Capítulo 12| Soy yo

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Excocet

Luego de que Giulliana se fué me quedé un rato mas en el café, era muy agradable y acogedor, hace mucho tiempo no estaba en un lugar asi... Creo que nunca, seguí tomando mi café mirando por la ventana la carretera

— Puedo sentarme aquí — mire al hombre que tenia en frente y al cual reconocería en cualquier lugar, estaba con una bandeja en su mano y vestia perfectamente de traje, me puse nerviosa al creer que me reconocería pero por su actuar veo que no

— No hay problema, siéntate.

— Gracias —  se sacó su abrigo y lo dejo a un lado tomando el café entre sus manos — Disculpa si te incomodo pero el lugar esta lleno y me gusta venir aquí

— Es muy concurrido este sitio

— Asi es. Es especial

— Porque lo dices  — comencé a guardar rápidamente al ver que me miró extraño

— Supongo no eres de aquí. — sonreí nerviosa — Este lugar pertenece a un matrimonio el cual perdió a su hija de 12 años, desde entonces la buscaron mucho tiempo, Crearon este lugar para ver si algun dia el secuestrador volvía y pasaba por aquí, creo que aun tienen esperanza de volverla a ver. Allá — apunta y sigo su mirada — tienen ese tipo de cuadro memorial en donde pusieron la fotografía de su hija, creian que si ella la veía se reconocería y asi siguió con otras familias que han puesto las fotos de sus hijas desaparecidad. Desde entonces este lugar se llena de turistas y periodistas que pasan por aquí.

— Yo... — Desde mi asiento pude ver a una señora en la caja recibiendo pagos, era rubia de ojos azules al igual que el caballero que servia los pedidos pero el era un rubio platinado... Me paré casi como un robot y me acerqué al recuadro que estaba tras el mostrador. Desde mi lugar pude distinguir la fotografía del centro, una niña rubia de cabello largo, sonreía a la camara desde atrás de un árbol.. Se veía tan Feliz, abajo ponía su nombre "Amelia Ruminot- Desaparecida el 21 de mayo 2003. 12 años."

— ¿Estás bien?, Por cierto soy Joel, mucho gusto — escuché su voz tras de mi, di la vuelta mirandolo y no pude hacer mas que arrancar de aquel lugar. Tomé mis cosas y salí corriendo a mi auto dejando ese lugar atrás, conducía a máxima velocidad por la carretera hasta llegar a una colina solitaria, frené tan fuerte que las llantas resonaron sobre el asfalto.

Me bajé dejando la puerta abierta, necesitaba aire, casi no podía respirar... Que me pasaba... Me afirmé de un barandal y poco a poco caí al suelo.... Que me sucede. Cerré mis ojos y de la nada imágenes comenzaron a aparecer en mi cabeza.

Estaba en el colegio... Mis padres se despedían... Sonreía... Les decia adiós con mi mano... Tenía una amiga con la que jugaba a la cuerda en el patio delantero del colegio... Saltabamos y reiamos... Alguien me tomó antes de llegar al bus escolar... Me traté de soltar... Un zapato se me salió y quedó a medio camino... Mi mochila cayó... Mis trenzas ya no estaban... Pataleaba y trataba de gritar... Solo veía unas manos grandes sosteniendo mi pequeña cintura... Gritaba pero me taparon la boca y me dormí... Quería a mi mamá, queria sentie sus brazos rodeandome, que mi papá me cantara cada noche... Ellos jamás vinieron por mi... Estaba sola.

Abrí los ojos de golpe... Esa niña... Esa niña... Soy yo.
No podía respirar, porque recuerdo eso ahora, porque ahora... Ellos... Son mis padres, me seguían buscando, me buscaron todos estos años... Tengo una familia.

Después de un largo rato me pongo en pie y una mano me ayuda a pararme

— creí que necesitabas ayuda

— ¿Que haces aqui? No necesito tu ayuda y menos de un extraño

— te vi salir corriendo, palida, no te veias bien, manejabas realmente demasiado rápido.

— Estoy bien. Solo me sentí mal.

— te afectó saber la historia o conocias a alguien de ese cuadro

— no conocia a nadie, no soy de aquí. Es algo personal.

— ya veo. Siento molestarte

—  Solo quiero estar sola, porfavor.

— Lo siento. — rascó su cuello y luego puso las manos en sus bolsillos — creo que me voy.  — estaba casi por irse cuando volteó para hablarme nuevamente — Estoy siempre a la misma hora en el cafe, por si quieres hablar.

No respondí, solo asentí y se fue. Lo mismo hice yo, me subi al auto y manejé sin rumbo por mucho tiempo hasta que Gastón me informó que Ernesto necesitaba a mis sirvientes en su casa.

Tomé un respiro antes de entrar en la mansion, no quería levantar ninguna sospecha y menos con mi marido.

Lo saludé y actué como siempre, traté a la sumisa como un animal, subí a cambiarme, me puse una peluca que simulaba mi cabello anterior y saqué los lentes de contacto y luego me fui al sótano donde estaban ellos.

— Los necesitan

— No porfavor, señora, hemos hecho todo bien.

— lo sé — me miraron extrañados, ni yo misma sabia porque les hablaba con tanta humanidad cuando siempre he sido un monstruo con todos ellos — vamos, no quiero problemas y menos hoy dia.

Hice entrar a uno de mis hombres quienes los subieron al auto polarizado del garage, manejé en silencio

— hagan lo que dice, no querrán hacerlo enojar

Los dos asintieron, los tomé y llevé a la entrada, uno de sus hombres los recibió mientras yo me fuí a la sala por un vaso de whisky.

Ernesto Riviera

Exocet nos informó que todo salió perfecto le pedí que enviara a mi finca a los sirvientes que tanto he añorado ver y que he tenido tan botados. Me voy al comedor y la veo entrar junto a ellos, estan mas viejos, sus caras estan arrugadas y llevan ropa vieja encima, miran el piso y con suerte pueden sostenerse en pie, exocet se retira y me dirijo a ellos

— tanto tiempo sin verlos señor y señora Dekker.

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