El destino de un Aventurero

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—Por nuestra victoria, por la granja, por nuestra ciudad, por nuestros aventureros...

La elfa miró a su alrededor a todos sus aliados se habían reunido en el Salón del Gremio, cada uno con diversas heridas.

—... ¡Y por el bicho raro que está siempre hablando de goblins! ¡Salud!

Un gran grito vino de la multitud, y cada uno bebió de su tarro. Éste era el quinto o sexto brindis, pero a nadie le importaba.
Habían llegado al Salón del Gremio justo antes de que la sangre de la batalla estuviera seca,
y estaban emocionados por la victoria.

¿Y qué victoria celebraban?

Un centenar de goblins destruidos. Los goblins habían tenido chamanes, campeones, y más
de su especie, y aun así no habían sido un reto para los aventureros.

Por supuesto, los aventureros no habían escapado ilesos. Había muertos y heridos. Siempre hay personas con mala suerte.

Así que la conmoción aquí no fue sólo en celebración de la victoria, sino también en recuerdo de los compañeros caídos. Todos los que se aventuraban, sabían que mañana podrían ser ellos. Cuando la batalla terminó, la granjera y su tío fueron atrapados en la fiesta, la fiesta creció rápidamente y se extendió.

Él, como siempre, se sentaba en la esquina, en un banco cerca de la pared.
Su brazo izquierdo estaba vendado en su pecho, pero el dolor parecía haber desaparecido.

Observó la fiesta en el brillante reflejo de una moneda de oro. El enano había traído su vino de fuego personal y lo estaba compartiendo. Más de un novato se derrumbaba antes de terminar una copa entera.

Junto al enano, un Guerrero Colmillos de Dragón, bajo el control del Sacerdote Lagarto, realizaba una extraña danza.

La recepcionista corría como un cachorro emocionado. Cuando el lancero se acercó a ella, la bruja le dio un fuerte golpe con su pipa.

— ¡Cantinero! ¡Esta noche soy una mujer rica! ¡Siga sirviendo!

— ¡Carne! ¡Tráeme carne! ¡Bien jaspeada!

— ¿No dijiste que salías conmigo? ¿Huh? ¡¿Qué tal ir de vuelta a casa a conocer a mis
padres...?!

— ¡Wow! ¿Cuántas bebidas has tenido?

— ¡Está bien! Bebe conmigo, ¡hoy de todos los días!

—Oh, ¿qué tal un antídoto contra la resaca?

—…Uno por favor.

Él entrecerró un poco los ojos.
Había limpiado todo el nido goblin, pero del ejército propiamente dicho, sólo había matado al Lord.

De ahí su recompensa: una moneda de oro.
Presionó la moneda en la palma de la sacerdotisa, que se sentó a su lado. Antes, había estado sonriendo alegremente, pero a medida que la fiesta iba avanzando, ella apoyó la cabeza en su hombro y ahora estaba respirando ligeramente en sueños.

—Ella debe haber luchado muy duro.

Desde el otro lado de la jovencita, la granjera acariciaba el cabello de la sacerdotisa. Limpió un poco de suciedad en la mejilla de la Sacerdotisa en un gesto que le recordó a una hermana mayor cuidando a su hermano menor.

—Es sólo una niña. No la hagas trabajar demasiado, ¿entendido?

—Sí. Asintió con calma. La granjera apretó los labios.

—No estás de buen humor. Ella hizo una pausa. — ¿Paso algo?

—No es nada, dijo con un ligero movimiento de cabeza.

The Goblin SlayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora