Más sobre el dinero
Una buena meta es como un ejercicio extenuante… hace que te estires.
Mary Kay Ash
“¿Y cuál es ese buen consejo?”, preguntó Tracey.
“Les contaré otra historia”, comencé. “¿Recuerdan cuando Robert y yo nos mudamos a Oregon, sin ahorros y apenas con algo de dinero para pagar nuestras cuentas?”
Las dos mujeres asintieron con la cabeza.
“Fue en esa época cuando descubrimos que necesitábamos hacer algo diferente o, de lo contrario, a nivel financiero, siempre estaríamos detrás de la octava bola. Aunque ganábamos muy poco entonces, decidimos que para tener
futuro financiero debíamos dar pasos hacia ese futuro en el presente.” “¿Y qué hicieron?”, preguntó Leslie.
“Lo primero fue contratar un contador”, le dije.
“¿Por qué un contador?”, preguntó. “Dices que apenas tenían dinero. ¿Por qué necesitaban un contador si tenían poco dinero?”
“¿Saben lo fácil que es mentirse respecto al dinero?”, pregunté. “Yo solía pensar en esa época que de alguna manera nuestros problemas se resolverían solos milagrosamente. Siendo optimista como soy, lo último que quería era enfrentar nuestro dilema financiero. ‘Si no lo pienso, simplemente desaparecerá’, era mi mantra.”
Leslie rió: “¿Acaso lees la mente? Es exactamente lo que yo hago.”
“Es mucho más fácil que enfrentar la verdad, ¿no es cierto?”, contesté. “Así que lo más difícil era contratar un contador con quien me reuniera dos veces al mes. Cada dos semanas, Betty nos echaba en la cara nuestros oscuros hechos financieros. Era como una madre que no deja a su hija levantarse de la mesa hasta que ha comido sus verduras. Betty no me dejaba irme de nuestra reunión hasta que cada factura y cada dólar (o falta de él) fuera analizado y diera cuenta de él. No era agradable. Temía cada reunión.”
“¿Hay un lado bueno en esta historia?”, Tracey bromeó conmigo.
Reí. “El lado bueno era saber dónde estábamos a nivel financiero. No fingía que todo iba bien o las cosas simplemente se resolverían. Sabía la verdad respecto a nuestro ingreso y gastos. Y una vez que supimos dónde estábamos, de manera realista pudimos averiguar a dónde queríamos ir y cómo llegar ahí.”
Continué. “Antes de Betty, la contadora, yo era como un avestruz que esconde la cabeza en la arena. No era diferente a llamar a un restaurante y preguntar: ‘¿Cómo llego a su restaurante?’, sin indicarles de dónde vengo. Si la hostess del restaurante no sabe dónde estás, entonces ¿cómo puede darte indicaciones hacia dónde quieres llegar?
”Así que, si quieres saber a dónde quieres ir a nivel financiero, debes saber exactamente en dónde estás hoy.”
Súper consejo
“Al reunirnos con Betty cada dos semanas, lo primero que Robert y yo comprendimos fue que no estábamos apartando nada para nuestro futuro. Cada centavo que ganábamos era para pagar nuestras cuentas lo mejor que podíamos. Así que nos comprometimos a pagarnos primero a nosotros y luego a nuestros acreedores. Me doy cuenta de que el término “pagarse a sí mismo primero” es casi cliché y significa cosas diferentes para personas distintas. Aquí está lo que significa para nosotros.
”Nuestro plan era simple. Por cada dólar que entrara a nuestro hogar, sin importar de dónde viniera, primero tomábamos 30%. Si entraban 100 dólares, tomábamos 30. Si era un dólar, tomábamos 30 centavos. Luego dividíamos el dinero en tres cuentas:
1. Cuenta para inversión (10%)
2. Cuenta de ahorros (10%)
3. Cuenta para caridad o diezmo (10%)
Después de tomar el 30%, entonces el dinero restante pagaba las cuentas. Pagarnos primero a nosotros significaba que 30% era para construir nuestro futuro financiero.
”La clave para este programa es que debes apegarte a él. No puedes decir ‘Me saltaré este mes, pero al siguiente guardaré doble.’ Las probabilidades indican que el mes siguiente no te pondrás al corriente. La parte más importante de este proceso es la disciplina o compromiso de apegarte a cada dólar que entre. No es tanto la cantidad que apartas cada mes, sino el hábito de hacerlo una y otra y otra vez con cada centavo que recibes. Una vez que has establecido el hábito, se vuelve automático.
”Puedes elegir diferentes porcentajes. Elegimos 30% porque sabíamos que significaba un esfuerzo para nosotros, dada nuestra situación financiera. Si eligen un porcentaje o cantidad más bajo, está bien. Les aconsejo que no se lo hagan demasiado fácil por dos razones.
”Primero, si hacen que los porcentajes sean demasiado ligeros, les tomará más tiempo ver resultados sustanciales. Segundo, si no ven buenos resultados rápidamente, pueden perder interés y descontinuar el hábito. Creo que debe haber algo de esfuerzo, de sacrificio, para que valga la pena. Sean creativas. Si lo hacen, se sorprenderán de lo rápido que crecen esas cuentas.
”Algo importante fue darnos cuenta de que ese 30% era nuestro futuro. Si no empezábamos a prepararnos para ese futuro financiero entonces, no lo tendríamos.”
Tracey preguntó: “Pero si estaban luchando por salir adelante, ¿cómo pagaban sus cuentas?”
Comencé riendo. “¡Es exactamente lo que preguntó nuestra contadora Betty! Nuestra conversación continuó de la manera siguiente: ‘Betty, lo que queremos hacer es tomar 30% de cualquier dinero que entre. Ese dinero se va a tres cuentas bancarias que sólo podemos tocar para inversiones y obras de caridad. La cuenta de ahorros es sólo para emergencias extremas.’
”Betty dijo: ‘¡No pueden hacer eso! Tienen cuentas por pagar. ¿Cómo van a pagarlas?’
”Dije: “Pagaremos algo a cada acreedor cada mes. A veces puede que paguemos menos de lo que pidieron. Si es necesario, les llamaré por teléfono y les explicaré que garantizamos pagar el 100%, pero quizá tengamos que extender el plazo.’
”Betty dijo: ‘Tengo una idea mucho mejor. ¿Por qué no pagamos sus deudas por completo y luego apartamos todo lo que reste?’
”Dije: ‘Es lo que todo mundo dice que hará. El problema es que nunca queda nada. Apeguémonos a este plan y yo manejaré a los acreedores.’ Betty gruñó.” “¿Y sus acreedores no acechaban de día y de noche?”, preguntó Leslie.
“Es una pregunta válida”, contesté. “Definitivamente no les recomiendo que no paguen sus cuentas. La tasa de bancarrotas en Estados Unidos está fuera de control y, en muchos casos, las personas simplemente quieren evadir sus cuentas y responsabilidades financieras. Yo no apoyo eso en lo absoluto. Nos aseguramos de que todas nuestras cuentas quedaran pagadas por completo y estuvimos en constante comunicación con nuestros acreedores para asegurarnos de que entendían que se les iba a pagar por completo.
”El punto principal es que hay más de una forma de lidiar con los problemas financieros. Deben ser creativas. Vean todas sus opciones. Creen opciones. Pregúntense: ‘Si entrara en este programa de págate a ti primero, ¿cómo podría hacerlo? ¿Qué necesito hacer diferente?’ De nuevo, no era simplemente ahorrar un poco de dinero extra, sino construir nuestro futuro financiero. Y les diré que el dinero creció en esas cuentas más rápido de lo que imaginamos.” “Explica de nuevo para qué eran esas cuentas”, preguntó Leslie. Dibujé tres cajas en un pedazo de papel:
“Primero, necesitábamos invertir, así que abrimos una cuenta para inversión. Segundo, creíamos fielmente en la idea de que debes dar para recibir así que abrimos una cuenta para caridad y diezmo. Tercero, abrimos una cuenta de ahorros generales como colchón para emergencias reales u oportunidades especiales.”
“El concepto de ‘pagarse a sí mismo’ no es consentirte con un nuevo par de zapatos o derrochar en un viaje a Tahití. Se trata de cuidarte a nivel financiero para el futuro”, dijo Leslie de manera reflexiva.
“Exactamente”, reconocí. “Y traes a cuento un punto excelente porque la gente a menudo se confunde al respecto y gasta el dinero por el que ha trabajado tan duro en ‘lujos’ para ella… y vuelve a terminar en cero. De hecho, el enganche de 5 000 dólares para mi primera propiedad de alquiler (la casita de dos recámaras y un baño) fue el primer dinero que salió de nuestra cuenta para inversión.”
”Es un poco difícil apartar 30% y vivir sólo con 70% de lo que gano”, lamentó Leslie.
“Imagino que, si fuera pan comido, todo el mundo lo haría”, contesté. “Sé creativa. Piensa aproximadamente cuánto dinero en total entró a tu casa el año pasado. ¿Entiendes?”
“Entiendo”, contestó Leslie.
”Ahora toma 30% de esa cifra e imagina cuánto más habría en tus cuentas bancarias hoy si hubieras empezado ese ejercicio hace un año.” Leslie estaba sonriendo ante la idea.
“Así que piensa en lo que tendrás y no en lo que te habrías sacrificado”, sugerí.
Leslie parecía confundida: “¿Sacrificar?”, preguntó.
“Sí”, sonreí. “Sacrificar. Como una forma de hacer las cosas y que probablemente has hecho siempre sin darte cuenta de ello y te impide avanzar.” “Entiendo”, sonrió.
“¿Siguen practicando ese hábito hoy en día? ¿Siguen apartando 30% del total?", preguntó Tracey.
“Lo hacemos, aunque ahora los porcentajes son mucho mayores a 30%. La única diferencia es que la prioridad número uno en la que gastamos nuestros ahorros son nuestras inversiones.”
Las tres seguimos hablando. Todas disfrutamos al máximo la elección de “restaurante” de Leslie, sin mencionar su deliciosa comida y bebida. Saboreamos hasta la última migaja. Estábamos relajadas viendo toda la actividad en el parque cuando el teléfono celular de Leslie sonó…Ejercicio:
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mujer millonaria
Historische RomaneElla es la espoza de Robert Toru Kiyosaki, se lo recomiendo si estan empezando a conseguir tu libertad financiera 🤧 y a ser mas seguro de tus habilidades