S E I S

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Hacía mucho frío, Jimin se encontraba sentado en aquella enorme biblioteca, con un grueso libro en las manos. Tenía puesto un pantalón y una camisa de tela, un suéter blanco y un par de calcetines. Las manos le dolían por lo heladas que las tenía y ya no sabía de qué manera conseguir mantenerse caliente. Parecía que la temperatura disminuía a cada segundo, y por un segundo se arrepintió de haber bajado. La biblioteca s0e había vuelto su lugar favorito, solía pasar mucho tiempo allí.

Últimamente su cabeza estaba bastante inquieta, y era extraño porque no estaba acostumbrado a pasar tanto tiempo con una persona, y que esa persona plantara tantas dudas, y cuestionara a cada segundo las ideas que ya se encontraban bien formada en su cabeza. Era simplemente algo raro. Sumándole esos extraños cambios de actitud que solía tener el chico de ojos violetas. Jimin se preguntaba muchas cosas, se preguntaba quién era realmente Jungkook, si tenía familia, su edad, su origen, se preguntaba por qué se encontraba solo en ese enorme castillo. Pero sobre todo Jimin se cuestionaba por qué en ningún momento pasó por su cabeza la idea de irse. Porque se estaba acostumbrando a la presencia del muchacho, a escucharlo tocar el piano por las noches, a la comida que cada día sabía mejor, a su voz hablándole de temas tan complicados que él mismo tenía que esperar unos minutos después de que terminara su monólogo sobre el existencialismo, la belleza, la muerte, o cualquier otro tema, para reflexionar sobre ello y poner en orden sus ideas.

Jimin se preguntaba si es que ya se estaba acostumbrando a tener a Jungkook a su lado a pesar de solo saber su nombre. Porque el chico se había negado a hablar sobre sí mismo, a pesar de que se la pasaba cuestionándolo todo el tiempo. Jimin a veces se sentía más triste que de costumbre, porque pensaba que Jungkook simplemente no le tenía confianza.

Una vez más el chico había salido a algún lugar extraño, dejándolo solo en ese enorme castillo. Jungkook no le había prohibido irse, o limitarse de algún espacio, así que solía recorrer aquello enormes pasillos, salía al jardín de vez en cuando y en ocasiones le gustaba sentarse en las escaleras para observar la enorme ventana que se encontraba delante. Sin embargo, su lugar favorito era sin duda la biblioteca.

Una vez más, como era costumbre, Jungkook había salido, Jimin creyó que pronto regresaría como era lo habitual, así que después de un rato de estar en su habitación había salido a buscarlo. Ahora estaba leyendo, pero su cabeza no dejaba de pensar en que quería saber a dónde iba el chico. Le intrigaba demasiado.

—No creí que fueras alguien muy devoto. —se sorprendió y pegó un pequeño salto al escuchar su voz. Sintió la mano del chico en su hombro. Jungkook le sonrió cuando este se giró a verlo.

—En realidad no lo soy, pero tenía curiosidad.

Jimin dejo el libro en la mesa.

—¿La biblia?, tienes gustos un poco peculiares. —habló Jungkook sentándose en frente a él.

—Me dejaste intrigado con la historia del ángel. Así que decidí investigar por mi cuenta, aunque no he encontrado mucho. —hizo una mueca. Había pasado mucho tiempo buscando información y no había encontrado casi nada.

—Es porque estás buscando en el libro equivocado. La biblia contiene solo los fragmentos que son aprobados por la iglesia. Muchos de los escritos están prohibidos, así que no los encontraras ahí. -explicó el muchacho mirando Jimin- Lo que estás buscando es el libro de Enoc, el primer capítulo para ser exactos, el de los vigilantes.

—Espera un segundo, esos libros, ¿están prohibidos? —preguntó, tenía mucha curiosidad por alguna extraña razón.

—Por decirlo de alguna manera sí, son los textos apócrifos, cuatro de ellos fueron los originales, los primeros. Jesús aún no había muerto cuando fueron escritos. El evangelio de Judas, María Magdalena, Tomas, Pedro y por último el libro de Enoc.

ULTRAVIOLETA- KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora