cap XII

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"¡No tengo dinero!"


El dinero no puede comprar la felicidad, pero te hace sentir muy cómodo mientras eres miserable.


Clare Boothe Luce


Estaba planeando un viaje a Nueva York y recordé haber dicho a Leslie que la buscaría en mi próxima visita. La llamé al celular.


"¿Hola?", respondió Leslie.


"¡Hola, Leslie! Habla Kim. ¿Tienes algunos minutos para hablar?" "¡Por supuesto!", contestó.


"Oye, voy a estar en Nueva York en aproximadamente dos semanas. ¿Quieres que nos veamos?", pregunté.


"¡Siempre y cuando podamos almorzar!", rió.


Yo sonreí. "Imagino que el almuerzo es lo nuestro. Janice estuvo en Phoenix hace unos días y nos vimos... para almorzar, por supuesto."


Hablamos varios minutos y decidimos un día y una hora. "Tú elige el lugar", sugerí.


"Tengo un lugar favorito. Veré si está disponible y te avisaré", respondió.


Colgamos.


Otro almuerzo con las chicas


"Deja que la artista busque un sitio único para almorzar", pensé mientras me aproximaba al sitio donde nos encontraríamos.


Saqué el teléfono celular, pues no estaba exactamente segura de dónde era ese "lugar favorito" de Leslie. "¡Hola, Leslie! Estoy cruzando el puente. ¿Voy a la derecha o a la izquierda?", pregunté.


"A la derecha, sigue el camino y nos verás. No puedes perderte. Hermoso día, ¿verdad?", dijo.


Reí para mis adentros mientras caminaba. No había una sola nube en el cielo. El día era cálido de modo que sólo necesitaba una chaqueta ligera. Al pasar por la curva, claro, ahí estaba. Sentada en mitad de un cobertor rojo brillante colocado en el pasto de Central Park, con una enorme canasta de picnic junto a ella, sonriendo de oreja a oreja.


Saludé con la mano mientras caminaba hacia ella. Me sorprendió ver a otra mujer a su lado, de espaldas a mí. No se movió cuando Leslie me devolvió el saludo.


Mientras me acercaba a ellas reconocí de inmediato a la otra mujer. "¡Tracey! ¿Pero qué estás haciendo aquí?", exclamé. Nos dimos un fuerte abrazo.


"Estaba tan desilusionada por haberme perdido la última reunión que, cuando dijiste que venías a Nueva York, Leslie me llamó y preguntó si podía unirme", dijo. "No iba a perder otra oportunidad de recuperar el contacto, en especial después de que Leslie me contó lo mucho que se divirtieron juntas."


Pasamos la siguiente hora poniéndonos al corriente sobre nuestras vidas... y comiendo un fabuloso almuerzo que Leslie había preparado. Tracey nos contó lo agotada que estaba con su empleo en Chicago. "Mi vida no es vida", dijo con aire de arrepentimiento. "Estoy trabajando más que nunca, pero no veo las recompensas. Me dan aumentos, pero no parezco salir adelante. Mi marido trabaja tanto como yo. Tenemos dos niños: uno en secundaria y otro en séptimo grado. Hago malabares con todo pero, para ser honesta, al final del día simplemente no siento que esté progresando. Corro a toda velocidad para mantenerme en el mismo nivel. Realmente estoy lista para un cambio.


"Lo que en realidad me asustó", agregó, "es que hace un par de meses vendieron la empresa donde trabaja mi marido y había una posibilidad de que lo despidieran porque la compañía que compró la suya estaba remplazando a muchos empleados con los propios. Gracias a Dios no lo despidieron, porque eso hubiera sido un enorme golpe a nuestro ingreso. Pero me demostró lo vulnerables que somos en nuestras finanzas."

mujer millonariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora