04

836 49 2
                                    

Para vacaciones de primavera ____ planeaba adelantar su trabajo, pero sus tíos exigieron que cogiera otro pase de modelos porque la minuta del abogado había crecido a niveles asombrosos. Sabía que podía negarse. Tenía más de dieciocho años, y ellos no tenían ningún control legal sobre ella, pero decir que no simplemente no merecía la pena la avalancha de llamadas y el hostigamiento constante. No pasaría por ello para seguir en clase y hacer una escena para conseguir lo que ellos querían. Siempre era más fácil –e inevitable– rendirse.

Mantener a Will fuera de la cárcel se estaba volviendo más y más difícil. Le había sido ordenado por un juez asistir a clases para el control de la ira. ____ esperaba más que cualquier otra cosa que esto ayudara, pero tenía sus dudas.

Afortunadamente Giovanni estaba listo para fotografiar el catálogo de su nueva línea y le llenó de alegría que ella estuviera disponible. Las fotos se hicieron a lo largo de la hermosa y áspera costa de Maine, y durante dos semanas ____ posó, mientras un equipo de estilistas, maquilladores y ayudantes pululaban a su alrededor acicalando y emperifollando. El día que regresó a Boston, Jordan llamó.

–Me alegro mucho de que estés de vuelta –dijo Jordan.

____ podía oír la ansiedad en su voz.

–¿Qué pasa?

–¿Te gustaría visitar el nuevo edificio de oficinas del FBI conmigo esta tarde?

____ declinó inmediatamente. Las últimas dos semanas habían sido agotadoras y quería un día para recuperarse, pero cuando Jordan mencionó que visitarían el nuevo centro cibernético, lo reconsideró.

–El agente Phillips es amigo de Noah y mío –explicó Jordan. –Noah trabajó con él en el pasado, y le conocemos hace mucho tiempo. Es el jefe del equipo contra el crimen cibernético en Boston. Oí que la instalación es una obra de arte y me muero por verlo. Acaba de llamarme y preguntar si me gustaría ir y visitarlo hoy. Sabe quién eres y me dijo que también podía llevarte conmigo. ¿Qué dices?

–¿Cómo sabe sobre mí? –preguntó ____ suspicaz.

–Noah, supongo –respondió Jordan. –Mi pobre marido nos ha oído hablando de códigos, virus y programas durante horas. Probablemente te mencionó a Phillips. Así que, ¿quieres ir o no?

–Absolutamente, estoy dentro.

No había deshecho aún su maleta y fue al armario a buscar algo que ponerse. No creía que su uniforme habitual fuera apropiado, vaqueros y camiseta, así que eligió una falda y una blusa de seda con un par de zapatos de tacón.

Cuando Jordan la recogió, los dos compañeros de ____ estaban haciendo unos tiros de baloncesto en la entrada. Se detuvieron a mirarla bajar por el camino y silbaron con apreciación.

–¿Dónde vas, ____? Debe ser un lugar especial para que te pongas falda en mitad de la tarde –dijo Mark canturreando.

Ella sonrió y se despidió de ellos al entrar en el coche.

El paseo duró mucho tiempo. El GPS de Jordan les condujo por tres autopistas diferentes antes de que salieran a un área industrial. ____ ni siquiera estaba segura de que aún estuvieran en Boston. Giraron en una esquina y acabaron en una larga y sinuosa carretera que parecía dirigirse al medio de ninguna parte. No había casas y otras propiedades comerciales alrededor, solo gruesos árboles a cada lado. Las ramas se extendían sobre ellas como un paraguas.

–¿Por qué pondría el FBI una oficina tan lejos? –preguntó ____.

Jordan estaba igual de confusa.

–No lo sé. Cuando le dije a Noah que íbamos a venir hoy, me advirtió que estaba en una zona remota. Desearía que pudiera haber venido con nosotras, pero tenía que salir para Florida esta mañana.

Conectados (07)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora