No existe el olvido

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Otro suspiro de fastidio no pudo evitar dar, sus compañeros de batalla, su hermano y Saori se encontraban desayunando animadamente contandose alguna que otra anegdota de lo que hicieron el mes pasado.

Hyoga contaba como fue esos dias pasarla en Siberia visitando a Fler y su hermana Hilda; Shiryu no era de contar sus cosas personales con esa muchacha Shunrey, pero si hablo mucho de su entrenamiento con Dohko, adoptando ahora su verdadera forma, y no la de un viejo; Shun comentaba los paseos que había tenido con su antigua compañera Jun, y como a veces la ayudaba en su trabajo, ahora que en la isla Andromeda ya no vivia nadie, ella habia decidido quedarse en Japon; Seiya  no dejaba de alardear como era el entrenamiento junto con Aioria y Aldebaran para ser mas fuerte; Saori solo escuchaba atenta preguntando solo lo necesario. En cambio el Fenix solo escuchaba sin prestar mucha atencion, alejado de ellos, mirando atentamente frente a la ventana, sus ojos perdidos en la lluvia que caia por toda la ciudad, meciendo con sutileza las copas de los arboles.

-hermano, no vas a comer?- ante el llamado, el joven se volteo apenas para verlos

-hey Ikki, porque no te sientas y nos cuentas que has hecho- propuso el pegaso sonriendo

-no tengo nada que contarles- dijo mostrando un poco de molestia

-vamos, no seas aguafiestas, debiste ir de un lado a otro, o ligar con una linda chica, lo que sea, estamos en confianza- trato Seiya de que su amigo se anime a compartir con ellos, pero eso ya molesto al joven peliazul, descruzando sus brazos y mirando al joven de playera roja con sumo odio, inclusive estaba elevando su cosmo sin darse cuenta, alterando asi a todos los ahi presentes.

-oye no te pongas así, no quise molestarte, solo quise...- pero fue abruptamente interrumpido

-callate! agradezcan que al menos cumplo con su estupida promesa de reunirnos una semana entera, cada dos meses-

-tranquilo Ikki, seguro Seiya no dijo eso para molestarte- comento enseguida Hyuga -solo que no sabe cuando cerrar la boca- 

-hey!, mejor ni me defiendas- 

-tsk, olvidenlo- 

Se alejó de la habitación escuchando a su hermano incluso a Saori para que se quede, pero él no escuchó a nadie y salio de la mansión dando un fuerte portazo. 

Una vez afuera, respiro lentamente llenando sus pulmones de aquel aroma a lluvia, a tierra mojada, el viento soplando arrastrando consigo el aroma sutil de aquel hermoso jardín lleno de flores. Camino lentamente admirando el paisaje, como cada gota acariciaba los pétalos con una gracia y sutileza única, su vista se paso al cielo nublado de tonos grises, cerró los ojos dejando que cada partícula de agua apacigüe su ser, calmando su alma, recordando a la bella joven de ojos verdes, siempre piensa en ella, pero últimamente se encontraba mas inquieto de lo normal, como si estuviera esperando algo, un presentimiento, algo realmente peligroso, dejo de pensar y se concentró en la imagen de Esmeralda, recordando su mirada, su sonrisa, su voz tan angelical... 

 

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Amarte por mil años masDonde viven las historias. Descúbrelo ahora