Narra Hwanwoong*
La alarma que había programado en mi teléfono empezó a sonar, tan solo estire la mano para apagarla y de a poco comenzar a abrir mis ojos acostumbrandolos al brillo de la mañana que se asomaba por la ventana. Unos minutos permanecí acostado viendo a la nada, era un intento de quitarme el sueño.
Me levanté de la cama yendo directo al armario para cambiarme de ropa, no me puse exigente y me coloque lo primero que encontré. Salí de mi cuarto caminando hasta la cocina.
Hoy me tocaba preparar el desayuno a los chicos y ya tenía en mente lo que iba a hacer. Entre a la cocina y me lleve una gran sorpresa al ver que Youngjo estaba en esta, mirando el contenido de la nevera.
– ¿Qué haces despierto?– cuestioné acercándome detrás suyo.
Youngjo se sobresalto cuando escucho mi voz y volteó de inmediato para verme.
– Me asustaste– suspiro mientras volvía a enfocar su mirada en el interior del refrigerador– estoy viendo que puedo preparar para el desayuno.
– Youngjo, pero si hoy me toca hacer el desayuno a mi.
– ¿Qué no es miércoles?– una vez más volteo a verme, pero ahora con un semblante algo desconcertado.
– No, hoy es martes– reí por la confusión de mi mayor y más por la cara que había puesto expresando una ligera frustración.
– Es que para idiota no se estudia Youngjo– se dijo así mismo en un tono de regaño– bueno ya que me levanté, te voy a ayudar a hacer la comida.
– Oh bueno, está bien...– me sentía un poco nervioso y ¿cómo no estarlo? si voy a pasar unos momentos a solas con él– bueno tengo pensado hacer Hotcakes.
Dije buscando los ingredientes para hacerlos mientras que Youngjo tomaba la licuadora dejándola en la mesa, yo por igual deje lo necesario aun lado de esta.
Cómo indicaba la receta fuimos añadiendo los materiales necesarios, harina, leche, en fin lo que conlleva unos Hotcakes.
– Oye Hwanwoong voltea tienes algo en la cara.
Confiado hice lo que me pidió, recibiendo una enorme nube de harina en mi cara que había sido provocada por él.
– ¡Kim Youngjo!– me queje cuando la nube se había marchado.
No tarde en escuchar sus risas y en forma de venganza tome un puño de harina y solo avente de igual forma a la cara.
Al mirar su reacción pude notar que esto no se la esperaba, una sonrisa traviesa se formó en su rostro y empezó a acercarse a mi.
– Te acabas de condenar Yeo Hwanwoong.
Tomo otro puño de harina más grande que el mío y no tardó en aventarme este, aunque por suerte no me había dado en la cara. Y así dimos inicio a una pequeña y amistosa guerra de harina.
Todo era sonrisas y risas pero tuvimos que parar cuando escuchamos que uno de los miembros se había levantado y lo más probable es que fue por nuestra culpa, rápidamente volvimos a nuestro papel de cocineros fingiendo que nada había pasado.
– ¿Por qué hacen tanto escándalo?– pregunto un adormilado Dongju cuando entro a la cocina.
– Una disculpa pequeño, es que Hwanwoong y yo empezamos a jugar un poco.
¿Pequeño? Oh claro, otra vez lo estaba tratando de forma cariñosa, ya no debería extrañarme.
– El desayuno ya casi está listo ve a sentarte al comedor, dentro de poco te lo llevo.
Una vez más mirándolo de esa forma, con ese enorme brillo en sus ojos que expresaba todo el amor que le tenía y esa sonrisa tan sincera que le dedicaba. Que daría yo por ser el dueño de todo eso.
Dongju solo asintió y salió de la cocina en camino al comedor, después de su partida el silencio abundó entre nosotros, Youngjo solo estaba concentrado en terminar todo para ir a atender a Dongju. El tiempo transcurrió y de a poco los demás chicos se fueron despertando, así hasta que finalmente estábamos todos desayunando en armonía, aunque claro que tuvimos que contar nuestra pequeña guerra de harina, pero igual todos reímos por eso.
Cuando el desayuno llegó a su final Keonhee se ofreció a ir a la tienda por más harina y en compañía de Seoho salió de la casa, los demás nos quedamos en la sala para charlar unos minutos. Nuestra plática era la típica que puedes llegar a tener con tus amigos, hablando de cosas triviales de la vida, pero algo no pasaba desapercibido para mí y era la forma que Youngjo miraba a Dongju, simplemente no podía seguir presenciando esto, debía irme cuanto antes.
Sin pronunciar una palabra me levanté del sofá y camine directo a mi habitacion, entrando en esta me senté en una orilla de la cama con la mirada fija en el suelo. Estaba a nada de romper en llanto pero la puerta de mi cuarto fue abierta, impidiendo que esto pasara.
– ¿Hwanwoong te sucede algo?
No podía creer lo que mis ojos veían, Youngjo había venido a ver qué me sucedía, ¿por qué?
– No te preocupes, estoy bien, solo es un dolor de cabeza– una falacia, mi cabeza no era la que dolía si no mi corazón.
– ¿De verdad?– pregunto algo preocupado, se acercó a mi para hacer que me recostara en la cama– deberías de acostarte así se te pasa un poco y después ve a bañarte.
– Está bien lo voy a hacer...
– ¿Solo te duele la cabeza?– se sentó a lado mío mirándome de forma atenta– ¿Quieres que vaya por una pastilla?
– Si solo eso y no está bien– me acomode para darle la espalda y enseguida cerré mis ojos– Solo necesito dormir...
– Si no te importa me voy a quedar hasta que te quedes dormido.
En respuesta a esto solo asentí con mi cabeza y ahora solo me concentre en despojar las dudas que el ser sentado a lado mío me provocaba. ¿Por qué esa preocupación tan repentina? No lograba encontrar una respuesta ante esto.
Dure un rato pensando todo esto hasta que finalmente fui vencido por el sueño.
ESTÁS LEYENDO
𝕷𝖔𝖘 𝖈𝖚𝖆𝖉𝖗𝖔𝖘 𝖓𝖔 𝖘𝖔𝖓 𝖑𝖎𝖓𝖉𝖔𝖘//𝕺𝖓𝖊𝖚𝖘
Fanfiction- Tragedias amorosas entre cuatro chicos y uno que ya perdió la fé en el.