Ya no mas en la sombra de la Muerte

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Esmeralda, 18 años, vive actualmente en la ciudad de Tokio, Japón, trabaja en un café bastante popular, desde que empezó a trabajar la clientela aumentó, siempre se lo recuerda la dueña del lugar, Alyssa, dice que su aura tan sencilla y delicada atrae a los clientes venir más seguido. La rubia ha recibido en estos años muchos pretendientes, pero ella fiel a su amor a Ikki les daba una negativa de forma muy amable y educada, eso la hacia aun mas increible. 



Pero sin lugar a dudas, su primo fue diferente, él insistió tanto, llegando al acoso constante en su vida. El tiempo seguía avanzando y ella se daba cuenta que Kay tenía una horrible obsesión con ella, la controlaba en el mas mínimo detalle, poniendose violento con ella.

Hasta que un dia armada de valor, lo enfrento y le tendió una trampa, le estuvo creyendo por casi dos años, pero ya no mas, ella haría algo parecido a lo que el planeo para salir de la Isla, y no hacia falta ninguna técnica especial. Con ayuda de unos vecinos, que se había ganado el cariño de ellos y de ver como ese hombre la trataba, pudo deshacerse de Kay; había tratado muchas veces de acudir a la justicia pero siempre se salia con la suya, engañando a todos con una cara de buen chico y una perfecta amabilidad, haciéndola quedar que estaba loca.

Ese dia el plan se había puesto en marcha, Esmeralda tenia sus cosas empacadas, sabia que Kay vendría a verla, lo hacía todos los fines de semana, cuando estaba libre del trabajo, una vez que llego, la furia del joven, él  trato de hacerle entrar en razón para que se quede, incluso a lo último por la fuerza, donde trató de someterla, pero Esmeralda estaba preparada para eso, una de las vecinas le consiguió un gas pimienta y no dudo en usarlo al rostro de su atacante.

-maldita, como te atrevez, después de todo lo que hice por ti-

-lo unico que has echo es manipularme y mentirme, estoy cansada de ti, yo misma ire a buscar a Ikki, sin tu ayuda- agarro su maleta y salio rumbo al taxi que la esperaba afuera; Kay molesto trato de lavarse enseguida el rostro, y como pudo fue a su auto persiguiendo a su prima.

La rubia estaba hablando por teléfono con una joven que espera en el aeropuerto detrás de una columna donde dan las escaleras mecánicas del nivel superior, ella estaba lista vestida igual que Esmeralda, una peluca dorada y lentes de contacto verdes.

Kay controlado por la ira, conduce el auto de manera desesperada sin importarle que le lleguen las multas, pero tendría a su prima en sus manos, ya no le importa si es a la fuerza, la obligaría a vivir con él, a amarlo, asi tuviera que encerrarla para siempre. No dejaría que ese maldito caballero del Fénix se la lleve.

La chica bajo del taxi con toda prisa, notando que cierta distancia veía el auto de su primo, ya era hora, el plan que tanto se practico con ayuda de su amiga incluso de un familiar de aquella joven que trabaja en el aeropuerto alteraría las cámaras para desaparecer.

Entro al edificio, buscando las escaleras mecánicas, miro atrás por las dudas, y el auto de Kay ya estaba estacionando en la puerta, bajando con el rostro de puro odio, decidida sin ser presa del miedo, corrió entre los pasillos, con los ojos de su primo clavados en la espalda de ella.

-por favor, que esto funcione-

Ahi estaban las escaleras, subio y noto que su primo estaba persiguiendo, se adelanto y siguio su curso y ahi la vio, detras de esa columna estaba su doble esperándola. Corrió hacia aquel lugar.

-Adalia, rapido ahi viene-

-no te preocupes amiga, mírame, soy tu doble exacto, quédate aquí, y ponte esto rápido- enseguida Esmeralda fue cubierta por un largo abrigo bastante costoso, de color blanco, se ato el cabello en un rodete sencillo y rápido mientras la joven cubría su cuello con una pañoleta de seda a juego con el abrigo, un sombrero de ala ancha y gafas oscuras.

Amarte por mil años masDonde viven las historias. Descúbrelo ahora