Capítulo 3 - Nombre Curioso

495 57 10
                                    

Estaba frente a la puerta de mi habitación con una bandeja en mano. Había decidido preparle algo de desayunar a la chica enigma; han pasado muchas horas desde que la traje aquí, supongo que debe tener hambre. Toqué la puerta delicadamente –¿Puedo Pasar?– pregunté, pero no hubo respuesta. –Te traje comida, imaginó que mueres de hambre– silencio. –¿Quieres hablar?– sin respuesta, denuevo. –Esta bien, entiendo, te dejaré la comida aquí afuera, puedes tomarla si gustas. Si necesitas algo, dimelo.– Suspiré con frustración al no conseguir interactuar con la chica enigma, una vez más.
Antes de empezar a bajar por las escaleras, escuché el sonido de la perilla abriéndose, me detuve y voltee a ver la puerta. La chica enigma abrió ésta lentamente y bajo su mirada, viendo la bandeja con comida que se encontraba en el suelo, la miró con duda, pero finalmente la tomó y la alzó; antes de entrar con la bandeja a la habitación, notó mi presencia y su mirada se encontró con la mía, se quedo un momento ahí mirandome, como si un adulto hubiera encontrado a un niño haciendo alguna travesura. Solo le sonreí para demostrarle confianza y ella nerviosamente entró, cerrando la puerta. ¿Encerio? ¿Ni un gracias? Sacarle palabras a ésta chica parece lo más complicado del mundo.

~ [ • • • ] ~

Ya eran las 5:00 p.m. y la chica enigma todavía no salía de mi habitación. Cansada de la situación, me dispuse a subir las escaleras y hablar con ella de una vez por todas. Estaba a punto de tocar, cuando logré escuchar algo al otro lado de la puerta, eran sollozos.
Confundida, abrí la puerta con delicadeza, ahí estaba. Sentada en la cama con sus piernas entre sus brazos, llorando. No sabía si era correcto acercarme, no sabía por qué lloraba, no sabía si debía abrazarla. –¿Estás bien?– me dí un golpe mental. ¿Enserio Daniela? Está llorando, obviamente no esta bien. Me acerqué a ella y posé mi mano en su hombro, ella al sentir mi mano se alejó rápidamente comenzando alterarse. Oh no, no otro ataque de pánico. Tenía que calmarla o todo resultaría peor, volví a acercarme, pero esta vez con cuidado. –Oye chica... No voy hacerte nada, lo prometo, solo trato de ayudarte, necesito que te calmes por favor– hablé casi susurrando, para tranquilizarla. Yo daba pasos hacía delante y ella retrocedía, hasta que chocó con la pared; se asustó más al saber que no tenía escapatoria, empezó a arrastrarse por la pared hasta el suelo, volviendo a la posición donde sostenía sus piernas con los brazos. Respiraba agitadamente, me estaba preocupando mucho; me agaché a su altura y la tomé de sus hombros. –Oye! OYE!– ella estaba desorientada, pero pude lograr que me mirara –Escuchame, cierra tus ojos y pon atención a lo que escuchas a tu alrededor– me miro confundida, pero lo hizo.
–Dime ¿Qué escuchas?– le pregunté.
–So... Solo escucho nuestras respiraciones– ¿Habló? ¡HABLO! ¡POR FIN! Okay Calle, no es momento, concéntrate.
–Muy bien y ¿Qué sientes?– dije empezando a bajar y subir mis manos por sus brazos delicadamente, creando una ficción reconfortante para calmarla.
–Siento... Tus manos– dijo algo asustada, pero más tranquila.
–¿Hueles algún olor agradable?– sé que parece rara la pregunta, pero son métodos para tratar los ataques y calmar a la persona.
–Tu... Tu perfume– abrí mis ojos con impresión y fingí toser un poco, ahora yo era la nerviosa.
–Perfecto, ya puedes abrir tus ojos– su respiración se había regulado y parecía más calmada, abrió sus ojos permitiéndole verme. Se quedó un buen rato observandome, detallando mi rostro, supongo por qué era lo más cerca que habíamos estado hasta ahora. Me empezaba a poner nerviosa su mirada, así que garraspee un poco mi garganta para captar su atención, dándole a entender que iba hablar.

–¿Qué fue lo que te paso?– no respondió. No otra vez por favor.
–Por favor, dime algo, aunque sea tu nombre, no puedo llamarte la chica enigma por siempre– fuck, se me salió el apodo.
–¿Chica Enigma?– preguntó confundida.
–Olvida eso– dije rápidamente. –Volviendo a lo que decía, ¿Cuál es tu nombre?–
–No– ¿Qué?
–¿No...qué?– pregunte confundida.
–No voy a decirte– reí internamente por su respuesta, ah mira, que fácil.
–Se puede saber ¿Por qué?–
–Por que... si te lo digo, investigaras más de mi y... una vez conozcas de do... dónde vengo, me regresarás ahí. Yo no quiero eso...– tenía un buen punto, no podía discutir eso con ella.
–¿Fue de lo que estabas huyendo ayer en la noche?– pregunté curiosa. Su mandíbula se tenso, parecía no querer recordar el lugar del que había huido. –Puedes decirme, prometo no volver a mencionar el lugar– solo asintió incómoda.
Muy bien, la chica enigma escapó de un lugar, al cual no parece querer regresar, se asusta al recordarlo y de pasada también temé de mis acercamientos.
–Esta bien... bueno, si no confías en mi para decirme tu nombre, ¿Cómo puedo llamarte?– le pregunté.
–¿Po... ché...?– dijo algo dudosa al revelarme ese "nombre".
–¿Poché? Bueno me sirve, no tienes que explicarme por qué ese nombre si no quieres.– La observé de arriba abajo, notando que todavía tenía solamente la camisa rasgada, ¿Por qué escapó con esa vestimenta? Con ésta chica solo me surgen dudas y más dudas; por algo le dices la chica enigma Calle, dijo mi subconsciente.
–¿Quieres bañarte y cambiarte de ropa?– le pregunté. Asintió repetidas veces, parecía estar esperando esa sugerencia. Sonreí ligeramente por su gesto y me dispuse a buscar ropa para ella, mientras le decía que fuera al baño a hacer aquello.

Así que ¿Poché...? Me gusta, es un nombre curioso.





- NCacher. 🔴

A r c a n a | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora