Capitulo VIII : Contrato

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Abrió los ojos debido al impacto de los rayos solares contra su rostro.

Se sentó en su cama lentamente, se masajeó las sienes para disipar el ligero dolor de cabeza que tenía.

Muy en contra de su voluntad, tenía que empezar su día y hacer sus que deberes de palacio y tener la mala suerte de tener que cruzar una que otra palabra con ese charlatán.

Se puso de pie, y caminó lentamente a donde tenía su túnica diaria, se la puso y salió de su habitación para ir al comedor.

Aún nadie estaba comiendo, supuso que se había levantado demasiado temprano. El siervo que estaba ahí le fué a buscar de inmediato frutas y granos para su desayuno. Él como de costumbre, le agradeció y el sirviente después de darle una reverencia se fué.

Después de comer pensó en varias cosas, se preguntaba el porqué diablos ese consejero tiene esa actitud tan...extraña.

Se quedó sumido en sus pensamientos hasta que oyó pasos acercarse al comedor. Volteo a mirar quienes eran.

Sonrió.

—¡Buenos días Neji-Niisan! —saludaron las princesas

—Buenos Di...—su sonrisa y buen ánimo desaparecieron al ver a aquel hombre caminando detrás de ellas —Días, Hinata-Sama, Hanabi-Sama

Hinata no entendía el porqué de ese cambio de ánimo tan brusco.

—Buenos días, Heredero Neji.

—Buenos días, Lord Hitoshi —saludó neutral

Las herederas legítimas solo atinaron a saludar con un ademán de manos.

—Buenos días Princesa Hinata

"¿Y toda via tiene el descaro de llamarla princesa?" Pensó el castaño con repudio.

—Buenos días, Gran consejero —saludó de vuelta la peliazul.

Neji observó a su prima, su rostro. A pesar de que su voz trasmitía amabilidad, su rostro y lenguaje corporal reflejaba incomodidad.

Tenía que hablarle sobre la conversación que tuvo con ese viejo, pero no lo haría en frente de él lógicamente.

—Hinata-Sama, ¿podría usted....

—Joven Neji, porfavor hágame el favor de acompañarme —fue interrumpido —por lo que veo ya tomó desayuno, así que creo no importunarle mucho.

—Para nada —ironizó para luego seguir al consejero.

Hinata por su parte, se preguntaba el porqué Neji actuaba de esa manera tan descortés y molesta. Sabía la rabia que sintió su primo el día anterior, pero intuía que era algo más.

Neji y Hitoshi denuevo se encontraban en el salón del consejo. Se sentaron en una mesa apartada frente a frente.

—¿Ahora que es lo que quiere? —siguió con su actitud hostil

—Cuidado con tu boca muchacho si no la quieres perder antes de mañana

—No me molestaría honestamente

—Basta, Neji, hoy usted va a firmar  el contrato.

—¿Y para que quiere que firme un contrato?

—Tiene que firmar el contrato del heredero. Es una tradición que el heredero se comprometa por medio de un contrato.
¿Acaso usted no sabe que eso es ley?

—Claro que lo se, pero viniendo de usted. Supongo que algo más lleva este contrato, habrá agregado algo más —supuso en voz alta

—Oh, lo conozco, joven Neji. Este contrato nos va a dar la garantía de que usted va a a gobernar por un buen tiempo

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