Capítulo 20 - Convirtiéndose por su cuenta

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Cuando tu vida depende de un hilo, todo parece suceder con más lentitud. Sientes cada extremidad de tu cuerpo, cada músculo, mientras que todo lo que te rodea deja de oírse para envolverte en un silencio abrumador, casi asfixiante, donde lo único que resuena dentro de tu cabeza... es tan sólo el sonido de tu corazón para recordarte que ya no queda tiempo, que todo se detendrá tarde o temprano, según tu destino.

<<¿Por qué lo hiciste, Annie? ¿Cómo fuiste capaz de mentirnos a todos? ¿De traicionarnos?>>

  Si fuese sólo la Lyanna recluta, aquella con cuerpo frágil y humano cuya única fortaleza son las cuchillas, estaría muerta. Me tomaría más de diez segundos luchar contra mi culpa y reaccionar sería imposible debido a que el Acorazado me aplastaría con rapidez. No sentiría si quiera el sonido de mis huesos haciéndose añicos, o en el peor de los casos... me devoraría con lentitud, como a Triss, y me haría suplicar que la agonía terminase mientras aquellos ojos grises que tanto había llegado a querer, se mantenían en mi corazón.

Sin embargo, yo era algo más. O más bien, me habían convertido en algo horrible y despiadado.

<<Monstruo>>

  Y también era la Titán Femenina, capaz de usar su monstruosidad para levantar miles de explosivos y destrozar a Rod Reiss en miles de pedazos, la única capaz de sellar Trost y devolverle un ápice de esperanza a la humanidad, cueste lo que cueste.

<<¿Sabes qué es el océano, Levi?>>

  Con ese único pensamiento en mi mente, llevé mi mano a la boca para morderla con fuerza y sin titubeos. Un rayo me envolvió por completo y comenzó la transformación, tan familiar que asustaba. Cuando volví a abrir los ojos, medía quince metros y sentía una ira tan intensa que quería arrasar todo el campo a mi paso.

Me coloqué en posición y esperé con una paciencia impropia mientras el suelo retumbaba bajo mis pies y Annie seguía avanzando. Cuando llegó hasta una distancia peligrosa, levantó su brazo e intentó tumbarme, pero lo esquivé con rapidez, una y otra vez. Me movía hacia un lado y luego trotaba hacia otra dirección mientras él me perseguía como si fuésemos un gato y un ratón.

<<¿Te divertiste, Annie? ¿Qué se sintió destrozar a Marco? ¿Y asesinar a Tris?>>

Esperé en el lugar, recordando las palabras de Hanji mientras mis ojos se clavaban en sus corazas.

<<Hace semanas.

— ¿Qué es lo que te parece tan sorprendente, cuatro ojos? —preguntó Levi. — Yo veo a la mocosa igual que siempre.

Estaba tan agitada que ni siquiera pude contestarle —aunque a decir verdad, tampoco sabía qué, él tenían razón—. Sentía el cuerpo incómodamente caliente y húmedo, así que me senté en el suelo y traté de tranquilizarme mientras mis piernas flaqueaban.

Me llevé las manos al rostro y sentí unos surcos todavía extraños para mí. Me acaricié cada espacio y me sequé la transpiración. A lo lejos, me observaban de reojo.

— ¡No, no, no! —gritó Hanji, con las manos en la cintura. — Es igual que siempre, pero eso es lo que la hace tan espectacular. ¿Lo entiendes, enano? Mira, te lo explicaré. ¿Qué es lo que la hace diferente de otros titanes?

— ¿Su enorme estupidez a pesar de contar con un cerebro? —respondió Levi.

— Puedo escucharlo... capitán —dije, cansada.

— Lo que la hace diferente a los titanes es su rapidez —continuó Hanji. Le hizo una seña a Levi para que la siguiera y se detuvo frente a mí, con una sonrisa—. Cuando sucedió lo de la capilla, pudimos llegar hasta las Murallas en tan solo minutos. Tu cuerpo es sumamente ligero como los demás titanes, pero tú sí puedes controlar tu regeneración y concentrarla en un punto en específico, ¿entiendes, pequeña? Eso es lo que te hace tan genialmente diferente.

Camino de aspiraciones y cadáveres [2] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora