Love Yourself

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Abro la puerta y el silencio es lo único que me recibe, como si no hubiera nadie, aunque sé que Win está aquí.

Voy a su habitación, todo está a oscuras menos el baño. Me acerco lentamente y lo encuentro, una imagen devastadora ante mis ojos.

El esta hecho bolita en una esquina, solo tiene ropa interior, el agua sigue cayendo, hay un rastro de sangre. Sus brazos están lastimados, parecía que los rascó hasta sangrar.

—Oh, mi amor—murmuró.

Cierro la regadera y me agacho a su altura. Huele a alcohol.

—¿Win?

Alza su cabeza, sus lindos ojos me miran. Están rojos e hinchados por las lágrimas. Estira sus manos hacia a mi, y no dudo en abrazarlo.

Quiero protegerlo de todo lo malo de este mundo.

Porque sabía que Win no se sentía suficiente... pero para mí... él era perfecto en todos los sentidos. Y me quería encargar de hacérselo saber todos los días.

Lo alzó y el pone sus brazos alrededor de mi cuello, oculta su cabeza.

Llegamos a la cama y lo dejó con delicadeza, busco una toalla para secarlo, sigue callado.

—¿Quieres contarme que pasó?—susurre mientras cambiaba su ropa interior.

—Todos hablaban de mí, me miraban, me sentí nervioso y no pude evitar huir—susurró de igual manera.

Su cabeza está agachada.

Cuando conocí a Win, me costó mucho acercarme a él. No hablaba, y si lo hacía hablaba tan bajo que costaba oírlo.

Le afectaban tanto los comentarios de los demás que hacia lo posible para satisfacerlos aunque se perdiera a sí mismo. Solía tener ataques de ansiedad cuando estaba solo, por eso trataba de estar con el a todo momento, iba a terapias, pero era difícil.

Por qué nadie nunca le dijo que es una persona hermosa y maravillosa.

Nadie le dijo sus cualidades y las cosas de las que era capaz.

Siempre se encargaron de humillarlo cada que tenían oportunidad, fue lo que me contó.

Win evitaba verse en el espejo.

Win odiaba su sonrisa porque las personas le decían que parecía un conejo, y a él no le gustaban.

Llego al punto de hacer dietas extremas y de vomitar, solo porque alguien estúpido le dijo que estaba subido de peso.

La primera vez que me sonrió... fue tan hermoso como triste. Win no tenía la suficiente confianza para una sonrisa sincera.

El pensaba que no merecía nada.

Estaba mejorando, pero como todos, tenía recaídas.

Fui por el botiquín que siempre teníamos. Comencé a limpiar sus heridas con cuidado, él parecía no sentir nada. Estaba sumido en sus pensamientos.

—¿Bebé?—lo llamé y solo así reaccionó.

Hice que levantara sus manos y le puse una camisa blanca que encontré por ahí.

El olor a alcohol se le había ido un poco, destape su frente y deje un beso.

Me dedica una sonrisa triste, pero más sincera.

—¿Por que me quieres, Bright?

—La pregunta sería, ¿porqué no te querría? Te lo he dicho, eres lo mejor que me ha pasado—le dije tratando de que sintiera el amor de mis palabras.

—Pero... podrías conseguir a alguien mejor—

Sus ojos volvían a llenarse de lágrimas.

—Oh mi amor—volví a abrazarlo—Para mi no hay nadie mejor que tú. Te amo por como eres Win Metawin.

Sollozó. Y lo apreté más.
Nunca me cansaría de decirle cuanto lo amo. Yo quería que el se amara a si mismo.

—¿Crees que estaría contigo solo por lástima?

—¿No?—dudó.

—Claro que no Winnie, sabes que no soy ese tipo de persona—acaricie su cabello.

—Pero...—suspiró—Por mi culpa perdiste a muchas personas.

Sabia a quiénes se refería.

—Personas que no valen la pena.

Cuando lo conocí, yo era el nuevo, ya saben el chico lindo que todos quieren conocer, hasta me crearon un club de fans. Cuando fui a la cafetería por primera vez, lo que llamó mi atención no fue la chica linda que era popular ni el capitán del equipo de fútbol, fue un chico alejado de todos. Era Win.

Me acerqué a él, y traté de hacerme su amigo, esas chicas hablaron cosas mal de Win e inevitablemente dejaron de seguirme. Pero estaba la otra parte de fans, esas que nos defendían. Las que valían la pena.

—Tranquilo Winnie, pase lo que pase seguiré a tu lado—murmuré.

—Te amo mi chico brillante—

Mi corazón latió emocionado, eran pocas veces que el decía esas palabras, pero cuando las decía... parecía que el mundo se detenía.

Dicen que no puedes amar a alguien si no te amas a ti mismo. Pero a mi no me importaba si cuando el se amara dejaba de amarme a mi.

Yo sería feliz si el llegara a amarse.
Seria feliz porque fui la persona que logró que lo hiciera.


[...]

Espero les guste, a mi no me gustó mucho, lo sentí... no sé... pero bueno, aquí lo tienen.

Drabbles ▪︎ BrightWin ▪︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora