Capitulo 20| Donde estas

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No podía dormir, eran las cuatro de la madrugada y con lo unico que soñaba era con el... Ernesto. Despertaba asustada asique preferí levantarme e ir a tomar algo.
Todo estaba en silencio, yo compartí con Dante y mi hijo una misma habitación, Joel y Gloria durmieron en la que seguía.
Fui hasta la pequeña cocina y me preparé una taza de café, prefería chocolate pero no había, de pronto la puerta principal se abrió, casi tiro la taza contra quien entrara, pero era Dante, quien venía con una bolsa

— Por poco te tiro la taza Dante, ¿en que momento saliste?

— No podías dormir, salí a una estación a comprarte chocolate, se que te gusta y te relaja.

— Gracias, justamente me levanté a eso y no hay en este lugar. No puedo conciliar el sueño.

— lo sé. Déjame, lo hago yo. — Tomó una taza y agregó cuatro cucharadas de chocolate y media de azúcar, le puso agua hervida al mismo tiempo que lo revolvía. — Listo, como te gusta.

— aún lo recuerdas. — sonrió y se sienta frente a mi — pensaste lo que te dije, sobre Vic.

— Dame tiempo Giu.

— Claro.

— Ella... Todo este tiempo mintiendo, sé que necesitaba ayuda pero llegar a eso, es mucho. Nos separamos por su culpa.

— Tu dejaste que eso llegara a esa instancia. Todos te dijimos que ella no estaba bien pero no hacias caso. Ella nos necesita ahora mas que nunca, la conozco y se que debe estar arrepentida.

— Yo te necesito Giu. — Me acercó poniéndome entre sus piernas — Te necesito tanto, se que fuí un estupido y caí en todo lo que decia Victoria, sentia tanta culpa que le creía todo.

— Yo también te necesito mucho Dante, tengo tanto miedo... Todo esto, nuevamente. Siento que vuelvo a estar en ese lugar, que estoy escapando otra vez, su hermano Dante... Como es posible.

— Ni yo lo creo, pero Joel tendrá mas información, sus amigos estan de viaje y los atraparemos.

— Te extrañaba — me bajé del tabureque y lo abracé, poniendo mi nariz en su cuello, sus manos se envolvieron en mi cintura apretandome, me separé solo un poco y lo besé como tanto habia deseado hacerlo, sus manos fueron mas abajo tomándome del culo acercándome a el, sintiendo su bulto, sentía como poco a poco crecía mi excitación, un cosquilleo constante en mi estomago cada vez que me apretaba, cafa vez que su lengua recorria mis labios, cada vez que besaba su cuello, cafa vez que mordisqueaba su oreja, cada vez que pasaba su lengua desde mi cuello hasta mi boca...

— Victoria no debe saber Dante, aun es muy pronto — Con la poca fuerza de voluntad que me quedaba puse unos centímetros de distancia entre nosotros

— Giu... — Dijo casi en un suspiro, respirando profundamente — Será como tu digas

Se paró y dándome un beso en la frente comenzó a caminar en dirección al dormitorio

— Dante — se paró en seco — ¿a donde vas?

— Dijiste que era muy pronto

— Pero para contárselo, no para lo que quiero hacer

en su rostro se formó una media sonrisa y corri saltando sobre el, me sujeto besándonos, caminó hasta que entramos en su dormitorio, por el camino cayó la camisa y mi polera, cerro la puerta y me afirmó en ella metiéndose de uno a la vez mis senos en su boca y luego me besaba.
Terminó de desnudarme y me tiró sobre la cama besando centimetro a centímetro mi cuerpo hasta llegar justo ahí, Haciéndome gemir pidiendo más y más.
Cuando estuvo satisfecho me tomó abriéndome de piernas y poco a poco se hundió en mi, disfrutando cada una de sus embestidas, de sus besos y caricias, disfrutando el simple hecho de estar juntos nuevamente.

***************

Me desperté con las carcajadas de mi hijo, miré a mi lado y Dante no estaba, me puse su polera que estaba tirada a los pies de la cama y busqué mi ropa interior hasta encontrarla bajo el mueble.

Me paré en la puerta abierta mirando la escena que tenia en frente, Dante recostado con Angel casi volando por los aires riendo como un loco, caminé y me recosté a su lado.

cuatro dias después aun estamos en el hotel, los amigos de Joel tuvieron un retraso pero ya estaban en la ciudad, ese mismo dia se juntarian en la oficina,  al parecer tenían información importante, nos despedimos con un largo beso y cerré bien la puerta.

Estaba tomandome un cafe mientras Ángel dormia una siesta, llamaba a  Víctoria reiteradas veces, pero de seguro no quería hablar conmigo luego de enterarme de su plan, pero le enviaba mensajes diciendo que eso ya no importaba, pero no obtenia respuestas, solo buzon de voz.

— ¿Niña estas segura que es buena idea?

— Si Gloria, mi hermana me necesita, le escribí que Dante no esta aquí, que podemos hablar tranquilas, pero no hay respuesta y ya van cuatro dias. Necesito ver que esté bien.

— No estoy de acuerdo y menos ahora con lo que está sucediendo. Es peligroso, El hermano de ese demonio está suelto y quizás donde.

— No demoro Gloria, llevaré mi ubicación encendida en todo momento, si cambio el rumbo a cualquier lugar lo sabrás.

— Okey niña

— y no le digas a Dante porfavor, volveré en un momento.

Asintió y salí rápidamente, bajé y tomé el taxi que estaba estacionado afuera, le dí la direccion y por alguna razón me sentía muy nerviosa.

Llegué a su casa y el portón estaba sin llave, esto no estaba bien, caminé lentamente hasta la puerta principal y tome un fierro que estaba en la entrada, la puerta estaba cerrada asique busqué la cocina y también estaba cerrada, sin dudar rompí una de las ventanas y entré con mucha dificultad pero lo logré, todo estaba en silencio, la busqué con cuidado por toda la casa sin soltar el fierro, tomándolo cafa vez con mas fuerza por delante mio para atacar si era necesario, pero no estaba, su ropa estaba toda en su armario, la cama perfectamente ordenada, quizás salió y simplemente mi mente me estaba jugando una mala pasada, pero al llegar a la puerta principal pude divisar su teléfono en el piso, estaba rota la pantalla, me agaché a recogerlo y lo guardé... Esto no esta nada bien... Víctoria donde estás.

La Stripper 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora