Cita

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-¡Kara! Voy hasta el supermercado, ¿quieres venir?

Alex la sacó de sus profundos pensamientos, y le recordó que estaba sumergida en la bañera, en casa luego de un buen tiempo.

-No, me quedaré aquí. Prometo comportarme.

Escuchó a Alex reír, y luego salir de la casa dando un fuerte portazo, como siempre, esos que Sam odiaba pero nunca había podido evitar. En otra ocasión, Kara habría tenido su móvil cerca para distraerse, pero en ese momento no. Estaba en algún rincón de la estación de policía, como evidencia de su accidente. Así que se aburrió rápido y salió a vestirse antes de buscar alguna fruta para comer. Esa casa era el único lugar en el que podía moverse con comodidad, la sentía como su casa, Alex siempre se lo había dicho. Podía sentarse en el sofá, buscar algo en el refrigerador, encender el televisor, ir a la cama, y usar el teléfono. Tenía este último en la mano, mientras que en la otra sostenía el papel con el número de Lena. Pensaba en marcarle, y luego se arrepentía. ¿Y si estaba con Andrea? ¿Y si no quería hablar con ella y solo mantenía conversación por cortesía? Tenía cientos de interrogantes como esos, y no sabía cómo quitárselos de la cabeza para llamarla al fin. Tenía más excusas que razones por las cuales llamar. Tenía miedo. Y ese miedo no la dejaba pensar bien.

Observó otra vez el número en el papel, recordaba perfectamente su caligrafía, y la forma exagerada en que presionaba el bolígrafo. No perdía nada intentando. Marcó y llamó. Escuchó los dos tonos con nerviosismo, y luego su voz la tranquilizó.

-¿Hola?

-Lena... Soy yo.

-Kara, ¿cómo estás? ¿Ya estás en casa de Sam?

-Sí, llegué hace unas horas, tomé un largo y relajante baño, y pude estirar mis piernas un rato. ¿Cómo estás tú?

-No te esfuerces tanto. Yo estoy bien, recordando como era esta locura y reorganizando mi vida otra vez.

-¿Pudiste reprogramar las importantes reuniones que tenías?

-De hecho trabajo en eso. Si no logró nada tendré que echarte la culpa.

-Lo siento.

-Oye, era broma. Además me obligaste a parar un poco, y eso es algo que necesitaba. Claro, me hubiera gustado que fuera en otras circunstancias.

-Descansa, no tienes que morir en medio de una de tus reuniones.

-Tendré en cuenta tu consejo. ¿De dónde estás llamando?

-Es el teléfono de la casa.

-¿Puedo llamarte de aquí cuando quiera?- el pensamiento de que Lena quería hablar con ella la hizo sonreír.

-Sí, no creo que a ellas les moleste. Al menos hasta que pueda tener un móvil propio.

-Perfecto entonces. Debo dejarte ahora, tengo algunas cosas que hacer, pero voy a llamarte otra vez, lo prometo.

-Solo quería agradecerte por todo.

-No tienes que agradecer nada. Te llamo luego, Kara. Cuídate.

-Cuídate también. Adiós.

Flashback

-Quería llevarte a otro sitio, pero este es el lugar donde estaremos tranquilas.

Lena intentaba justificarse por haber llevado a Kara por segunda noche consecutiva al bar de sus amigos, pero a la rubia eso no le importaba en absoluto. En esa oportunidad el lugar estaba abierto, y había algunos clientes distribuidos en las mesas. La música sonaba al volumen justo como para mantener una conversación con quien estaba al otro lado de la mesa sin necesidad de levantar la voz.

Kara entendía que la gente que frecuentaba el lugar conocía a Lena y por lo tanto no tendría que ocultarse. Le estusiasmaba la idea de conocer a Lena en otra faceta.

-No me importa el lugar. Podrías haberme invitado a tomar un helado en un parque y había accedido a ello sin pensarlo.

-Pensé en invitarte a casa, pero Sam dijo que era demasiado pronto. Y si lo dice Sam, que lleva a sus chicas de una noche directo a la cama, entonces debía escucharla.

-Es diferente tener una cita y llevar a alguien a la cama, ¿no te parece?

-Coincido.

-Pero si esa es tu finalidad, entonces solo debes decirlo.

-¿Esta cena no hacía falta?

Ambas se encontraban cómodas haciendo chistes sobre el tema. Sin embargo la finalidad no era esa. Lena en verdad estaba interesada en otras cosas, aunque la idea de llevarla a la cama no era algo que había desterrado de sus pensamientos. Pero Kara era fascinante desde sus ojos hasta su sonrisa, desde su pestañear hasta su forma de levantar una ceja cuando quería parecer interesante. Estaba constituida por pequeñas cosas fascinantes, y era imposible no sentirse atrapado en sus misterios.

Esa segunda noche, en el mismo bar de la noche anterior, ambas confirmaron una cosa que ya sabían: había una química innegable y sorprendente entre ellas, y era la primera vez que la experimentaban de esa forma. Lena podía pasar horas escuchando a Kara hablar de todos los sueños que tenía, mientras que la rubia se sentía hipnotizada por la inteligencia que la CEO demostraba en cada palabra que decía, en cada tema de interés que llevaba a la mesa. Era una completa nerd, y eso la hacía especial, diferente a cualquier persona con la que Kara había estado antes.

Lena se ofreció a llevarla al terminar de cenar pero en un hábil juego de palabras, Kara sugirió que no era mala idea ir a su casa. Y fue la mejor idea que había tenido alguna vez. No solo conoció el departamento de Lena, sino que vio lo que sería una vida en uno de esos lugares con los que siempre había soñado. Ordenado, siempre limpio, con los muebles a juego, y diseño profesional. Se detuvo frente a una biblioteca repleta de libros asombrosos, y además una videoteca que llamó su atención rápidamente. Ese departamento, comparado al suyo, alejaba completamente sus vidas.

-Pensaba en lo lindo que sería vivir en un lugar como este- comentó a Lena cuando esta se acercó a ella en la sala de estar, con dos copas de vino en la mano. -Este departamento es muy bonito.

-Gracias- la CEO alcanzó la copa a Kara y sonrió. -¿Has visto mi colección de películas?

-Hay algunas que son bastantes discutibles, debo decir... ¿Camp Rock?

-Vamos, es un clásico de Disney.

-Y la pusiste justo al lado de Grease, lo cual hace que tus elecciones sean aun peor- Lena rió con fuerza, y Kara se perdió en sus ojos en ese instante.

-Deberías venir a ayudarme a clasificarlas entonces. Digo, ya que...

Fue interrumpida por los labios de Kara atrapando los suyos por sorpresa, y automáticamente ella correspondió a ese beso sin pensarlo demasiado. La mano que no sostenía la copa fue a parar al cabello rubio, mientras que la de Kara se posicionó en su cintura con suavidad. Había algo en ellas, algo inexplicable, que estaba en el aire y que no podían definir, pero se sentía asombrosamente bien. Se besaban como si sus labios hubieran sido creados para estar juntos, como si en alguna otra vida se hubieran conocido perfectamente. Y en un momento besarse no parecía suficiente. Dejaron las copas en una mesa y de a poco quitaron toda la ropa que estorbaba. Finalmente Lena si la llevó a la cama, pero no parecía que eso era cosa de una noche, o dos. Era mucho más fuerte, y ambas lo sabían, pero no lo dijeron. Kara se quedó con ella esa noche, y de a poco otras noches más.

𝑽𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝒕𝒊 | 𝐴𝑑𝑎𝑝𝑡𝑎𝑐𝑖ó𝑛 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora