*¡Nota al final del cap!
Era bastante tarde para ordenar su banquete de cena a esas alturas de la noche, no porque sentía clemencia por sus súbditos culinarios sino que Hades no podría comer a pesar de estar hambriento. Habían sido casi cinco semanas de una extenuante administración de alarmas mortales en el Inframundo.
Y aún teniendo el control completo de su dominios era un completo caos.
Las almas se amontonaban por los bordes del Río Aqueronte esperando a entender lo que sucedía o el porqué estaban allí. Caronte hizo lo mejor que pudo aunque varias veces amenazó a los impacientes a golpearlos con su remo si no se callaban. Así era por los diecisiete o más viajes que realizaba en un día. Tuvo que sobornarlo con horas de descanso para que no armara un escándalo de protesta.
Por otra parte, apenas sabía de la ubicación de Tánatos, ya que volaba por encima de una comunidad a otra tomando las almas de aquellos desvalidos.
Sus jueces estaban que estallaban de trabajo. Caso cerrado tras caso cerrado sin ver que la fila de faltantes no acababa. Radamantis incluso se había quedado dormido por horas.
Y Hécate... ¿dónde estaba ella?Bufó holgadamente de camino hacia su alcoba. Necesitaba dormir por dos o tres milenios con tal de estar como nuevo.
Y a pesar de llevar una postura encorvada, su rostro más pálido, sombrío y demacrado que antes, no podía dejar de pensar en las posibles razones que mataban en masa los mortales de allá arriba con mayor facilidad que antes. ¿Una guerra entre mortales? No estaba seguro. La mayoría de disputas en el pasado habían sido a causa de conflictos entre los mismos Olímpicos: la guerra de Troya, la guerra del Peloponeso, el mega conflicto que generó Prometeo al entregarle el fuego a los mortales y cuando casi Tifón resurgía de su prisión.El sólo recordarlo le revolvía el estómago. No debía invocarlo por bien propio, el de los demás que yacieran dentro o fuera del Olimpo y su mismo reino siendo los que estaban más cerca de sus restos aún luchando por liberarse.
Los mortales que llegaban decían que era una nevada, la más mortífera de todas arrancando vidas sin piedad. Eso no era bueno.
El silencio que le envolvía se disipó al pasar por un pasillo en especial donde había un cúmulo de esqueletos temblando. Hades se acercó sin ser notado por nadie hasta ser parte del círculo de esqueletos que inusualmente estaban alrededor de Hécate.
La primera vez que la veía en semanas. Algo en su interior le decía que no era casualidad.
—Preparen el baño, deprisa —ordenó Hécate a los esqueletos, después de entornó a uno en particular—. Llama a Morfeo, tal vez él pueda estabilizarla.
Eso último le dio mala espina a cierto dios.
La multitud de huesos se dirigió a donde les dio órdenes sin detenerse a hacer una reverencia a Hades, a pesar de que no la necesitaba ya que se encontraba en silencio desde el rincón más oscuro donde yacía. En un par de pasos salió de la oscuridad y se situó a espaldas de Hécate. Ella se sorprendió al escuchar la voz del Señor del Inframundo sin una pizca de amabilidad.
—Hay veces que, incluso estando en casa, me viene a la mente esa frase que mi hermano Zeus alguna vez me dijo. Quédate cerca de tus amigos y mucho más de tus enemigos.Hécate entrecerró los ojos frunciendo los labios. Puede que Hades fuera su mayor, pero no toleraba las faltas de respeto a su nombre.
—¿A qué viene eso?
—Dímelo tú. Llevas semanas ausente a pesar de la fatiga de trabajo que sufrimos aquí, y ahora reapareces frente a la habitación de Kore con una aura tan débil como insaciable de poder. Me pregunto qué haces aquí o que falta cometerás en mi contra.
Hécate gruñó entre dientes, molesta por ser encarada de la forma más humillante que había pasado en sus milenios de vida.
Era bien conocido que cuando Deméter pasaba demasiado tiempo lejos de su hija comenzaba a enfriar la tierra. Era lo más parecido a una mala temporada para los mortales hasta que Perséfone volviera a sus brazos. Pero esta vez era la primera excepción que se presentaba, Deméter estaba asesinado sin piedad a todos los seres vivos en el exterior. Nadie la podía controlar ay que nadie sabía la razón de su ira.
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K O R E
FantasyHizo de ella su deseo. Hizo de ella su mayor debilidad. Hizo de ella su reina. Hades x Perséfone Se prohíbe la copia y/o adaptación de esta obra. Arriba la creatividad chicos!!! #1 Inframundo 25/05/2020 #1 Medievo 22/10/2020 #2 Perséfone 17/08/2020