Capítulo 18

789 77 42
                                    

  Cuando salimos de la casa, todavía estaba lloviendo. Las gotas volvieron a empaparme la ropa, el cabello y se ocuparon también de borrar el rastro de sangre que había tenido minutos antes en el rostro.

  El cielo parecía más oscuro y la lluvia era un manto helado que nos cubría sin piedad. Quise, al menos por unos momentos, que también arrastrase la sangre que había en mis manos, pero... era simplemente imposible. El pensamiento no duró más de unos segundos y yo sonreí de manera irónica. Me di cuenta de que aquel deseo sólo le pertenecía a la Lyanna del pasado. La de ahora... me resultaba ajena; sólo tenía la mente vacía, como si fuese un lienzo en blanco y el cuerpo le resultase ser tan liviano como una carcasa. No había nada allí, ni deseos y esperanzas.

<<Monstruo>>

  Observé a Levi y me di cuenta que tenía una expresión indescifrable, o más bien... un conjunto de ellas. Me miró durante unos segundos y yo me quedé quieta, pensando que me diría algo. Sin embargo, se giró y se colocó la capucha como si se estuviera escondiendo de algo o no quisiese verme.

— ¿Qué? —pregunté, alzando la voz para que me escuchase a pesar de la tormenta.

— Nada.

— Si no sucede nada, entonces deja de mirarme como si estuvieses juzgándome —dije con frustración.

— No te estoy juzgando —respondió, casi en un susurro inaudible. Dejó escapar un largo suspiro y negó con la cabeza—. Sólo... no esperaba que le vueles la cabeza. Eso es todo.

— ¿Y qué esperabas al traerme aquí? ¿Qué le desee las putas buenas noches? ¿Estás jodiéndome? ¿O te olvidas que intentó matarme?

Clavé mis uña en las palmas con tanta fuerza que sentí la sangre pegajosa en la piel. Lo miré con desagrado y enojo, como si mis ojos fuesen dagas y tuviesen la capacidad de lastimarlo con una mirada. En el fondo, deseaba hacerlo.

  Levi se dio la vuelta con brusquedad y comenzó a caminar hacia donde estaba. Sus ojos eran fríos como el hielo y sus manos me apretaron los brazos con tanta fuerza que apreté los dientes.

— Escúchame bien, mocosa idiota, porque no voy a volver a repetírtelo —dijo, obligándome a mirarlo—. No vuelvas a mentirme. Jamás.

— ¿De qué...? —comencé a retorcerme para soltarme de su agarre.

— ¿Pensabas que no iba a darme cuenta de que me quitaste mi propio cuchillo antes de entrar? No estabas yéndote, sólo estabas jugando con él. Lo habías planeado todo —dejé de moverme y lo miré inexpresiva. Parecía que en sus palabras había un deje de tristeza; toda la ira que parecía estar conteniendo hasta ahora se desvaneció para dejar paso a unas palabras dichas en un susurro, como si le costase pronunciarlas—. ¿Al menos fue real todo el circo del principio? ¿O sólo estabas riéndote de mí?

  Él seguía tomándome de los brazos mientras me miraba a los ojos, como si esperase... como si esperase que hiciera algo más.

<<Siempre>>

  Pero no había nada que decir, y sólo pude encogerme de hombros. Después de unos segundos, me soltó y yo llevé la mano a mi cintura para tenderle la navaja.

— Al menos no tienes que limpiarla —dije.

  Levi no respondió, sólo se encaminó hasta donde estaba mi caballo y se subió sin preguntarme nada. La verdad es que no tenía ganas de discutirle, me sentía... extremadamente cansada, como si toda mi energía y emociones se hubiesen disparado junto con aquella bala. Debatí conmigo misma si era posible que regresen a su lugar o si simplemente se habían ido del todo, pero ya era muy tarde.

Camino de aspiraciones y cadáveres [2] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora