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"Todo hombre tiene sus penas secretas que el mundo no conoce. Por eso a veces acusamos de frialdad a un hombre que en realidad, sólo es un hombre triste."
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Salió del consultorio quedándose en la sala de espera con aquella mirada cansada por su largo día de trabajo, obteniendo una sonrisa amable por parte de su secretaria, Shizune, la cual le indicaba que la agenda estaba llena, por lo cual su arduo trabajo estaba bien recompensado, además de ser algo innato en él al escoger la psicología como profesión, la maestría en psicología clínica con enfoque en trastornos de la personalidad, además de las continuas actualizaciones.
—Deberías tomar un largo descanso Kakashi, desde que tienes pacientes psicóticos tu cansancio es más notorio —susurró apagando el computador de mesa y limpiando el escritorio—, por cierto —comentó un poco contrariada— el señor Kabuto llamó hace poco, comentando que al hacer una revisión en los documentos se dio cuenta que Sakura ha sido puntual con el recoger de sus medicamentos.
Hatake sonrió levemente al notar aquella expresión ambivalente en la mujer. Indudablemente ella no le agradaba su paciente Sakura Haruno, lo cual era comprensible, pues Sakura era una mujer que se notaba y veía a las demás de su mismo género como una amenaza, siendo grosera con sus miradas de reproche, el torcer de sus ojos, el mirar por encima del hombro, todo lo contrario a cómo se comportaba con los varones.
—Nos vemos el lunes Shizune —habló pasando por la puerta—, descansa.
El cielo oscuro, la luz pálida de la luna, el cruel frío que le obligó a encender la calefacción del auto mientras sentía y su cabeza martilleaba contra su cráneo. El sonar de su móvil lo sacó de su ensoñación, girando el volante del auto mientras contestaba con una de sus manos, frenando en un semáforo que estaba en rojo.
<<¿Kakashi?>>
<<¿Asuma?>>
Ambos rieron levemente, comenzando el moreno a hablar desde el otro lado de la línea.
<<¿Cómo te ha ido con Sakura?>>
Kakashi miró el color cambiar a verde, pisando el acelerador para continuar su camino a casa.
<<Es un avance demasiado lento —respondió—, su libido está siendo...>>
<<¿Complicado de sobrellevar?>>
<<Sí —sentenció—, en cada segundo trata de reflejarse como la pequeña que en algún momento fue, quedándose con esa idea infantil de que al llorar te deben resguardar —se tomó una pausa—, además de que su comunicación no verbal busca hacerme resbalar en la seducción explícita>>
<<Te lo dije Kakashi —conversó del otro lado, escuchándose el ruido de una cafetera de fondo—, por eso remití el caso que decidiste tomar. Sinceramente —el sorbo de una bebida atravesando la garganta, pausó su discurso por unos segundos—, no podía evitar terminar fantaseando con ella, por lo tanto decliné al saber que mi tarjeta profesional estaba en un peligro palpable>>
Hatake detuvo el auto, bajándose y adentrándose a su apartamento con el teléfono en su oído izquierdo y su mano derecha jugando con las llaves hasta llegar a la puerta e introducirla, girando el picaporte.
<<Kakashi —el mencionado dio un respingo al ser traído de vuelta a la realidad, ingresando a la propiedad— ella te recuerda parte de tu infancia, ¿no es así? —dio una pausa y rectificó la idea—, no es ella... es Sasuke el que te recuerda a tu adolescencia. Los demonios nos persiguen a todos, pero dudo que no hayas enterrado eso de ti, aún así el estar en el constante escuchar de su crueldad sobre el cuerpo de ella te remueve los retoños de tu inconsciente>>
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Introspección
Hayran Kurgu"Las ilusiones se encomiendan a nosotros porque nos ahorran dolor y nos permiten disfrutar del placer. Debemos, por tanto, aceptarlas sin quejas cuando se chocan contra la realidad en la que se hacen pedazos"