Capítulo 23 - La razón por la que peleo

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  El sonido de los soldados transportando las provisiones a los carros inundaba el patio como si fuese una serie de martilleos incesantes en una botella hueca, me aturdía y abrumaba.

Desde que había amanecido, cada soldado se encontraba preparándose para la misión de sellar Trost: algunos se encargaban de empaquetar las raciones, otros de llevar el gas de repuesto, un sector de los cañones... Todo era tan ordenado y a su vez, caótico. Incluso el relinchar de los caballos tenía algo de extraño y contradictorio: parecían incómodos y ansiosos, como si todavía no pudiesen —o quisiesen— acostumbrarse a la idea de una muerte próxima.

<<Si muero, ¿podré encontrar la paz? ¿La habrán encontrado todos ellos?>>

Volví a acariciar la llave que colgaba mi cuello mi enderezaba mi cuerpo y me mantenía detrás de la columna de una cabaña.

— Jean, ¿podrías por favor ayudarme a cargar las últimas cajas? —preguntó Mallory, a un par de metros. Pasaron unos largos segundos y no recibió respuesta alguna. — ¡Jean!

Él soltó un suspiro y, por lo que se escuchó, comenzó a ayudarlo. El metal estaba caliente, las yemas de mis dedos recorrían cada parte, cada centímetro con fuerza, como si temiesen que de pronto, desapareciese.

<<Es la única forma que tenemos de detener esto. Lo lamento. Tómala. Tómala.>>

— Parece que estuvieses a punto de mearte, chico —se burló Einer de manera amistosa.

— Lo sé, pero regresar a Trost me da escalofríos —respondió, con una mezcla de temor y angustia—. Por alguna razón, se siente más peligrosa que las otras expediciones.

— Porque lo es —afirmó Einer—. Nadie sabe cuántos titanes de mierda se encuentren allí. Dicen por ahí que más o menos unos doscientos. Es... terrorífico. Pero no te preocupes, chico. Nosotros tenemos nuestra az en la manga, ¿no?

— ¿Te refieres al monstruo de la Legión? —cuestionó un soldado cuya voz desconocía. — No me jodan que de verdad confían en ella... Yo mismo he visto cómo golpeaba a uno de mis amigos hasta dejarlo inconsciente. Seguro que cuando estemos allí nos traicionará igual que aquella escoria rubia y nos asesinará a todos junto con sus amigos titanes.

— ¿Por qué no te vas a cargar un poco de gas? Tal vez así demuestres que eres útil para algo más que decir idioteces —escupió Mallory.

<<Monstruo>>

El chico se fue soltando un bufido y el ambiente se mantuvo en silencio. Me asomé para verlos de reojo, y me di cuenta de que cada uno de ellos evitaba mirarse. Parecían sumirse en sus propios pensamientos, o simplemente querían evitar lo más que pudiesen aquellas palabras que angustiaban sus corazones.

— ¿Creen... creen que ella aparecerá?

De repente, Jean soltó todas las cajas y se estrellaron estrepitosamente contra el suelo para luego acercarse a Mallory y tomarlo de la camisa con violencia.

— ¿¡Estás jodidamente hablando en serio!? —gritó, con los ojos llenos de rabia y la boca temblorosa. — ¿¡Acaso no te das cuenta de que ella nos traicionó!? ¿Cómo puedes...? Ella asesinó a Tris, a Marco... —su voz se fue apagando de a poco, hasta casi susurrar. Tenía la mandíbula apretada y parecía esforzarse por no llorar. — Mató a tus padres, nos engañó... ¿Cómo puedes si quiera esperar a verla, Mallory?

— Chicos... es suficiente —dijo Sasha— Somos... somos amigos.

Jean lo soltó de pronto y Mallory bajó la mirada.

Camino de aspiraciones y cadáveres [2] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora