Cosas de qué hablar

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Una vez enviada la solicitud, sólo restaba esperar. Kara cerró las ventanas de su departamento, y se acomodó en el sofá para ver televisión un rato. Aún no había entrado a la habitación, no quería hacerlo sin Lena, y esas últimas noches las había pasado durmiendo en la sala. Había algo suyo que le impedía entrar allí y recordar lo que había pasado la última vez, y pensó que con Lena a su lado todo sería más fácil. Tomó el móvil y escribió un mensaje.

[Kara]: ¿Estás en tu casa ya?

[Lena]: Llegué hace una hora, pensé que estabas dormida, por eso no llame. ¿Necesitas algo? ¿Estás bien?

[Kara]: Sí, sólo quería desearte buenas noches.

Lena tardó apenas unos segundos en iniciar una video llamada, y Kara sonrió al ver su nombre en la pantalla.

-En verdad no te gusta enviar mensajes.

-No, soy bastante impaciente como para esperar una respuesta, además quería verte antes de dormir. ¿Qué haces?

-Estaba por ver una película. ¿Tú que haces despierta si mañana debes estar lista temprano?

-Estaba leyendo unos documentos, ya sabes, cosas de trabajo y eso, lo normal.

-¿Nuevos contratos?

-Por ahora no, digo no que me interesen, al menos.

-Ohh...

-Te tengo una sorpresa. Adelanté mi vuelo.

-Ah, sí.

-Sí, te veré mañana en la noche.

-Está bien. Te espero entonces.

-Descansa.

-Tú también. Adiós.

Había un sinfín de motivos que podrían llevarlas a dudar, pero había otros que eran más fuertes, que las hacían querer ir por más, arriesgarse aunque no supieran exactamente donde las llevaría el camino. Los viajes de Lena ya ponían en alerta a los medios, las visitas constantes ya tenían en la mira a Kara, y cuando las cosas avanzaran, eso sería peor. Ambas lo sabían, y trataban de no pensar en eso aun. Querían arriesgarse a todo, intentarlo hasta el límite otra vez, porque lo que ellas tenían era especial, único, inigualable. Y Kara sentía que ese era en verdad el inicio de su nueva vida, que desde allí nunca más regresaría hacia atrás. Lo creía con tantas fuerzas que todos los miedos eran pequeños en comparación, y Lena era una gran responsable pero no la principal razón. En ese momento, su amor propio era la razón más grande. Tomar ese chance, lanzarse al precipicio aun sin saber lo que había abajo, pero creyendo que ya nunca más estaría sola, pues se tenía ella misma.

*****

Lena le escribió a Kara para decirle que estaba llegando, y recibió un emoji como respuesta. Sonrió. Kara nunca fallaba al hacerla sonreír. Lena no necesitaba anunciar su presencia cuando caminaba a través de la puerta del hotel, y en su lugar el recepcionista ya estaba saludando con una sonrisa. La CEO confiaba en ellos, nunca había tenido problemas para resguardar su privacidad estando en el edificio, jamás habían filtrado información sobre su acompañante, y tampoco hacían preguntas. Era uno de sus pocos lugares seguros, y siempre estaba feliz de contar con él. Subió por el ascensor, y al llegar hasta el piso correcto, Kara ya estaba esperándola. Se fundieron en un abrazo sentido y luego entraron al departamento.

El día posterior a irse, Lena había comprado algunas cosas por Internet que llegaron hasta el lugar para que Kara solo tuviera que ordenar. Un televisor, porque no podía vivir sin uno. Algunas cosas para cocina, como cafetera, y su infaltable microondas. Se alegró al ver que todo estaba en su lugar, y que efectivamente había sido útil aunque Kara odiara que ella comprara todo. Esta vez se había justificado diciendo que eran cosas que ella misma necesitaría cuando estuviera en el departamento, y entonces la otra accedió.

-¿Cómo estuvo tu vuelo?

-Bien. Lo molesto fue la llegada. Había decenas de periodistas esperándome y haciendo tantas preguntas juntas- dejó la valija de tamaño pequeño a un lado y fue a sentarse al borde de la mesada de la cocina.

-Será difícil mantenerlo en secreto, ¿no?

-Claro que lo será. En realidad no espero que podamos mantenerlo en secreto, pero sí que sea privado, porque es frustrante tener que dar explicaciones todo el tiempo.

-Sí, lo entiendo.

-En fin, ¿cómo estuviste estos días?

-Fui a la psicóloga, visite a Sam y a Alex, hice algo de ejercicio, y fui hasta la pensión a ver a la señora Osment. Ah, y me encargué de que cada espacio en la compañía estuviera lleno.

-Productivo.

-Demasiado. Además anoche envié la solicitud a la Universidad, y eso me tiene un poquito nerviosa- Kara mantenía distancia con ella, y buscaba cualquier cosa en la que encausar sus ganas de hacer algo que la mantuviera ocupada. En ese momento estaba sacando un vaso y sirviendo agua. -¿Quieres algo?

-No, estoy bien. Lo de la Universidad saldrá bien, ya verás. Ahora ven a sentarte un rato y deja de dar vueltas porque tenemos cosas que hablar.

-Tenía miedo de escucharte decir eso- Lena sonrió, porque sabía que Kara estaba nerviosa, la conocía lo suficiente como para notarlo.

-Ven, todavía soy buena- apartó la banqueta a su lado y esperó a que ella estuviera cómoda. –Yo también tengo miedo, Kara.

𝑽𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝒕𝒊 | 𝐴𝑑𝑎𝑝𝑡𝑎𝑐𝑖ó𝑛 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora