Capítulo 6

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Jack

Las rusticas cuevas esconden una base muy bien organizada. Jack mira alrededor mientras les llevan a Helena y a él a una gran gruta repleta de literas que será a partir de hoy su nuevo hogar. 

—Me pido la de arriba—comenta emocionado mientras toca el colchón.

Helena le lanza una mirada de furia. Bien, si quería esa cama tenía que haber sido más rápida. Las camas alrededor parecen estar ocupadas, por lo que tendrá que conformarse con la cama de abajo. Hum, Helena durmiendo bajo él… interesante.

La gruta tiene una bóveda que crea un eco que seguro será inaguantable como alguien ronque. Saca de los bolsillos del abrigo los tres libros que lleva para emergencias y los deja encima de la cama. Helena, que no llevaba nada, pues los ladrones se han quedado con sus cosas, simplemente espera a su lado. 

—Orión os mostrará el lugar y os explicará las reglas—el hombre que les ha guiado hasta allí señala a un chico joven que aparece de repente y que pone mala cara al oírle. —Orión, estos son Helena y Jack. Son tu responsabilidad. A partir de mañana pasarán las pruebas, así que ocúpate de que lleguen a tiempo.

—¿Las pruebas?—pregunta Helena a su lado.

Pero el hombre no responde y desaparece por donde han llegado, dejándolos con Orión. Jack considera que tiene una altura bastante decente para ser un chico, pero Orión le sobrepasa por bastantes centímetros. Sus ropas, verdes oscuras, le dan a su cara un color un tanto enfermizo que le afea. De no ser por eso sería bastante atractivo. No atractivo él, pero atractivo. Su pelo oscuro está prácticamente rapado, por lo que sus ojos marrones destacan mucho más. 

—Cada día tendréis que enfrentaros a una prueba para ver en qué campo destacáis—les explica.

—Explícate. ¿Qué quieres decir con campo?—le interroga Helena mientras salen de la zona de dormir y van andando por los pasillos de piedra.

—Ya lo iréis viendo. A veces una imagen vale mil palabras. Ese es mi lema.

Les arrastra por los túneles que parecen un auténtico laberinto. Les dice que luego les dará un mapa, pero ambos niegan con la cabeza y dicen que no lo necesitan. 

—Por allí se va al comedor—señala Jack—dependiendo de nuestro trabajo tenemos una hora de comer. Hacia allí está el campo de entrenamiento, en un agujero de la montaña que fue antiguamente un volcán en el que inexplicablemente la lava se solidificó. Hacia arriba están los caballos. Los sabios se reúnen en la biblioteca a la que supongo que habrán llevado mis libros y está por allí. ¿Sigo?

—Buena memoria—Orión le da una palmada en la espalda—¿Qué os parece si os conseguimos algo de ropa y vamos a descansar? Helena, te llevaré con Moiselle, que es la modista de la Resistencia.

—¿Yo no tengo modista?—se burla Jack—Me parece fatal.

—Te encontraremos algo.

Jack sigue caminando junto a Orión. Dejan a Helena junto a Moiselle, una treintañera con una predilección por el color rosa. Tras eso se alejan charlando. Orión tiene muchas cosas que contar y él escucha atento. Y sobre todo se pregunta si Orión podrá convertirse en el primer amigo que haya tenido nunca. Mejor dejarle hablar y preguntárselo después. 

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Helena 

Moiselle deslumbra. Su pelo rosa, sus ojos pintados de rosa, su vestido rosa, sus zapatos rosas… su todo rosa, casi la dejan ciega. Jack la ha abandonado fácilmente a su suerte mientras Moiselle insiste en dar vueltas a su alrededor. Parece una depredadora pensando en la mejor manera de atacar.

De sangre azulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora