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Oh ¿Por fin? ¿Se alegraba mucho de conocerla?

____ realmente tenía una mala sensación acerca de lo que estaba por llegar, y de repente tuvo la loca urgencia de darse la vuelta y correr tan rápido como pudiera, sabiendo que uno de los agentes podría interceptarla antes de que alcanzara el ascensor. Sin embargo, aun así quería intentarlo.

Afortunadamente, antes de que diera un paso, recuperó la sensatez y decidió permanecer serena. Phillips sacó una silla para ella y la señaló. Ella se sentó y cruzó una pierna sobre otra. Debido a que exponía parte del muslo por el corte lateral de su falda estrecha, tiró de su falda hacia abajo y con elegancia plegó las manos sobre el regazo. Esperaba no demostrar sus nervios a pesar del hecho de que su mente iba a toda velocidad para averiguar qué quería el agente Styles. Se dijo a si misma que permaneciera en calma y tratara de actuar como una ciudadana temerosa de la ley.

Sí, claro. Temerosa de la ley... excepto por los treinta y ocho millones de dólares que cogió de las cuentas de los hackers del CHF. Por no mencionar los millones que recuperó en los siguientes hackeos. No se había quedado el dinero, por supuesto. Simplemente lo había transferido a cuentas para que el FBI pudiera recuperarlo. Aun así, con el objetivo de encontrar el dinero, había visitado –prefería esa palabra a hackeado– sistemas protegidos. Había sido muy cauta y estaba segura de que había entrado y salido sin dejar huellas que el FBI o cualquier otra agencia podría seguir. No había robado nada para ella misma o cambiado algo que causara daño. Solo estaba ayudando. Eso no hacía de ella una criminal... ¿verdad?

¿A quién quería engañar? Si hubieran sabido lo que ella había hecho, habría estado camino de la celda.

Ahora, mientras estaba sentada bajo el cercano escrutinio de dos agentes del FBI, se preguntaba si entrar en uno de esos sitios había sido su caída. Seguía recordándose que había tenido cuidado –siempre tenía cuidado– a pesar de que hubo veces en las que había tenido prisa.

El silencio mientras los dos hombres continuaban mirándola tan expectantes era enervante. Un instante estaba confiada de que estaba a salvo, y al siguiente estaba preparada para que la esposaran. Finalmente Phillips rodeó su mesa y tomó asiento mientras el agente Styles, con los brazos cruzados sobre el pecho, la estudiaba.

Ella trataba desesperadamente de no mirarle, pero era imposible no notar lo atractivo que era. No podía creer que estuviera pensando en tales tonterías ahora. Céntrate, se dijo. Céntrate en el problema. Su habilidad para concentrarse era uno de sus rasgos más fuertes. ¿Cuántas veces las hermanas del instituto St. Dominic la alabaron por eso mismo?

¿Esos hombres iban a arrestarla o no? Podía sentir el pánico volver. ¿Era esto lo que Will sentía cada vez que la policía llamaba a su puerta? se preguntaba. ¿O era más displicente sobre ello?

Tomó aliento y preguntó:

–¿Por qué estoy aquí?

El agente Styles respondió:

–He estado deseando conocerte. He escuchado mucho hablar de ti, ____. Tu talento es bastante impresionante.

–¿Con quién ha estado hablando?

–Con algunas personas.

–En otras palabras, no va a contármelo.

Él no respondió a su pregunta. Solo sonrió. El hoyuelo de su mejilla cuando sonreía le hacía parecer menos intimidante. De hecho, en cualquier otra situación habría dicho que le daba un áspero encanto. También tenía un acento adorable. Británico o australiano, supuso.

El agente Phillips habló.

–Como sabe, esta es una nueva instalación, y nuestro trabajo aquí es muy importante.

Conectados (07)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora