𝑽𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝒕𝒊 | 𝐴𝑑𝑎𝑝𝑡𝑎𝑐𝑖ó𝑛 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝

Reporteros, cena...¿Lexie Grey? 2/2

-Luego de esa tarde, Kara decidió regresar a la clínica. Y prometió que saldría adelante a pesar de ti. En verdad lo estaba haciendo- aclaró Alex- Iba a postularse a una beca en la escuela de periodismo para empezar en el próximo semestre.

-Yo no sabía eso- reprocho Sam.

-Iba a decírtelo cuando tuviera lista la solicitud. Ella en verdad quería hacerlo.

-Lo que le paso es tan injusto- Lena no podía entender el destino. Era como si se empeñara en hacer que las cosas salieran mal para Kara siempre.

-Creo que deberíamos descansar por hoy- dijo Alex y Sam coincidió- Muéstrale a Lena la habitación mientras yo levanto estas cosas.

-No, déjame ayudarte- se ofreció la pelinegra.

-Mañana te encargarás del desayuno. Ve a descansar.

La habitación donde prepararon cosas para ella era amplia, tenía paredes blancas y algunos cuadros de madera con pinturas de paisajes. Sam le mostro el baño, el armario donde tenía las toallas, y todo para que se sintiera cómoda, como si estuviera en casa. Se quedó un rato con ella, hablaron de sus vidas, se contaron muchas cosas de esos años que habían estado alejadas, y se dieron el chance de reír y bromear otra vez, como recordaban hacerlo en otro tiempo. Habían pasado por tanto juntas, que a Sam le dio pena que Lena no la acompañara en su boda con Alex, pero le mostro el álbum con fotos de ese día y trato de brindarle todos sus detalles para que se sintiera cerca. Kara había sido dama de honor, llevo un vestido azul y el cabello atado. Sam había olvidado lo hermosa que se veía la rubia ese día, y Lena se lo recordó mientras no dejaba de observar la foto.

-Tú también estabas muy bonita- le dijo a su amiga- Me gusta tu peinado.

-Fue una noche fantástica. Hubo amigos y familia. Fuimos a festejar en un rancho de la familia de Alex, y la decoración fue tan esplendida que nadie recordaba cómo era el rancho antes de eso. Fui muy feliz esa noche.

-¿Y lo eres ahora?

-Muy feliz. Tenemos días complicados, pero soy muy feliz. Deseé eso para Kara siempre, y creo que por fin estaba logrando encaminar su vida para eso.

-Sé que despertara. Estoy segura de eso.

-¿Y tú? ¿Has sido feliz?

-Tuve mis días. El mundo en el que me muevo no es tan fácil como parece. Andrea fue un respiro en medio de la locura, y aunque los últimos dos años fueron bastante locos para ambas, logramos sacarlo adelante.

-Lamento que eso se terminara.

-Era un final inevitable. Pero bueno, fuera de mi relación con ella, el resto de mi vida fue muy normal.

-¿Normal? Demonios Lena toda la ciudad te conoce, has dejado huella en cada paso que has dado. Has sido nominada a premios importantes de la ciencia, has hecho demasiadas cosas para hacerte notar.

-Si bueno, no hay muchas cosas interesantes fuera de mi trabajo, es lo más que odio. Siempre en la oficina leyendo y firmando papeles tras otro, yendo a viajes de negocios...

-Le falta el toque del cuarteto de oro- ambas sonrieron, recordaban esos días con mucha alegría- Si decides tomar un vuelo de vez en cuando, estaremos aquí para ponerle emoción a tu vida. Quien dice, hasta puedes tener una tercera casa.

-Lo tendré en cuenta.

-Me voy a dormir, Len. Espero que puedas descansar.

-Descansa, Sam. Gracias por darme este espacio para huir de mi vida un rato.

-Cuando quieras.

Flashback

Las olas golpeaban los pies de Kara y Lena mientras caminaban a orillas del mar en Los Ángeles. La CEO llevaba casi tres semanas allí, y la rubia había llegado ese día para pasar la última semana con ella antes de regresar a Ciudad Nacional para festejar el cumpleaños de Alex.

Kara adoraba el mar, las olas, el sol, la playa. Los Ángeles era su nuevo lugar favorito, y cada vez que podía acompañar a Lena, lo hacía con mucho entusiasmo. Había pasado los últimos seis meses sobria, feliz, sin efectos secundarios. No extrañaba la vida de excesos, tampoco le costaba mantenerse limpia. Era feliz. Por primera vez en su vida, sentía que lo tenía todo, y no necesitaba las drogas o el alcohol para sentirse plena. Disfrutaba del viento en su rostro, del sonido del mar, y la mano de Lena entrelaza con la suya. Disfrutaba su compañía, amaba escuchar sus historias, y su risa contagiosa cuando algo desbordaba lo que estaba contando. Nunca reían tanto como cuando estaban juntas.

-¿En qué piensas?- la voz de Lena sacó a Kara de sus pensamientos.

-En mi mamá.

-¿Por qué?

-Si ella hubiera conocido a alguien como tú, seguramente hoy tendría una vida diferente.

-¿Y eso que significa?

-Que tú me has dado motivos para ser mejor, y quizás ella necesitaba de alguien que le recordara lo mucho que importa. Cuando estoy contigo, yo finalmente entiendo que se puede hacer algo más grande con la vida, algo mucho mejor de lo que tuve antes.

-Efectos adversos de estar conmigo- bromeo Lena, y se soltó de su agarre para rodear su cintura y atraerla más a ella- Si algo quiero hacer con mi vida, es cambiar al menos la vida de una persona. Si puedo hacerlo contigo, mucho mejor.

-Cambiaras muchas vidas, mi amor. Pero lo que me has dado es lo más grande que alguien hizo por mi alguna vez. Contigo en verdad se siente como si todo tuviera un sentido. Realmente se quién soy cuando estoy contigo.

-Más allá de lo lindo que es saber eso, quiero que puedas ver tu vida más allá de mí, más lejos de esto que tenemos juntas. Que puedas ser esta extraordinaria mujer, independientemente de mí y lo que yo te haga sentir.

-¿Ya estás pensando terminar conmigo, Lena Kieran Luthor?

-Nunca.

Compartieron un beso en medio de la playa. Lena tenía la costumbre de rodear la cintura de Kara como si fuera a caerse, y la rubia llevaba sus manos por detrás de su cuello para acercarla más a ella. Nunca unos labios habían encajado tan bien, nunca unas manos habían sabido exactamente como tocar a la otra. Lena podía hacer que Kara se sintiera feliz, plena, llena de energía y con ganas de vivir una vida en libertad. Pero lo que no sabía era que ella podía hacerla olvidar del mundo que la rodeaba lleno de documentos, de las casi 24 horas que pasaba en su oficina y todos los proyectos que tenía por delante. Era su mejor escapatoria de la rutina, y todo lo que necesitaba para ser feliz al llegar a casa.