Cada vez mejora

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-Sigue la luz- Sam alumbró a los ojos de su paciente y movió la luz de un extremo a otro- Ok, ahora presiona mi mano derecho.

-Perfecto. ¿Cuántos dedos ves aquí?- preguntó alzando tres dedos frente a la mujer.

-Tres.

-Bien. El doctor Palmer vendrá en unos minutos a terminar con los chequeos, así que debes quedarte aquí quieta y calmada. Prometo que no tardaremos demasiado.

-Gracias, doctora Arias.

Sam se quitó los guantes, los tiró a la basura y revisó su reloj. Ya casi era la hora de la visita y pronto esa sala estaría llena.

-Doctora, la llaman desde cuidados intensivos- informó una enfermera, y Sam salió casi corriendo hasta el lugar.

Su jefa estaba de pie esperándola, y por su rostro, podía pensar en buenas noticias. Se acercó, reguló su respiración y escuchó con atención. Kara había respondido muy bien a la ausencia del respirador, y llevaba horas respirando por sus propios medios. Las imágenes con contraste no mostraban nada nuevo y nada alarmante. Su corazón latía a una velocidad normal, sin problemas, no había tenido inconvenientes durante la noche, y todo marchaba medicamente bien. Desconcertaba que no abriera los ojos, pero eran optimistas.

Sam entró a verla, se sentó a su lado y se mantuvo en silencio por unos minutos, mientras la miraba y sostenía su mano. Había leído el historial médico un par de veces, y seguía buscando una explicación lógica a todo su caso. Múltiples reanimaciones, una operación, varios huesos rotos, y sin embargo ella estaba respirando por sus medios mucho antes de lo que habrían imaginado. Parecía una locura, pero no lo era. Le habló, pensó que era un buen momento para pedirle que hiciera un esfuerzo más, que estaban esperando que abriera los ojos, y que esperaban que recuperara su vida pronto.

Lena llegó a los pocos minutos, justo para el horario de visita, y sonrió al verla sin respirador. Sam le explicó sobre su evolución, sobre el progreso que había hecho en la noche, y le dijo que el panorama era bueno.

-Vamos a darle tiempo, pero ella debe despertar pronto- explicó, mientras observaba a la muchacha sobre la cama, y aun sostenía su mano.

-Ella es muy fuerte, sé que lo hará.

-¿Qué pasará cuando lo haga? Entre ustedes...

-No puedo responderte eso ahora, Sam. Es todo muy complicado. Además, ni siquiera sabemos cómo será su reacción al verme aquí.

-Sí, lo siento, no debí preguntar eso.

-Está bien, no me molesta.

-Debo ir a seguir trabajando. Quédate con ella el tiempo que quieras, ya hablé con las enfermeras. Regresaré en cuanto pueda.

-Okay.

Lena ocupó el lugar en la silla, y observó a Kara por unos largos minutos. Su rostro estaba libre, sus golpes y heridas ya eran mínimos, y a pesar de su palidez, ya no se veía tan desmejorada. Lena pasó la yema de los dedos por su brazo, se sintió bien con el contacto, la suavidad de su piel le recordaba esos días en que despertaba a su lado en las mañanas y la observaba dormir. Le habló, como siempre lo hacía. Le contó que estaba en una especie de punto muerto en su vida. Que Andrea la había dejado, y que a pesar de haberla querido mucho, no se sentía tan terrible por eso. Pero si pensaba en todo lo que había pasado desde que se había marchado de Ciudad Nacional, hasta entonces. En las oportunidades que tuvo, y en lo exitosa que había sido carrera. Sin embargo, se sentía vacía en una habitación de hotel, esperando que su ex novia se despertara. A la deriva, con incertidumbre. Era un desastre por dentro, y ni siquiera su dinero podía hacer nada por ella. Hizo una especie de descargo con Kara, sentía que podía hacerlo porque ella estaba dormida, porque no iba a recibir consejos, ni sermones. Solo era ella, su voz, y su forma de sacarse toda la angustia de adentro. Pensó en la pregunta de Sam, y en como eso había causado un torbellino dentro suyo. Que pasaría entre ellas si Kara despertaba... Todo era un campo de batalla en el que no quería caminar. Incierto. Peligroso. Inseguro. Tal como el camino que había recorrido desde aquel día que se había marchado de Ciudad Nacional. Y se preguntaba como había sido ese camino para Kara.

Flashback

-Mi nombre es Kara, y tengo una fuerte adicción a las drogas y al alcohol.

Kara empezó su participación en el grupo de apoyo justo una semana luego de salir de la clínica. Le parecía una pérdida de tiempo, pero estaba obligada a hacerlo para ganarse la confianza de Alex y Sam otra vez. Se unió a la ronda que habían armado en una sala bastante grande, y observo al resto por un buen rato antes de empezar a hablar. Hablo poco, pero fue precisa. Dijo lo justo y necesario como para que nadie tuviera que hacerle otra pregunta, y luego mantuvo un tranquilo y respetuoso silencio hasta que la hora se cumplió. Repitió la rutina por un par de días. Se sentaba, escuchaba, interactuaba muy poco, y luego callaba. El silencio parecía ser la respuesta justa cuando no tenía nada para decir.

No quería lanzarse a un abismo de cosas sin sentido, no quería pretender que estaba a gusto, o que en verdad le servía estar sentada allí en medio de toda esa gente que no conocía. No comprendía sus discursos positivos y llenos de esperanza. Le parecía utópico el mundo del que ellos hablaban. Y por eso guardaba silencio. Claro, hasta que un día el tema de la jornada tocó un punto sensible. Estaban hablando de las familias, los amigos, las personas que los mantenían fuertes, esas caras que recordaban antes de caer nuevamente. Ella nombró a Alex, Sam y Lena. Hablo de esta última con alguien que le había dado las razones para entrar al centro de rehabilitación, y la única persona que había comprendido lo duro que era vivir de esa forma. Habló de Lena como nunca antes. Resaltó lo hermosa que era, lo aún más hermosa que era su alma, lo increíblemente grande que era su corazón. Y luego de atrapar a todos con esa historia de amor, dio el golpe de realidad.

-Pero yo le rompí el corazón, y fue otra cosa buena que no pude conservar- un silencio lleno el lugar. La tristeza de Kara era palpable. Sus ojos lo decían todo. La forma en que bajó su cabeza y lanzó una pequeña risa forzada, demostró cuanto esfuerzo estaba haciendo por no quebrarse.

-Si tan solo pudiera hacer una cosa, solo una, para remediar todos mis errores, lo haría sin pensarlo- dijo al fin, y cortó el tenso silencio generado en el lugar.

-¿Qué crees que deberías hacer para remediarlo, Kara?- preguntó una de las participantes, sentada justo frente a ella.

-Irme de casa cuando tuve la oportunidad.

Ahí empezó otra historia que ellos no habían escuchado de la rubia, y que ella resumió muy bien. Su mamá la había querido. Su padre las golpeaba. Alex logró irse de ahí, intentó convencerla de que se fuera con ella pero Kara prefirió quedarse y cuidar a su madre, a pesar de todo. Pero dos años después ella se suicidó, por causa de la fuerte depresión con la que vivía. Para entonces su padre tenía otra mujer, y dos pequeñas hijas que tenían la misma miserable vida que le habían dado a ella. Había caído en las drogas muy joven, y a pesar de haber sido ingresada a un centro de rehabilitación, la universidad la llevó irremediablemente a eso otra vez.

Tenía veintinueve años, había ingresado al menos cinco veces a rehabilitación, y nunca había podido mantenerse mucho tiempo sobria. A excepción, claro, de sus años con Lena. Lena era la razón de todo. Y también se había marchado. Dejó el lugar ese día pensando en cuantas cosas hubieran sido diferentes si se iba con Alex. Pero también pensó que no habría conocido a Lena. Y no estaba segura de querer resignar eso. La vida era una constante consecuencia de sus actos y decisiones. Y ella parecía no saber tomarlas.

Esa noche buscó a Lena en instagram, observó sus fotos, descubrió que estaba en Londres y habría actualizado sus redes sociales en las últimas dos horas. Escribió un mensaje para ella, pero decidió no enviarlo. Le parecía estúpido pensar que de tantos mensajes que seguramente ella recibía, iba a leer el suyo. Sin embargo siguió mirando sus fotos, tratando de diferenciar a la Lena que estaba promocionando su trabajo, y a la Lena que simplemente quería subir una foto por diversión. De esas últimas había pocas. Kara se odiaba por haberla lastimado, pero entendía que eso había sido necesario para que Lena pudiera salir al mundo, mostrar su talento y darse en un cien por ciento a su trabajo. Y por lo que veía, le estaba yendo muy bien.

Regresó al botón de enviar mensaje, presiono y escribió otra vez.

"Lamento todo lo que paso entre nosotras. Sé que no era la forma en que lo nuestro debía terminar, y en verdad lo siento. No hay nada que no haría por mantenerte a salvo, y espero que lo sepas. Fuiste la razón de todo lo bueno que pude hacer mientras estuvimos juntas. Que seas muy feliz, Len. Auténtica y genuinamente feliz."

Ni siquiera era un seguidor de la cuenta y tampoco iba a serlo. Solo estaba ahí por si alguna vez necesitaba verla, y saber que todo estaba bien. Se preguntó otra vez si debía enviar el mensaje, y luego de suponer que jamás lo leería, decidió hacerlo. Ese fue el inicio de una nueva recaída.

𝑽𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝒕𝒊 | 𝐴𝑑𝑎𝑝𝑡𝑎𝑐𝑖ó𝑛 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora