cap XXII

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Cena con las chicas: una celebración
Desde que nace hasta los 18 años, una chica necesita buenos padres. Desde los 18 hasta los 35, necesita buena apariencia. Desde los 35 hasta los 55, necesita una buena personalidad. Y a partir de los 55, necesita tener buen dinero.
Sophie Tucker
“Creo que elevaste el estándar”, comentó Tracey.
Yo sólo sonreí.
“Está bien. Digamos que se acabó el día… o los dos días”, anuncié.
Todas estábamos listas para una agradable cena de placer.
Nos cambiamos, subimos a mi auto y recorrimos, no a todo motor, una distancia corta para llegar a un maravilloso restaurante italiano conocido por su pasta hecha en casa y sus frescos calamares. El valet estacionó el auto y el anfitrión nos saludó mientras entrábamos: “Su mesa está lista. ¡Disfrútenlo!” “¡Lo haremos!”, le aseguró Leslie.
El mesero se acercó a nosotras y preguntó: “¿Puedo ofrecerles algo de tomar?”
Pat, la organizadora, habló. “Supongo que un poco de champaña es lo adecuado.”
Nos pareció una buena idea al resto.
Pat hizo los honores y el mesero se fue para cumplir la orden.
“Éstos han sido dos días que han cambiado mi vida”, reconoció Leslie.
“Mi mente sigue dando vueltas con todo lo que he aprendido de todas ustedes. Gracias.”
Todas tomamos turnos en la mesa y compartimos lo que habían significado para cada una los últimos dos días juntas y lo que íbamos a cambiar como resultado.
¡Brindemos por una vida maravillosa! Un brindis por la salud, por la felicidad… ¡y por el flujo de dinero más allá de nuestros sueños más locos!
Tracey terminó diciendo: “Mi vida nunca volverá a ser la misma. Sabía antes de llegar que con todos los cambios en mi compañía, así como las dificultades financieras para avanzar, si no modificaba lo que estaba haciendo iba a obtener exactamente lo que ya tenía… o algo peor. Por primera vez en años, siento que vuelvo a controlar mi vida.”
En ese momento nuestro mesero apareció con la elección de Pat y cuatro copas para champaña. Procedió a servirla.
“¡Tengo un brindis!”, anunció Leslie.
Todas levantamos nuestras copas.
“Felicidades a todas. El apoyo y el ánimo de cada una me sorprende. Está claro que deseamos que cada una logre sus metas financieras. Y siento que si no logro mis metas, personalmente estaré decepcionando a cada una de ustedes. Eso por sí solo me motiva para seguir adelante. Estoy tan agradecida de ser parte de este grupo. ¡Por nosotras!”
“¡Por nosotras!”, coreamos todas.
“¡Por nosotras… y nuestra independencia financiera!”, agregó Tracey. Volvimos a brindar.
Un cambio de mentalidad
Pat habló. “Esta mañana me desperté pensando en nuestro almuerzo juntas en Honolulu hace veinte años. Todas teníamos una mentalidad hasta cierto punto similar y perseguíamos nuestras metas profesionales. Es fascinante ver las diferentes direcciones que hemos tomado desde entonces. Pero ahora estamos aquí veinte años después, cada una en caminos de mentalidad similares, aunque esta vez persiguiendo nuestras metas de inversión.”
“Y ése es un gran cambio para mí”, respondió Leslie. “Darme cuenta de que yo, artista desde que pude sostener un lápiz de color, pasé dos días completos de estudio y pláticas sobre dinero, inversiones y mi propio plan para ser independiente a nivel financiero… Simplemente me asombra. Nunca había soñado con emprender algo así. Siempre pensé que las finanzas y las inversiones estaban por encima de mí, pero ahora me doy cuenta de que puedo hacerlo… ¡y estoy emocionada al respecto!”
Tracey se unió. “Nunca reconocí que el miedo que sentía de que mi marido perdiera su empleo o de que me despidieran era porque permití que otros controlaran mi vida. Esperaba que mi jefe me dijera cómo serían mis siguientes diez años. Me voy a casa sin miedo a eso… nunca más. Lo que me da risa es que espero que me despidan porque estoy segura de que tendría algún tipo de gratificación que emplearía para mi nuevo negocio. Ahora, ¡ése es un cambio de mentalidad!”
“¡Diste en el clavo, Tracey!”, contesté. “Se trata de un cambio de mentalidad. Cambiar la forma en que piensas. Ya no ves tu empleo ni tu sueldo como tu sostén de vida, ¿verdad?”
“Para nada”, respondió. “Toda mi vida pensé que sólo había una forma de hacer dinero y era a través del sueldo del trabajo. Y podía ganar tanto como alguien estuviera dispuesto a pagarme, lo cual es una cantidad limitada. Ahora mi mente ha cambiado y pienso que la cantidad de dinero que puedo ganar es ilimitada. Ese pensamiento por sí solo ha hecho que estos últimos dos días sean invaluables”.
Leslie dijo: “Hasta que empezamos todas estas conversaciones pensaba que la única forma en que podría ganar más dinero era con un empleo adicional. Yo también pensaba que el sueldo era el rey. Me agota pensar en un segundo o tercer empleo. Ahora veo mi empleo actual como una simple herramienta para ayudarme a lograr mi meta: alcanzar la libertad financiera. Abordaré mi trabajo en la galería de arte desde un punto de vista distinto. Abordaré muchas cosas desde otra perspectiva, porque mucho de mi tiempo se iba en preocuparme por las cuentas y ser capaz de hacer las cosas que deseo. Por primera vez puedo ver la luz al final del túnel. No debo volver a preocuparme al respecto. ¡Simplemente debo actuar!”
El cambio empieza conmigo
“Es gracioso cómo las cosas cambian a tu alrededor cuando tú cambias”, comenté.
“Eso es muy cierto”, Leslie estuvo de acuerdo. “Veo mi empleo de manera distinta. Veo a mi jefe de manera distinta. Incluso veo mis cuentas de manera distinta. Pero mi empleo, mi jefe y mis cuentas no han cambiado en lo absoluto. ¡Yo cambié! Me pregunto si veré a mi ex marido de manera distinta. Los milagros pueden suceder.”
Pat rió: “Sé a qué te refieres. Yo llegué aquí esperando que mi marido cambiara, pero no es él quien debe cambiar, soy yo. He pasado de pensar que no puedo hacer esto sin él a saber que soy yo quien debe dar esos primeros pasos. Mi intención todavía es que al final él se me una, pero depende de mí que esto suceda. Es como quitarme un enorme peso de encima.”
Agregué: “Quién sabe, puede ser que incluso encuentres algunos cambios sorprendentes en él cuando regreses con tu cambio de mentalidad.” Pat sonrió ante la idea.
“Como parece que soy la organizadora del grupo”, señaló Pat, “tengo una propuesta. Hemos hablado sobre mantener el impulso que ha tenido lugar estos dos días. Pienso que eso es muy importante.”
“Apuesto a que vas a sugerir lo que estoy pensando”, dijo Leslie.
“Propongo que durante los próximos seis meses tengamos una llamada de una hora, una vez al mes, con las cuatro”, recomendó Pat. “Como Tracey, Leslie y yo apenas estamos empezando, sé que nos sería realmente útil. Y si Kim estuviera dispuesta a ofrecer su experiencia, entonces pienso que tendríamos algunas discusiones maravillosas, así como mayor éxito. ¿Qué opinan?”
Las cuatro estuvimos de acuerdo. Pat se aseguró, en ese momento, de que eligiéramos un día y una hora para la primera llamada.
Justo entonces apareció el mesero. “La dueña notó que las cuatro obviamente están celebrando algo muy importante esta noche, de modo que les ha enviado cuatro copas de champaña con sus felicitaciones. Les manda decir:
‘Felicidades.’”
Con alegría, agradecimos al mesero y a la dueña.
Esta vez, Tracey se puso de pie y anunció: “Un brindis. Gracias a todas ustedes, por primera vez en mucho tiempo siento que tengo el control de mi vida. ¡Brindemos por una vida maravillosa! Un brindis por la salud, por la felicidad… ¡y por un flujo de dinero más allá de nuestros sueños más locos! “¡Salud!”
Fin.
P.D. De regreso en mi casa, Pat revisó los mensajes en su celular. Había un correo de voz de Janice. Exclamó: “¡En qué estaba pensando! ¿Acaso estaba loca? El tipo no estaba buscando una relación, ¡buscaba un paseo gratis! ¡Vaya perdedor! No puedo creer que no me haya dado cuenta. ¡Ni siquiera era tan guapo! Apuesto a que todas tuvieron dos días maravillosos juntas. Desearía haber estado ahí. Estoy realmente enojada conmigo porque desperdicié mi tiempo con ese tipo pensando que era mi futuro cuando pude haber estado con ustedes cuatro creando mi futuro.”

mujer millonariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora