acercó y la tomo para analizarla, alzó su atención a su alrededor y no halló nada mas en ese estado. "Encendieron una antorcha." Entonces llegó a la única conclusión convincente. "Lo torturaron, le colocaron un cubo de hierro alrededor del estomago con una rata en su interior. Luego hirvieron el cubo con la antorcha y el animalillo desesperado por salir le perforó el estomago..." Tiró el palo mientras volvía a donde estaba el cuerpo. Metió la mano dentro del agujero y rebusco entre las tripas. Entre ellas sacó a la rata. "Bingo."

Sin embargo ¿Por que torturarían al viejo Agkanhel? El no era enemigo, ni aliado de nadie, es más era alguien solitario al que le gustaba solo dormir, no era fácil sacarle información por el simple hecho de que no tenia mucho que contar. No obstante la nota que le hizo llegar hacia unos días dejaba al margen todo lo dicho anteriormente: "Necesito con gran urgencia que te reúnas conmigo en la jungla Ungla, sé algo que puede servirte de ayuda en tu investigación." ¿Y si el viejo sabia cosas que no solo eran útiles para Leonar si no también para mas personas?

Una nota cubierta de sangre se cayó desde las mangas que el palpo antes. La agarró chocante, y abrió el papel. Era una imagen de Querk y una niña. De pronto un recuerdo retumbo su mente.

 De pronto un recuerdo retumbo su mente

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—...Solo estamos yo y mi hija.— le dijo.

"Así que se conocían... " respiro profundamente y arrugó la foto metiéndola dentro de su bolsillo. Veloz giró sobre sus talones y corrió en dirección al desierto.

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El creador de mundos / Libro interactivo/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora