Por circunstancias de la vida, Uraraka termina rompiendo la ventana de la habitación de Bakugõ, y para enmendar su error, éste le pide que cumpla un pequeño favor, ella acepta sin saber el infierno en el que se metió.
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De forma ilegal; debido a las estrictas normas que restringían las juntas nocturnas, ya se había hecho prácticamente costumbre entre las chicas reunirse cuando las luces se apagaban, y así sería por un tiempo, al menos hasta que sea La de piel rosa sonrió, agitando sus manos para disculparse.. El elenco de chicas de la clase 1°A se había unido a tal punto que si una requería ayuda, todas pondrían de su parte para remediar eso. Sucedió con Ashido. Sucedió con Kyoka. Y ahora le tocaba a Uraraka.
—Entonces... ¿Cómo va todo?— Toru rompió el silencio con esa pregunta en lo que llegaban las demás.
—Bien.— Respondió de inmediato la castaña. Ni Toru ni Mina creyeron que aquello fuese verdad, incluso la misma Ochako lo dudaba. —Creo... creo que estoy mejor.— Bueno, aquello sonaba un poco más sincero, un gran alivio para las presentes en la habitación de Yaoyorozu.
Y hablando de la reina de Roma, Momo ingresó con mucho sigilo y de puntillas a la habitación, cargando una bandeja con galletas horneadas por ella misma, todas se sirvieron y degustaron.
—Muchas gracias, Yaoyorozu-san, tu comida siempre me hace sentir feliz.
—Ah... Uraraka-san, no sabes lo feliz que me hacen esas palabras.— Exclamó la pelinegra limpiando las pequeñas lágrimas que por poco salieron de sus ojos, productos de la emoción del momento.
Nuevamente, tras la puerta sonaron golpecitos, Mina fue a corroborar, en efecto las faltantes habían llegado.
—Con permiso, gero.
—Buenas noches, lamento la tardanza, el patrullaje de Aizawa no me permitió salir antes.— Explicó Kyoka y suspiró, fue un poco complicado, riesgoso y ridículo burlar la guardia del maestro que a cada rato paseaba en silencio por los pasillos, claro que sólo Jirou sería capaz de detectarlo con facilidad para escabullirse fuera de su sección.
—Está bien, no hay problema, pasen.— Mina parecía ser la única emocionada en esa reunión, pero en esa noche estaba peor que de costumbre, algo se traía en manos, eso seguro. Cerró la puerta.
—¿Cómo vas con ese asunto, Ochako-chan?— Preguntó la rana.
—Siendo sincera, estoy bastante bien. Si no fuera por ustedes, no podría haber sobrellevado eso, ni un poco siquiera.— Rió de forma amarga. —Creo que incluso podría llegar a acostumbrarme.
—Pero Uraraka-san. ¿No has pensado en intervenir? Estoy completamente segura que si Midoriya-san supiera...
—Eso no cambiaría nada, lo sé.— Interrumpió Ochako a Yaomomo. —Pero estoy bien con eso, de verdad.
—¿Has vuelto a hablar con Midoriya-chan después de saber lo de su relación?— La voz de Tsuyu sonaba completamente indiferente, sin embargo, por dentro sentía una gran preocupación por su amiga.
—Sí y no, hablamos como siempre, más no de ese tema en específico, suele evitarlo cada que Iida-kun pregunta. Él parece feliz, lo normal sería que lo apoye también, verdad?
