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No hay mucho que contar de mi última semana en la editorial, diseñé otra portada más, salí a comer unas cuantas veces con Mariana, Johann me molestó diciendo "te lo dije" por qué ahora me gusta Poché, y respecto a la ojiverde; no hemos podido hablar mucho, pues yo tengo que trabajar y ella está ocupada con su historia, pero debes en cuando nos tomamos un momento para platicar de nosotras.
En estos momentos me encuentro recogiendo mis cosas de la oficina para posteriormente despedirme de todos y desearles unas felices fiestas.
Camino por el pasillo con mi mochila sobre mi hombro, me despido de mis compañeros conforme avanzo, hasta que llego al lobby del edificio. —Adiós, ¡feliz navidad!— digo a la recepcionista. Antes de poder salir, escuchó detrás de mi la voz de Johann llamandome.
—¡Calle!— corre hacía mi.
Noto que está algo agitado —¿Que pasa Joxi?, ¿Quieres un tanque de oxígeno?— bromee.
—Ja Ja Ja, muy graciosa Calle.
—Lo sé, debería ser comediante— digo, con tono egocentrista. —Pero enserio, ¿Que paso?
—Vengo jadeando por correr tratando de alcanzarte— hago un ademán con mi mano para que continúe. —Quería saber si puedes prestarme tú auto, el mío esta en el taller y necesito recoger a mi hermana al aeropuerto.
—Oh, ya veo. Si quieres puedo ir contigo y de regreso los dejo en tu casa.
—No creo que quieras regresar tarde a casa, sabes que a estas horas hay mucho tráfico y el aeropuerto esta lejos de aquí.
—Cierto, y si vas en taxi te cobrará mucho— asiente. Trato de pensar en una alternativa con tal de no caminar hasta la estación de autobuses, y para suerte mía, llega mi salvación. —¡Mariana!
Voltea a vernos y se acerca hacía nosotros. —¿Calle?, Creí que ya te habías ido a casa.
—Se supone, pero Johann necesita llevarse mi auto, ¿Tú serías tan amable de llevarme a casa?
—¡Claro!, No tengo problema con ello.
—Muy bien, aquí tienes Johann— le lanzó mis llaves y éste las atrapa con éxito.
—¡Gracias Calle, te lo dejo más tarde en tu casa!— dice, mientras corre hacía la salida. Yo y Mariana reímos por la situación.
—¿Nos vamos?— pregunta Mariana.
—Nos vamos— salimos de la editorial para después caminar en dirección al estacionamiento, Mariana me guía hacía donde está su auto mientras platicamos un poco.
Al ubicarlo podemos ver como el Señor Ruiz sale del suyo.
—Daniela, Mariana— Menciona saludando.
—Señor Ruiz, que sorpresa, ¿Usted también va a su hogar?— decido preguntar.
—Que más quisiera jaja, pero lamentablemente tengo que seguir revisando unas cosas aquí— explica. —Por cierto, no es necesario que me llamen "Sr. Ruíz", pueden decirme Mario.
—Oh, lo siento, Mario— me disculpo.
—Eres casi de nuestra edad, ¿Verdad?— pregunta Mariana.
—En efecto, apenas tengo 28, por eso siempre les digo a los demás que no me digan "Señor" sigo siendo joven aún.
—Me sorprendes mucho, Mario. A tu corta edad manejas una editorial completa, tú solo.
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A r c a n a | Caché
Romance"Me arriesgue a ayudarte sin conocerte, sin saber tu nombre, sin saber tu paradero, sin saber tus intenciones. Un verdadero enigma." - Lee el Prólogo para adentrarte más en la historia - Historia 100% creada por mi © Derechos de @NCacher