Electric mirror 5

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Jongin y Minseok se retiran de la casa de Luhan luego de una buena velada, según el mayor, pero a vista de Minseok todo aquello había sido un desastre y no por el final, sino que desde el inicio fue un caos, porque encontrar al chino allí fue lo último que imaginó, y en eso Luhan concordaba pues nunca había pensado que aquel jovencito de piel nívea sea hermano de su socio, quién lo imaginaría.

— ¿Cómo te encuentras, Seok? ¿Quieres ir al hospital?

— No hyung, sólo es un dolor de cabeza creo que se quitara cuando vaya a dormir. Estoy cansado, he estudiado mucho, ha de ser por eso.

Jongin asintió pero no creía nada de lo que su hermano decía, en ningún momento le creyó, ni cuando le dijo que tal vez estaba encubando una gripe hasta que su socio le había caído realmente bien.  Kim no era idiota, tal vez lo aparentaba con sus sonrisa de estúpido pero claramente no lo era, él había notado el extraño ambiente desde que esos dos se vieron, no parecían ser que recién se conocieran. Vio ese par de miradas, sospechosas; sin embargo no podía decifrar que era lo que esos dos se traían, o tal vez si y no quería verlo, porque en su mente su hermanito no podía estar metido en nada malo, era un joven y puro adolescente que no sabía nada de los amoríos con hombres mayores (aunque Luhan no era alguien viejo si le llevaba algunos años a Minseok)

— ¿Hyung? — La voz de su pequeño hermano le saca de sus pensamientos,  voltea su mirada hacía el con un enorme interrogante invisible en su cabeza- ¿Crees qué…- no, no… nada — Su voz se vuelve más tenue mientras se encoge sobre el respaldo del automóvil.

— ¿Qué querías decirme, Seok? Confía en tu hermano, pequeñín.

— ¿Puedes volver amar a quién te decepciono?

— Eso es cuestión de cada quien. Por ejemplo, hay gente que por más que sea una decepción pequeña dejan de amar a esa persona, o quién sufre una enorme decepción pero no puede dejar de amarlo. No es algo que tú puedas controlar eso no depende de ti sino de tus sentimientos. Y yendo al punto: Para ser sinceros, quién es decepcionado y cree que ya no ama a esa persona no es más que una ilusión, tal vez no lo has dejado de amar y es un acto reflejo para no lastimarte por alguna razón.

Minseok no respondió, y Jongin tampoco exigió respuesta alguna pero aquello le dejó una enorme interrogativa (quedando más confundido que antes)

La llegada a la casa constó de qué ambos hermanos se separaron en el pasillo para irse a sus respectivas habitaciones pues ya era bastante tarde.

No dejar de amar.

¿Acaso era eso? ¿Él no había dejado de amar a Luhan? Pero… estaba seguro de que era así, de que había dejado atrás esos sentimientos, pero luego recuerda: se da cuenta de aquella foto, que si en verdad hubiera olvidado lo que sentía por Luhan no la hubiera conservado, y de forma definitiva se habría deshecho de ella.

— Esto no puede ser verdad…— Un suspiro se deshace de sus labios, sintiendo un enorme peso en su pecho. Todo eso era pesado, recordar a Luhan, saber que sus sentimientos no habían sido borrados le daba miedo a que fuesen descubierto…Luhan era bastante inteligente, se podría dar cuenta.

En aquella enorme casa el joven chino se encontraba sentado sobre uno de sus sillones con un libro en manos tratando de despejar su mente mas no era posible. Se quita los lentes de lectura posándolos sobre la mesa de centro mientras su mirada divagaba por el techo de su hogar. Rebusca en el bolsillo de su saco, aquel que estaba sobre el sofá, y de forma fácil consigue encontrar la foto polaroid que había sacado del morral del pequeño Minseok. Ve la foto, era una escena de recordar, ambos estaban teniendo una maratón de una película y a él se le ocurrió plasmar ese día en una imagen de ambos acurrucados en la cama con una enorme sonrisa.

Luhan sabía que había cometido errores, demasiados diría él, pero por lo que más se odiaba era por haber abandonado a un joven cómo Minseok, quién era tan puro y entregaba sus sentimientos de forma sincera. Pero no, él tuvo que joderla casándose con Sunmi, no la amaba iba a ser sincero pero sabía que ella estaba embarazada y no podía hacer otra cosa que esa, para cuando se enteró que ella esperaba un hijo de alguien más ya había sido demasiado tarde.

Había sido malo con el pelirrojo, le había dado una invitación a su boda, quién claramente no asistió y desde ese día su relación se volvió de odio, eso era lo que creía hasta que vio la foto en las pertenencias de Seok. Y luego, esa noche lo confirmo, podía sentir las furtivas miradas del menor sobre su persona, le miraba distinto con ese brillo que le caracterizaba (más no era como el de hace tres años atrás, cuando su Minnie apenas era un joven  y sabía que era su culpa)

No iba a negarlo, no quería mentirse; él seguía amando a Minseok, con cada célula de su cuerpo, tanto que se le era imposible no desearlo a su lado pero sabía que sería imposible, y aunque sabía que Minseok sentía algo por él estaba seguro de que no iba a darle una segunda oportunidad.

Pero de algo estaba decidido, cómo sea iba a reconquistar a Minseok, así y tuviera que raptarlo y huir a otro país con el fin de enamorarlo nuevamente. No podía estar otro día más sin estar a su lado. Pero por el momento no iba a mostrar nada, su orgullo estaba de por medio, primero debía volver a hacer que Minseok estuviera loco por él.

A la mañana siguiente el joven Kim se despierta sin ese fastidioso dolor de cabeza, se sienta sobre la cama decidido a que sería un buen día, uno en dónde no tendría que preocuparse por nada ni por nadie.

— Minseok, es hora del desayuno. — Escucha la voz de su madre golpetear suavemente a puerta de su cuarto. — Te estamos esperando abajo mi amor.

— De acuerdo mamá, en un momento voy. — Anuncia sentándose en el filo de su cama, poniéndose sus pantuflas y deslizándose hasta la puerta. Gira la perilla de la puerta y sale de allí, caminando por el pasillo, y una vez llega a la escalera baja de forma algo adormilada.

— Buen día mama, buen día Jongin. — Añade y cubre su boca en un efímero bostezo.

— Buen día – Dice ambos al unísono. El menor se sienta a un lado de su madre mientras que la mujer de servicio le da su plato de comida y un vaso de jugo de naranja. — ¿Cómo haz dormido, mi vida?

— Muy bien mamá ¿Y tú?

— Muy bien, también. — Dice esbozando una tenue sonrisa en sus labiales.

Electric Shock «xh»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora