Capítulo 8 - La historia no contada

907 97 37
                                    


—Hola, Levi.

  El sonido de una explosión alerta cada parte te mi cuerpo, pero aun así, no me da el tiempo a reaccionar. Siento una mano que envuelve mi cintura y el filo de una navaja que me acaricia la garganta.

—La tocas y eres hombre muerto —amenaza Levi, mientras observa la figura que tengo detrás. Sus ojos están cargados de odio, y eso me asusta.

  Al costado del capitán, hay un hombre regordete que le apunta con un revólver. Intercambio una mirada de preocupación y trago con dificultad mientras busco con mis ojos la persona que conoce a Levi. Cuando se acerca hacia nosotros, lo hace con una sonrisa espeluznante y divertida. Tiene un ridículo sombrero que le da un aspecto más retorcido, además de unos cabellos largos que le caen a lo largo de su angulado rostro.

—Mmmm... No cambiaste mucho, ¿no? —le pregunta mientras lo analiza.

  Una mujer se desliza entre los tejados con el Equipo de Maniobras y aterriza cerca de nosotros.

—No esperaba que siguieras vivo, Kenny —responde Levi, sin despegar la vista de la persona que me sostiene—. Pensaba que terminarías como el fiambre que encontramos.

  Kenny se acaricia la pelusa que tiene en la barbilla con un gesto de satisfacción.

—He encontrado nuevas aficiones.

  Me sorprendo al darme cuenta que tiene los ojos de Levi: el mismo cansancio que delatan sus bolsas, las cejas finas. Incluso ese color gris azulado que parece proclamarse como una tormenta a punto de estallar.

  La tensión es cada vez mayor, y el hecho de tener una navaja rozándome la piel no lo hace mejor. La navaja. Cierro los ojos por unos segundos y me relamo los labios para tranquilizarme. Muevo con lentitud la mano hacia atrás y sonrío al sentir la aspereza del mango, hasta que de pronto quien me sostiene, me agarra la muñeca con tanta fuerza que aprieto los dientes.

—Fíjate si está armada —le dice Kenny mientras me mira.

  Me obliga a poner las manos en alto y después me palpa el pantalón. Siento sus manos deslizarse entre mis muslos y me pongo en tensión. Cuando llega a mis glúteos, una de sus manos me aprieta sin ninguna vergüenza. Me muevo con brusquedad y escucho cómo Levi suelta un quejido.

Aun así, no se detiene hasta que encuentra la navaja.

—Qué decepción... Y yo que esperaba una cálida bienvenida. Ha pasado tiempo, ¿no? Mírate... Estás tan cambiada que casi no puedo reconocerte, Lya.

Un escalofrío me recorre el cuerpo completo. Me quedo de piedra cuando su respiración me acaricia el oído.

—Pero reconocería esos ojos ingenuos donde fuera —susurra.

<<No... No puede ser. Es imposible...>>

  Sus ojos azules siguen siendo hermosos y únicos, pero al verlos el estómago se me revuelve y me siento asqueada. Me siento como si tuviese trece años de nuevo, ingenua y estúpida. Y por sobre todas las cosas, atrapada.

<<Asco. Vergüenza. Arrepentimiento.>>

  Al ver que lo reconozco, las comisuras de sus labios se elevan hacia arriba y sus hoyuelos se marcan.

—Sí, tienes razón, Kylian —murmuro. No sé cómo soy capaz de soltar palabra alguna, porque siento que todo se me atora en la garganta—. Ha pasado un tiempo... Pero por fin estás donde te mereces. Un lugar oscuro y lleno de pedazos de mierda como tú.

—Oh... La chica tiene coraje —dice Kenny, alzando las cejas y dejando escapar una corta risa—. ¿Quién es tu amiga, Levi? ¿O acaso es tu novia? No me digas que la trajiste en tu primera cita a este agujero... Estoy seguro de que te enseñé modales, mocoso.

Camino de aspiraciones y cadáveres [2] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora